ArtículosDaniel A. Pasquier RiveroIniciosemana del 10 de OCTUBRE al 16 de OCTUBRE

¿Adicción a cocaína inducida en madres gestantes y niños lactantes?

Una de cal y otra de arena: bien el subsidio a madres lactantes y niños; preocupante la inclusión de productos “no probados” como el queque de coca.

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El Ministerio de Salud al incorporar estos nuevos productos en el paquete, genera inquietud y, por qué no, cierto rechazo. La coca en su uso tradicional, el acullico, está aceptada en la legislación y cultura nacional. Es comprensible en las áreas originales de cultivo y poblaciones alrededor, mayoritariamente andinas aymaras-quechuas. La migración de estas poblaciones ha arrastrado la práctica del pijcheo a territorios nuevos, hasta donde el masticado de la hoja de coca era prácticamente desconocido.

La aceptación nace de los efectos de la coca sobre el ciclo vigilia-sueño, sobre las sensaciones de saciedad-hambre, así como una mayor resistencia al cansancio y la fatiga. Sin embargo, a largo plazo el daño es manifiesto: los efectos “benéficos” se resumen en someter a los individuos a menos horas de sueño, menor ingestión de alimentos y engañar al organismo descartando el mecanismo de alarma que supone el cansancio y la fatiga.

Datos con rigor científico sobre los efectos de la práctica del pijcheo trascienden poco al gran público, quizás porque la mayor parte del interés científico se centra en la acción de la cocaína, más que de la hoja, sobre el organismo humano y, en particular, sobre el sistema nervioso central y periférico, la conducta, las emociones, la reactividad motora y nerviosa del feto dentro del útero, etc. Se explica ese interés por ser la cocaína uno de los alcaloides más utilizados a nivel mundial, por su efecto estimulante; altamente adictivo, es uno de los alcaloides presente de manera natural dentro de la hoja de coca, de donde se extrae por procedimientos simples orientados en primer lugar a romper la protección que le otorga la célula vegetal, no digerible por el organismo humano.

La interrogante salta inmediata. ¿Qué se pretende al incorporar la coca en la ingesta de madres gestantes y de niños lactantes? Dudosa la justificación: ¿más calcio, más hierro, más proteínas que la leche materna, etc.? ¿No hay suficientes nutrientes y elementos esenciales en los otros alimentos habituales, como la quinua, el maíz, el trigo, parte también del paquete de lactancia? No es lo mismo una semilla que una hoja; ¿se ha estudiado el efecto de la mayor cantidad de fibra que se aportaría a los lactantes? ¿Y qué pasa con los alcaloides, incluyendo la cocaína presente en la hoja de coca? ¿Se ha comprobado que desaparecen en el proceso, o son extraídos como lo hace, supuestamente, la Coca Cola? A la ministra de Salud es preferible no preguntarle, dada su muy corta experiencia profesional.

Lo que se pretende al ejecutar la Resolución 1386 es altamente riesgoso; sin respuestas a las anteriores preguntas se trataría nada menos que de suplir con alcaloides la alimentación de gestantes y lactantes bolivianos. Nada sorprendente, porque es conocida la practica demencial de ofrecer alrededor de los colegios chiclets, pastillas, etc. con droga, con el fin de conseguir adictos precoces.

Sin las debidas cautelas, científicas, el agravante mayor consiste en suplir de cocaína a los niños con el sistema nervioso en plena época de crecimiento y maduración, cuya integridad funcional puede garantizar gran parte la normalidad en el desarrollo conductual y emocional del individuo.

Abogamos encarecidamente tomar las debidas precauciones, caso contrario, podría pensarse que se está ocultando a los bolivianos y a la comunidad internacional una intención velada, como podría ser la de justificar con la mayor demanda en el consumo de coca, la otra intención, la de ampliar a áreas no tradicionales las plantaciones de coca.

Fuente: eju.tv
Foto: cocaenbolivia.blogspot.com

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