Huellas de Vladímir detrás del mito de Lenin
Roberto Barbery Anaya
1
Un joven abre el periódico, lee que su hermano ha sido ahorcado por intentar asesinar al Zar, lo cierra de un golpe y dice: “Me las pagarán”
Un preso en Siberia resuelve no jugar nunca más ajedrez, porque lo distrae de sus ocupaciones Revolucionarias… Luego le pide a su esposa que nunca más se interprete en su presencia la Appassionata de Beethoven, porque lo conmueve demasiado, al grado de querer abrazar a sus enemigos…
Un hombre en el exilio toma un tren para dirigir una misión inverosímil en el contexto de la Primera Guerra Mundial: entrar en un vagón enemigo a Rusia para derrocar al gobierno y hacer una Revolución…
Un gobernante es herido gravemente en un atentado contra su vida y mientras convalece en el hospital escribe La revolución proletaria y el renegado Karl Kautsky.
El mito de Lenin…
2
Entre la creación y la Revolución se encuentra la distancia que separa al artista del Burócrata. A la música de la Inquisición.
3
Las guerras Modernas son demasiado santas. En la guerra de Troya, la ira de Aquiles o la astucia de Ulises, no presumen el favor incondicional de los dioses.
4
“Che Guevara” es un mito inverosímil. En su carta de despedida a Fidel Castro le dice que no tiene motivos para preocuparse por sus hijos. Que el Estado se hará cargo de ellos…
Kierkegaard tiene la versión más lograda del Infierno. Plantea que Abraham no pudo mirar nunca más a su hijo Isaac a los ojos…
Yo creo que Abraham existió.
5
En 1919, un gobernante es asaltado en la calle, y no puede impresionar a los atracadores cuando les dice que es Lenin…
La vida cotidiana pasa de largo ante la Historia.
6
La Historia se ruboriza ante la soledad íntima de un hombre singular.
7
Desde el estudio especializado hasta la zozobra habitual; desde Karl Dietrich Bracher hasta Octavio Paz, se ha observado esta especie paradójica: el carácter religioso de las ideologías modernas
-¿su humor medieval?
Y desde la biografía erudita hasta la crónica de un episodio final; desde Robert Service hasta José Ramón Garmabella, se ha reparado en la vocación mesiánica del líder Moderno ¿su humor totalitario?
8
…para tener paz es necesario vencer el último resabio de inocencia: la fe en destruir…
9
Ítaca, es más el nombre de una mujer, que una Arcadia –en el canto V de la “Odisea”, Ulises se despide humildemente de los favores divinos de Calipso, diciéndole que su mujer, Penélope, es humana y necesaria para él…
El mito de Lenin se habrá impresionado más por la “Ilíada”, por el nombre de un lugar, ¿no?
10
Comparto la emoción por la metáfora –luego, el poeta que canta puede ser más valioso que los hechos.
11
El campesino: una incomodidad cada vez menos teórica para Lenin y decididamente física para Stalin…
Una improvisación feroz en el camino de la Historia…
12
Los grados de descentralización de Dios pueden llegar a niveles insospechados.
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El mito de Lenin no necesita atarse a un mástil para escuchar el canto de las sirenas. Simplemente Resuelve no escuchar más la Appassionata.
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…durante la Guerra, cuando había niebla en Sarajevo, los Francotiradores se retiraban… Entonces la gente salía de sus refugios para oír las bandas de música de serbios, croatas, eslovenos y musulmanes que tocaban en las calles…
La música es también nuestra última posibilidad en la Torre de Babel.
15
El 20 de mayo de 1877, Alexandr Ilich Uliánov, hermano mayor de quien después sería “Lenin”, fue ejecutado por intentar asesinar al Zar Alejandro III. Su última voluntad fue leer algunos poemas de Heine…
La singularidad de la muerte no cabe en los desvaríos colectivos de la Historia.
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Ulises duda, cae y se levanta. El mito de Lenin resulta sobrenatural; es demasiado Perfecto…
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Hoy leí en la cartelera de un cine este título sobrecogedor: El mundo es grande y la salvación acecha a la vuelta de la esquina.
Para un título alternativo de la Historia…
18
Sobre Lenin, Stalin y Trotsky
…en lo que se conoce como su “Testamento”, Lenin se refiere de manera cruel a Stalin, a quien considera “demasiado tosco”, opinión que se esmeran en recordar sus hagiógrafos, saliendo al paso en forma airada… – “un borrón gris”, ya había dicho antes Nikolái Sujánov, el historiador contemporáneo de la Revolución rusa…
Inmersos en ese piadoso afán, resulta invencible preguntarse:
¿por qué Lenin favoreció el inesperado ascenso de Stalin, al grado de permitir que se convierta en Secretario General del Partido, postergando el reconocido liderazgo de Trotsky?
