ArtículosEsteban Farfán RomeroIniciosemana del 21 de SEPTIEMBRE al 27 de SEPTIEMBRE

Jorge Arias Soto

Arias tiene un perfil e impronta clara de demagogo, de vendedor de plaza, de pajpacu, como dicen los paceños. Con mirada torva, esquinado, farolero, con voz socarrona, ruda y solemne propia de los prestidigitadores profesionales, embauca a cualquier auditorio asumiendo poses pomposas y enfáticas, es un perito en martingalas retóricas. Arias es nuestro J. Fouché, aunque muchísimos menos inteligente que el francés.

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ASAMBLEÍSTA: Jorge Arias es asambleísta por Yacuiba (MAS).

Como muchos, Jorge Arias Soto llegó a Yacuiba hace más de 25 años librado a su suerte con el fin de probar mejor futuro, ya que la misma le fue arisca y escurridiza en su oriundo Sucre. Yacuiba comenzaba a florecer, sus líderes de la época aprovecharon muy bien su condición de frontera, y pronto se convirtió en centro de atracción de los que buscaban mejorar sus condiciones económicas.

Producto de este tipo de circunstancias, es que mucha gente del interior y exterior hicieron de Yacuiba su residencia permanente. Llegaron personas buenas, malas, regulares, de todas partes y Yacuiba comenzó a crecer de manera incontrolada y desordenada. En ese grupo, arribó Jorge Arias, junto a su familia. Yacuiba era una ciudad pacifica, aquietada y templada. La policromía social resultado de este tipo de alimentaciones demográficas, hace que se alteren y se produzcan cambios sociales en la conducta colectiva.

Ante la serenidad y aplomo de la sociedad chaqueña, Arias descubrió su oportunidad para descollar montado en el discurso violento, incendiario y demagógico. Ante la sobriedad yacuibeña, rápidamente cobró notoriedad y comenzó su carrera ascendente ocupando puestos políticos importantes por su proverbial habilidad cortesana y laxitud en sus principios políticos.

Arias nunca fue un exitoso abogado, pero si célebre en la política, en la política criolla, en la política de la picardía, de la viveza, de la trampa, de la audacia. Arias fue ferviente izquierdista y denostador de la derecha cuando las circunstancias le convenía, y agitaba las banderas de la democracia cuando estar con la derecha, le reportaba beneficios personales. Nunca tuvo problemas de estómago, ni de nariz para pasarse de bando político.

Estuvo con el MBL, cruzó vereda y comulgó con lo más rancio de la derecha, Podemos y Jaime Paz Zamora. Llegó el MAS y el fenómeno Evo Morales, y como un tsunami destruyó a todos los partidos tradicionales, quedando restos, residuos. No tuvo problema de reciclarse junto a moribundos emenerristas, adenistas, eneferistas, miristas y formaron una SRL, el PAN. Se convirtió en duro critico del MAS y del Gobierno, hasta cuando le convino. Incluso en una ocasión de manera ferviente declaró a Morales enemigo del Chaco.

Arias fue el que con vincha en la cabeza al estilo Rambo, en su calidad de presidente del Concejo Municipal de Yacuiba, encabezó una marcha de eufóricos manifestantes hacia la Planta de Transredes en Yacuiba protestando contra el Gobierno por los limites Gran Chaco – O’connor. Arias mientras marchaba del Concejo a la planta de Transredes hacía que los ardientes y apasionados repitieran con fervor ‘fusil, metralla, el pueblo no se calla’.

Arias ha encabezado el desarme de los policías que fueron secuestrados junto a su comandante y escoltados, trasladados al edificio del Concejo Municipal, despojándolos de sus armas y poniendo en serio riesgo sus vidas. Afuera había un grupo de personas que pedían que los saquen del edificio. Los policías suplicaban por sus vidas y le pedían piedad a Arias. En ese momento Jorge Arias se sentía verdaderamente un Rambo ¿o Pilatos?, porque salía al balcón a escuchar lo que el “pueblo” decía/decidía.

Producto de esta aventura, un villamonteño perdió la vida y quedaron más de 20 heridos graves, que luego de esta ocurrencia quedaron a su suerte, y ahora deambulan buscando ayuda. ¿Qué se consiguió? Nada. Todo fue por motivaciones políticas personales. Eran tiempos en que Arias requería prensa. Todo quedó en la impunidad.
Arias fue el que afirmó que Fernando Vidal era el autor intelectual de su propio atentado criminal. Con el objetivo de proteger a los autores intelectuales, sin ruborizarse aseguró que se trataba de un autoatentado de Vidal para cobrar notoriedad en los medios y ser candidato. Afirmó que el mismo Vidal planificó y contrató a los sicarios para atentar contra su vida.

