ArtículosHumberto VacaflorIniciosemana del 16 de DICIEMBRE al 22 de DICIEMBRE

TRISTE FAMA DEL PAÍS

Un senador que debió huir del país con la ayuda de un diplomático brasileño y un empresario norteamericano que escapó en una operación extraña, mezcla de secuestro y soborno.

La fama de la justicia boliviana está en su peor momento de la historia, con fallos que son cuestionados por el gobierno, con un ministro del Tribunal Constitucional que es amenazado por decir que la doble reelección de Evo Morales es ilegal y con narcotraficantes que están libres, como las hermanas Terán, sólo porque son del partido del presidente.

Las primeras informaciones sobre la salida de Jacob Ostreicher aparecieron en el exterior, dejando una amplia gama de posibilidades.
– Fugó del país burlando a las autoridades,
– Fugó del país en un arreglo económico con las autoridades,
– Fue secuestrado y luego liberado en el exterior después del pago del rescate.
– El gobierno no sabía cómo librarse de esta papa caliente y aceptó, o sugirió, la solución de la fuga.

Cualquiera de estas posibilidades es una vergüenza para Bolivia. Ya había sido una vergüenza que el presidente Evo Morales ordenara concederle el arresto domiciliario, pasando por encima de la estructura judicial.

El oprobio mayor fue tapado con un manto de silencio: la propiedad de Ostreicher había sido desmantelada durante su tiempo en prisión, y las autoridades a cargo habían vendido a hurtadillas la última cosecha de arroz, unas 200.000 toneladas.

El hombre ha perdido los 40 millones de dólares que trajo para invertir en Bolivia y dedicar sus últimos días en una tierra que le había dicho que era promisoria.

Ha tenido que huir de Bolivia. Otros empresarios, como él, están analizando si van a hacer lo mismo, pues sus tierras han sido asaltadas por bandas organizadas.

En lugar de dar tranquilidad a los inversionistas que producen alimentos para los bolivianos, el presidente Morales ha dicho que las tierras que él tiene en el Chapare no tuvieron una transferencia normal. Y que cuando aparecieron los dueños, con papeles en las manos, el sindicato lo apoyó a él. Un sindicato que tiene más autoridad que la justicia y que el INRA.

Lo preocupante es que quizá el caso Ostreicher es la señal para todos los inversionistas. Huyan ahora, antes de que las cosas se compliquen más.
(20131217)

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