Ciro Paz
Por: Jorge Aliaga Gandarillas
CIRO PAZ consigue construir su propio sendero para permitirse descubrir y explorar nuevos territorios en el arte cruceño, que reflejan cuarenta años de su trabajo. Con la fuerza y habilidad de un ejército de macheteros, abre la senda en el más tupido monte y crea dentro de la naturaleza del bosque, que apenas deja pasar la luz del sol, imágenes con sombras y manchas de colores, las cuales, en gran parte de sus obras, transitan sobre un fondo blanco que atrae una sensación de paz. Estos elementos son expresión característica que identifica su pintura donde quiera que se encuentre.
La senda de Paz difícilmente será tupida nuevamente por acción de la naturaleza, porque, junto a la corriente y estilos que lo caracterizan, lo convierten en pionero, a partir de su propuesta que se aleja de las tendencias clásicas de dibujo y pintura de la década de los 70 en la ciudad de Santa Cruz.
Ciro, así como muchos otros valientes macheteros de nuestra cultura, ha conseguido ser inmortal en la memoria del arte.