Arias tiene un perfil e impronta clara de demagogo, de vendedor de plaza, de pajpacu, como dicen los paceños. Con mirada torva, esquinado, farolero, con voz socarrona, ruda y solemne propia de los prestidigitadores profesionales, embauca a cualquier auditorio asumiendo poses pomposas y enfáticas, es un perito en martingalas retóricas. Arias es nuestro J. Fouché, aunque muchísimos menos inteligente que el francés.

Arias no es un hombre intelectual a pesar de la vasta y dilatada experiencia política. Su profundidad en temas políticos es la de un charco, tampoco en asuntos del Derecho. Una conversación seria de menos 5 minutos, trasluce su verdadera consistencia cognoscitiva. Lo que si posee es un buen olfato primitivo político para acomodarse. Pertenece al estadio primero y primario de los políticos, ampliamente descrito por M. Weber.

Es muy difícil contender con un político cuando no tiene principios e ideas políticas claras. No hay posibilidades de tener éxito en un debate serio de ideas, cuando el otro posee posturas confusas e imprecisas. El negocio está en el gris, en la ambigüedad, porque de esa manera se posibilita acomodarse a las circunstancias.

Arias sabe arroparse de un mantra político para sobrevivir. Tiene mucha cintura para sacar ventaja siempre. No es líder de primera línea, sino que hace muy bien el papel sucio, del duro, del radical, y para dar seguridad a sus patrocinadores/mecenazgos, actúa siempre desaforado usando un lenguaje vehemente, enrevesado y populista.

Se afirma que Arias es el concejal más dilatado de Tarija en la banca, lleva casi 20 años de manera continua. Se agarró de uñas y dientes de un curul en el Concejo, apelando incluso al fraude sobradamente probado, pero beneficiado por el recurso de preclusión.

Ahora que Arias se pasó a las filas del MAS, cambia los papeles y ha decidido ser punta de lanza de este partido oponiéndose de manera ferviente al arranque de la autonomía regional en el Chaco. El MAS desde el principio ha obstaculizado este proceso, se ha opuesto abiertamente, hizo campaña por el NO, y cuando ha mostrado lo contrario fue por conveniencia política.

Arias ahora observa todo lo que contiene el malhadado Estatuto regional porque le conviene hacerlo. Cuando estaba de presidente del Concejo y el MAS dirigía la Asamblea regional, no dijo absolutamente nada. Siempre se hizo de la vista gorda a propósito porque le beneficiaba. La única vez que habló y protestó de la asamblea regional fue cuando botaron a su hijo de un cargo privilegiado.

Como no es posible, políticamente correcto, oponerse sincera y abiertamente al proceso de la autonomía, el MAS ha decidido oponerse de manera sutil y disimulada. ¿Por qué se opone? Porque al dar paso al desarrollo de la autonomía, pone en riesgo lo poco que quedó en sus manos después de las elecciones subnacionales (Subgobernaciones y bancas en la Asamblea Regional). El MAS no tiene cuadros intermedios, y está muy pringado de corrupción, ineficiencia y descomposición por lo que tiene muy pocas posibilidades de recuperar lo que posee en este momento.

El MAS ha decidido poner toda la carne en el asador. En el Concejo de Yacuiba está buscando por todos los medios partir la Bancada de UD-A, ha logrado perforar la unidad con lo que pone en peligro muchas decisiones importante.
Está teniendo éxito en el reclutamiento de activos líderes de opinión mediáticos que sorpresivamente cambiaron de acera y ahora amplifican el guión oficialista. Subrayan que no se oponen a la autonomía regional, pero en los hechos le ponen todos los palos posibles a las ruedas de la carreta

Dudo que Arias y el MAS tenga éxito, porque se trata de un proceso enraizado en el corazón del chaqueño, y nadie podrá detener este proceso. Así como el MAS recibió un NO rotundo y contundente en el último referendo de los estatutos en La Paz, Cochabamba, Oruro y potosí, el Chaco le dirá de manera categórica y concluyente SI, para decirle NO.

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