La respuesta se encuentra también en el “Testamento”, cuando dice que Trotsky “no sólo se caracteriza por sus dotes sobresalientes. Es sin duda alguna, personalmente, el miembro del actual comité central con mayor capacidad pero tiene por otra parte demasiada seguridad en sí mismo y se preocupa demasiado por el aspecto puramente administrativo de las cosas.”
En otras palabras, la inhabilitación política de Trotsky, más allá de los eufemismos, se debería a sus virtudes, ¿no?
19
…a propósito de Stalin –una vez consolidado sin obstáculos–, lo que describe Solzhenitsin en Archipiélago Gulag, parece ficción; es difícil concebir que semejante horror sea posible…
De todas formas, el mismo Solzhenitsin reconoce que los grados de convicción soviética podían despertar emociones inauditas; así, creo recordar en el libro, un episodio en el que se planteó una moción de apoyo a Stalin, en el marco de una reunión habitual, y la gente no podía dejar de aplaudir…, mirando de reojo a ver quién se detenía…o disminuía la intensidad de los aplausos…
Hay capítulos históricos que son más pedagógicos que la imaginación de Orwell.
20
La Psicología de la Historia es una especie todavía insospechada. Una de sus manifestaciones más impunes es la transformación del individuo en Estadística sobre todo a la hora de contar muertos. Tiene conductas típicas por lo demás, se trata de arquetipos culturales.
En el caso de Lenin, resulta oportuno citar la impresión de Paul Johnson:
“Tenemos que suponer que lo que impulsó a Lenin a hacer lo que hizo fue un ardiente humanitarismo, afín al amor de los santos por Dios, pues no padecía ninguno de los defectos usuales de los ambiciosos políticos: no tenía vanidad, ni consciencia de su importancia, ni complacencia evidente en el ejercicio de la autoridad. Pero su humanitarismo era una pasión muy abstracta. Abarcaba a la humanidad en general, pero según parece sentía escaso amor, o siquiera interés, por la humanidad en particular. Veía a las personas con quienes trataba, sus camaradas, no como individuos, sino como receptáculos de sus ideas”.
En el caso de Trotsky, es elocuente la opinión de Robert Service: “Él era más bien un planeta impersonal que arrastraba satélites a su órbita gravitacional”.
La Psicología de los fieles también es reveladora, como sugiere Orlando Figes:
“El dominio de Lenin sobre el partido tenía más que ver con la cultura del partido que con su propio carisma. Su oratoria era gris. Le faltaba brillantez, el pathos, el humor, las metáforas vívidas, el color o el drama de un discurso de Trotsky o de Zinóviev. (…) Potresov, que había conocido a Lenin y trabajado con él desde 1894, explicó su atractivo como un curioso “poder hipnótico”: “Sólo a Lenin se le seguía incuestionablemente como al dirigente indiscutible; sólo Lenin era ese fenómeno raro, particularmente en Rusia: un hombre de voluntad férrea y energía indomable, capaz de infundir una fe fanática en el movimiento y en la causa, y poseído por la misma fe en sí mismo. Hubo un tiempo en que yo también me quedé impresionado por la fuerza de voluntad de Lenin, que parecía convertirle en un “dirigente elegido””
Para un Epílogo de la Piedad Revolucionaria.
En relación al libro de Johnson, es conveniente advertir que, además, el título tiene un alcance significativo: Tiempos modernos.
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George Lukács, uno de los clásicos más renombrados del “marxismo leninismo”, escribe en febrero de 1924, a menos de un mes de la muerte del líder de la Revolución bolchevique, su reconocido ensayo Lenin. Estudio sobre la coherencia de su pensamiento.
El título apremiante sugiere una conciencia filosófica de la ardua y controversial tarea que se propone abordar…
Ya en la lectura del texto, el afán se vuelve cada vez más tortuoso, en el intento de plantear que en Lenin existiría una posición equidistante entre “espontaneismo y burocratismo” o “praxis y verdad abstracta”; en otras palabras – dejando de lado los eufemismos barrocos –pretende demostrar que las contradicciones tan evidentes entre el marxismo filosófico y la acción política de Lenin serían una especie de sucursal inexplorada del materialismo dialéctico… El mérito indiscutible de Lukács es haber puesto de manifiesto en forma temprana lo contrario de lo que se proponía, claro… Sólo resta decir que es un maestro insuperado en un género que no está exento de misterio…
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…pero en Lenin y en Ulises hay un rasgo común: la voluntad, implacable…
Sin embargo, cada versículo leninista es parte del Tiempo, rencoroso… En cambio, cada episodio de la “Odisea” es un paréntesis eterno, una caída del Tiempo. Ni siquiera el relato padece una cronología rigurosa – y desde el Canto I se propone a la musa que comience a cantar la historia por donde quiera…
En la utopía de Ulises resulta más noble el viaje que el destino.
