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Un Estado Social en las calles

Susana Seleme Antelo

“El que no conoce la verdad es simplemente un ignorante. Pero el que la conoce y la llama mentira, es un criminal.» Bertold Brecht

El último invento teórico de Álvaro García Linera “¿Creen que vamos a rifar la repostulación de Evo por un apego abstracto a la norma”?  lo define como un violador de la Constitución Política el Estado (CPE) y como un demoledor de la institucionalidad democrática. Además, lo desnuda como el Jacobino que dice ser, militante del “despotismo de la libertad” en la que se amparó Robespierre para entronizar su “Reinado del Terror”.  Y también lo califica como criminal, pues conociendo la verdad, la transforma en mentira.

¡Tres páginas de entrevista en un medio local, han valido oro! Ya nadie, ni el más tontuelo, dudará que estamos ante un elemento tóxico para la democracia: ¡le importa un bledo la voluntad soberana que dijo NO a la re-re-re- de Evo Morales!

Lo que queda más claro que las formas del agua, es que nunca fueron demócratas. Y como por arte de magia, al cabo de 12 años el régimen se da cuenta que la clase media había existido solo porque “está en su contra”.

¿Sabrán que esa clase media ha sustentado y sustenta al Estado porque paga impuestos varios, y que mientras más instruida sea, será también más consciente de sus derechos? La ‘ningunearon’ sin piedad porque el oficialismo, más ciego que miope, no sabía –o no quería saber- que “lo concreto es concreto porque es síntesis de múltiples determinaciones, unidad de lo diverso” como bien dijo Marx. García Linera, que se declara además de jacobino, marxista y socialista, ¿habrá leído finalmente ‘El método de la Economía Política, donde está escrita esa frase no superada hasta hoy?

No importa desde qué punto de vista teórico se examine la clase media, porque hay varios, pero ella es hoy en Bolivia un ‘estado social’ en las calles. Se ha dotado de una calidad de ciudadanía social que el régimen nunca sospechó. Esa clase media tiene una militante participación cívica, desde plataformas y colectivos ciudadanos.

Son millennials, otros más adultos, generación Z, informados, apegados a la tecnología, instruidos que quieren un mejor presente y futuro para ellos y sus hijos. ¡Y no son vendepatrias, ni imperialistas, ni de ultra derecha, ni de las cofradías corporativistas! Si defienden valores como el trabajo digno, el progreso y la honestidad. Por eso rechazan sin medias tintas la corrupción que socava la institucionalidad de la democracia, el Derecho y las normas jurídicas que el vice, con minúscula, hoy tira por la borda.

La participación de esta clase media es eminentemente política no partidaria, y quiere que esa la mayoría de ciudadanos tenga mayor responsabilidad en el gobierno de los intereses colectivos, en la gobernanza, la transparencia y rendición de cuentas que el régimen niega.

Morales, García Linera y sus conmilitones accedieron al poder porque hubo ingenuos que votaron por ellos, sin darse cuenta que se estaba incubando “El huevo de la serpiente”. Como la película de Ingmar Bergman, en la Alemania del siglo pasado con el nazismo. Aquí, a inicios del XXI, se incubaba la intolerancia, la decadencia y el retroceso, bajo el manto de la falacia ‘originario-indígena-campesino’ –en los hechos los cocaleros y afines- y la defensa de la Pachamama. Paralelamente, se hacía ostentación del desprecio, matizado de odio y racismo, por el mestizo y por la clase media.

Sería bueno que el vice y sus correligionarios vieran la imagen del 21 F de 2018, donde no solo se vio a mestizos y blancos, sino también a cobrizos, y a los que el entrevistado llama la ‘clase subalterna’. Vimos mujeres con mandiles que vendían refrescos, frutas o comida -la ‘clase subalterna’-  interpelando a la policía. Y también vimos a hombres humildes de la misma clase, defender la legalidad y legitimidad de su voto. Campesinos e indígenas ya urbanos dieron cara por el cumplimiento de la norma: el artículo 168 de Constitución y del mandato obligatorio y vinculante del 21F de 2016.  Es decir, la legalidad y la legitimidad del voto soberano.

¡Y que despectivo y arrogante este vice! Llama ‘subalternos’ a la sociedad viva, a la sociedad que hace de la democracia una condición social que la coloca en situación de participar en el gobierno de la comunidad, en libertad e igualdad.

Habrá, que decirle al vice que la ‘abstracción’, en vista de que hay normas que no son abstractas, no constituye un carácter constante de la norma jurídica. Por lo tanto, priman la CPE y el Referéndum sobre cualquier intento de prostitución o interpretación.

Si el vice fuera marxista de verdad, y no de pacotilla, sabría que la dialéctica materialista habla del movimiento permanente, y que la tercera ley de la dialéctica, la ley de la negación de la negación, consiste en que “lo nuevo de ahora será lo viejo de mañana”.  Tras 12 años, ¡ustedes, los del MAS ya son lo viejo!

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