ArtículosIniciosemana del 11 de FEBRERO al 17 de FEBREROWalter Reynaga

¿LÍOS INTERNOS EN EL MAS?

Como dije, en Bolivia prima el negocio antes que la ideología o la ley, o la Constitución. Me refiero al negocio de ser gobernante y autoridad. Un negocio del que, naturalmente, todos los masistas quieren también disfrutar y… prosperar y engordar como todos –a propósito de engordar me está llegando a la memoria la imagen de algunos «kataristas» asociados de Sánchez de Lozada en el poder, ¡cómo les brillaba el rostro de rubicundos y gordos que estaban! ¿Lo recuerdan?–.

Y razón o motivo no les falta, a los masistas reclamones. ¿Acaso sólo los primeros de las listas nomas pueden tener derechos, no son también gente los suplentes y segundones, o que llegaron tarde a descubrir que también pueden ser masistas? ¿Acaso no tenemos necesidades todos?

Bueno, cabe aclarar que no es en esto que ha aplicado el cambio el MAS, aquí se mantienen fieles a la tradición boliviana, sólo están haciendo lo que antes hacían los otros, los llamados derechistas o blancoides, los «decentes» como se decían antes. Esa es la tradición en un sistema donde el poder político ha subsumido a la economía y se ha convertido en el principal distribuidor o repartidor de la riqueza social. Y entonces, si presionando, gritando, amenazando, protestando, agrediendo es que se accede a la mamadera del poder ¿quién querrá quedarse atrás, sin su parte correspondiente, más aun siendo que en estos menesteres somos capos? Es así como se está armando el ambiente de ch’ampa guerra dentro del MAS, entre «hermanos » y compañeros.

Este problema ha de crecer hasta convertirse en uno de los mayores líos del gobierno socialista. Bueno, si es que antes no perfeccionan y ponen a punto su aparato de represión y lo orientan incluso contra los compañeros y «hermanos», sin asco. Tal como hicieron los grandes: Stalin, Mao, Castro… En descargo de estos debemos aclarar que no tenían alternativa, no ante la economía administrada desde el poder. No ante el sistema socialista de economía estatizada repartiendo el producto social, donde la fuerza represiva es condición necesaria de su funcionamiento. ¡Si no todo es por maldad o mala fe…!

20130213

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