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…en efecto. Acabo de confirmar que Solzhenitsin da cuenta de un acto político con ribetes cotidianos, en el que la gente comienza a desvanecerse después de aplaudir frenéticamente 11 minutos… Morir o aplaudir. Las alternativas más comunes de la Historia…
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Lenin y Trotsky. Reos impenitentes de la Historia. Demasiado Virtuosos para desertar…
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En el Infierno de Dante, los rencorosos están condenados a rumiar su ira en forma circular, por toda la Eternidad. Giran sistemáticamente, vociferando y golpeando a todo el que vocifera y golpea
¿gesticular con el índice será el destino infernal de los Virtuosos?
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De todos los líderes soviéticos, Trotsky fue el más universal. Rehuía los fundamentalismos de Partido, Nación y Estado. A su turno, se opuso con igual energía al bolchevismo, al sionismo y al estalinismo. Postulaba sus ideas y desarrollaba su conducta sin reconocer mayores límites corporativos. Y nunca dejó de plantear el internacionalismo –aunque sus fieles cayeran en el Trotskismo, ¡ay!
Sin embargo, padecía una insuficiencia crónica: no podía reconocer otro contexto moral que la política –¡esa enfermedad moderna! Igual que Lenin –que, además, fue un bolchevique sectario…
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Sólo hay que retroceder ante la indolencia y ante el que no se detiene frente a la música.
La indolencia es una cualidad Divina. La Historia es desorejada.
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Los Ministros de la Verdad no tienen dificultad en perdonar al Hereje. En realidad, es parte fundamental de su misión redentora. Lo único que no pueden tolerar es la variación singular… ¿no?
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Sólo sabían algo concreto: querían salir de la Guerra. A cualquier precio.
No sabían.
No sabían nada de la lucha y penetración de los contrarios, de la negación de la negación y de la transformación de la cantidad en calidad y viceversa. No sabían nada del Materialismo Dialéctico. Tampoco de la transformación del obrero en sujeto del cambio revolucionario. No sabían nada del Materialismo Histórico.
Se trataba de un pueblo que estaba más cerca del medievalismo rural que de la modernidad capitalista. Que además era profundamente cristiano. Y que se había desgastado moral y físicamente en una “guerra mundial” que tampoco entendía.
No podían saber nada del credo marxista, en ninguna de sus versiones originales o apócrifas – incluye a Plejánov y a Lenin, claro…
Sólo podían saber algo concreto: querían salir de la Guerra. A cualquier precio.
Y los únicos que tenían claro que el Imperio Ruso debía salir de la Guerra eran los bolcheviques – “¡una guerra imperialista!”
Por eso, lo primero que hicieron cuando llegaron al Poder, fue acordar con los alemanes la paz en Brest – Litovsk. Una “paz obscena”, dijo Lenin, que no quiso participar de la ceremonia
tampoco Trotsky, que renunció a su cargo de Comisario del Pueblo para Asuntos Exteriores… Era un acuerdo leonino por el que se entregaban valiosos territorios a Alemania… Pero los bolcheviques sabían que había que salir de la Guerra… A cualquier precio… Sabían que sólo podían mantener la pirotecnia marxista de ese modo…
Por lo demás, la Gran Guerra y la Guerra Bolchevique, fueron anunciadas el siglo V a. c. por Tucídides, luego de luchar en La Guerra del Peloponeso su fórmula se podría resumir así: todas las guerras, las de antes, las de ahora y las que vendrán, aunque se disfracen de razones éticas, se deben a un afán de Poder…
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Stalin sólo fue un albacea muy eficiente.
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Slavoj Zizek, uno de los leninistas más prestigiosos que aún quedan, plantea, en defensa de Lenin, que los nazis escuchaban música clásica en la noche, después de frecuentar el holocausto en el día… ¿Sugiere, acaso, que no tenemos otra alternativa que elegir entre disfrutar de la música o deleitarnos rodeando de “GULAGS” el planeta? ¿No concibe una forma de hacer política que sea compatible con escuchar a Beethoven, sin caer en una ambivalencia? ¿No es una defensa tan paradójica, que pone al descubierto la intolerancia manifiesta y el dualismo irreductible que hay en Lenin?
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…fue una herejía en una religión laica; Lenin, el santo canonizado, por su muerte temprana; Trotsky, el hereje de la herejía, exterminado en las piras de la inquisición; Stalin, el más piadoso…
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Una huella de rebeldía íntima en Trotsky antes de ser desterrado a Siberia: su matrimonio con Alejandra Sokolóvskaya.
