La hora del nacionalismo patriótico
La crisis que sacude al mundo es global y planetaria.
La Europa de la post guerra mundial, la del Plan Marschal y del estado del bienestar ha llegado tal vez a su peor nivel de agotamiento.
La Europa de los 27, a pesar de su extraordinario proceso de integración que hizo de ella una gran potencia, ahora, en tiempos de globalización se ve forzada a someter a sus pueblos y países – Grecia, Portugal- a “procesos de ajuste” muy parecidos a los paquetes “neo-liberales” del pasado reciente.
En este contexto de crisis generalizada, los “Bloques Regionales” del poder: ideológico, militar, tecnológico y cultural, están a la búsqueda de”soluciones integrales” para relanzar sus maltrechas economías en unos casos y garantizar el desarrollo y la expansión de sus Proyectos en otros.
Europa y Estados Unidos por una parte; los países llamados emergentes como China, la Federación Rusa, India, Sudáfrica y Brasil por otra, están en franca ofensiva en busca del control de las fuentes de energía limpia y barata y de los productos alimenticios mínimos sin lastimar a “la madre naturaleza” en proceso de destrucción.
Bolivia; llamada por historia, geografía y destino a transformarse en síntesis geografica, social, democrática y cultural de un Continente privilegiado, es en esta coyuntura, uno de los centros mundiales de interés por sus riquezas y recursos naturales inexplotados y la fertilidad de sus tierras para el cultivo intensivo de alimentos.
Pulmón ecológico del planeta con sus selvas amazónicas, granero del mundo por la fertilidad de sus tierras, cantera de recursos naturales y de abundancia de agua dulce en el cauce de sus ríos y de sus acuíferos subterráneos.
Eso y tal vez mucho más es ahora Sudamérica, el Continente de la Esperanza y al centro está Bolivia cumpliendo, como nunca antes, la función histórica de “corazón” concentrador de fortalezas que no tienen otros para impulsar desde “el medio campo” como se diría en fútbol, el desarrollo y progreso de esta parte del mundo.
Sin embargo, esta visión puede ser derrotada en los hechos por la ausencia de unidad social y política; por la dispersión regional y cultural y esta especie de “guerra civil no declarada” entre pobres de un país multimillonario en recursos que acechan los centros del poder mundial.
Por eso al parecer ha llegado a Bolivia la hora del nacionalismo patriótico; con la fortaleza acumulada en cien años de lucha continuada desde la proclama del Memorando del 1904, para defender el Litio de las entrañas del Salar, el uranio de los reservorios fronterizos con Brasil, el hierro y manganeso de Mutún y Puerto Suárez y otras canteras tal vez invisibles por el momento.
Recoger la fuerza ideológica del nacionalismo revolucionario que proclamaron en su momento Montenegro, Céspedes y otros inspirados en el igualitarismo socialista de Andrés Ibáñez y el socialismo democrático, cultural, autonómico y patriótico de nuestros días
Bolivia esta viviendo la batalla política más importante de este siglo.