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Pautas para un nuevo liderazgo cruceño

Por: Darío Monasterio Suárez

Se ha escuchado mucho últimamente sobre la crisis del liderazgo cruceño: nuestra élite política no gravita en la administración del Estado y «localmente» (departamento, municipios y territorios indígenas) se nos ha quitado la poca autonomía que en algún momento conseguimos con la elección de nuestras autoridades y que luego el gobierno central se encargó de revertir. La élite cruceña, que no solo es económica o empresarial como muchos piensan, pareciera haber renunciado a la lucha que lideró hasta hace unos años en busca de valores considerados como un bien común por todos: la autonomía departamental. Valor universal que representaba la oportunidad de que el liderazgo cruceño a través de esta propuesta, se replique en todo el país. Situación que hasta ahora no se dio.

¿Cómo promover un nuevo liderazgo desde Santa Cruz para Bolivia y el mundo? Propongo algunas pautas que tendríamos que tomar en cuenta, basándome en algunos resultados de la Encuesta de Percepción Ciudadana realizada en Santa Cruz por encargo de la Fundación Boliviana para la Democracia Multipartidaria, publicados en mayo de este año.

La gente ve como un gran desafío social el que se formen nuevos líderes desde la sociedad civil y desde los partidos políticos, principalmente. Valorarían líderes sin dogmas ideológicos de derecha o de izquierda, ya que la tendencia del electorado de Santa Cruz en los últimos 30 años ha ido de la polarización (derecha vs. izquierda) a la auto identificación con el centro (60%). Estos nuevos líderes cruceños deben satisfacer las principales demandas de la gente: salud y educación; seguridad ciudadana; empleo; medio ambiente; y valga la redundancia, ¡la aparición de nuevos líderes políticos!

En lo económico, el ciudadano valora entre los principales resultados del modelo de desarrollo cruceño, la diversificación productiva y la tecnología. Es de esperar que nuevos líderes fomenten políticas educativas, que es la mejor forma de crear tecnología, y la competitividad de la economía. Sugiero pensar no solo en Santa Cruz sino en liderar procesos similares en otros departamentos o regiones, ya sea a través de organizaciones privadas y/o públicas. En la otra cara de la moneda, las fallas percibidas del modelo cruceño son la falta de seguridad social y la distribución desigual de la riqueza: funciones históricamente competentes al gobierno central. Ante el incumplimiento del Estado, los gobiernos “locales” deben asumir esas y otras funciones, auto gestionando competencias y sus recursos correspondientes. Debemos continuar exigiendo, como históricamente lo hemos hecho desde Andrés Ibáñez: mayor autonomía de gestión ó federalismo.

En lo político, el ciudadano cruceño se siente más amenazado por el poder central que por el poder local, por lo que esperamos contar con líderes amantes de la libertad en todos los ámbitos y que luchen inquebrantablemente por la democracia y contra el autoritarismo en el que estamos viviendo.

Para finalizar, la gente espera que los que deban guiarnos como pueblo sean “cambas tradicionales” o indígenas del oriente, lo que no significa que otros ciudadanos, desde Santa Cruz, puedan asumir posiciones de liderazgo no solo para beneficio de los cruceños, sino también para Bolivia y el mundo. El desafío está planteado.

25 de agosto de 2012

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