Una huella de rebeldía íntima en Lenin en su destierro siberiano: su matrimonio con Nadiezhda Krupskaya.
Las demás noticias de la época son parte reglamentaria del Tiempo Revolucionario.
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En pretender una visión colectiva de Dios (Revolución) radica el origen de todos los abusos políticos.
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Ramón Mercader, el asesino de Trotsky, se debate entre el agente mercenario y el enajenado ideológico. Sin embargo, hay otra conjetura menos vulgar y más íntima: tenía dos hermanos presos por los nazis y su acción abominable podía servir para que la Unión Soviética interceda por ellos frente a Alemania –estaba vigente el pacto de no agresión entre Hitler y Stalin…
Una conjetura personalísima que no es verosímil para la Historia, ¿no?
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Las convicciones son más o menos confusas. Pero la arbitrariedad de cada uno es absoluta.
En algunos casos adquiere rango oficial.
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“El cerebro de Lenin”
Es un proyecto cinematográfico que propone la clonación del cerebro de Lenin a fines del siglo XX para llevar adelante una Revolución Socialista en Estados Unidos el año 2024…
La idea confirma la imagen mítica que hay sobre las posibilidades de la voluntad de Lenin – si lo hizo en la Rusia preindustrial de 1917…
Puede entenderse como un abuso comercial del mito, recreado a 100 años de la muerte del hombre, con la actuación de Leonardo DiCaprio. También puede entenderse como una posibilidad ingeniosa de ficción para explorar más sobre el mito…
En todo caso, sugiere una reafirmación, antes que una revisión; Lenin sería una maquina política…
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…hay una teoría que propone que los salvajes y los niños no distinguen entre el sueño y la vigilia… ¿No habría que examinar la Historia a la luz de este prisma?
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…no es tan aventurado imaginar que la indiferencia política de Cioran se detuvo una vez a pensar en Lenin; la prueba:
“Según una leyenda hindú, Siva, en determinado momento, empezará a bailar, primero lentamente, luego cada vez más deprisa, y no se parará hasta imponer al mundo una cadencia desenfrenada, en todo opuesta a la de la Creación.
Esta leyenda no va acompañada de ningún comentario, pues la Historia se ha encargado de ilustrar lo bien fundada que está.”
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Walter Benjamin creía que la vida se hallaba dominada por hechos antes que por convicciones, y que la improvisación daba los golpes decisivos -¿algo así como improvisar una Revolución Socialista en el contexto de la Primera Guerra Mundial?
Cuando logró llegar a la frontera, tratando de escapar de Francia, la burocracia española decidió en forma imprevisible no reconocer las visas otorgadas para entrar al país…
Temiendo ser entregado a los nazis, se suicidó… Al día siguiente se normalizó el flujo migratorio. No es un cuento de Kafka.
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Después de visitar la incipiente Revolución rusa en el lugar de los hechos, Russell consideró que Lenin tenía una actitud religiosa y advirtió sobre las consecuencias Totalitarias que se podían derivar… Lo comparó con los puritanos de Cromwell – equivale, ciertamente, a una crítica contra los historicismos en general, más allá de sus especies
Quizá Borges, en «El encuentro», tenga razón: quizá los hombres en la cronología del tiempo son meros instrumentos de los cuchillos…
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La “Orden de Lenin” para Mercader también puede tener otro significado: No hay virtud. Sólo Administración –¿una evidencia que torturó a Kafka?
Trotsky fue un artífice decisivo en la creación del régimen burocrático de la Unión Soviética. Como testimonio de su eficiencia sin límites, la Revolución condecoró a su asesino.
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Los historicismos tienen una predisposición natural: la falta de escrúpulos – se sienten eximidos de cualquier rubor y justificados ante cualquier ignominia, ¿no?
Su Teatro más exhibicionista fue el siglo XX.
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Hay un Cíclope que mantiene un duelo rencoroso con Ulises – Octavio Paz lo llama “ogro filantrópico.”
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…pero Lenin se permitía escuchar casi a hurtadillas la Appassionata de Beethoven cuando era interpretada por Inessa Armand…
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A Solzhenitsin lo acusaron finalmente de “traidor”. Es probable que el cargo le haya generado más perplejidad que indignación… Que haya sentido que se trata de una hipótesis más absurda que infame… Algo así como los agravios indescifrables que padecen los personajes de Kafka–“Traidor”… ¡¿A QUÉ?! ¡¿A QUIÉN?!
Un caso común en la Historia.
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Rusia estaba condenada en el siglo XIX a dar psicólogos de la talla de Dostoievski, Chejov o Tolstoi –a la literatura del individuo que desordena.
En el siglo XX había que restaurar los pudores religiosos. Había que reglamentar otra vez la emoción. Aun cambiando las efigies de los santos…
Lenin aborrecía a Dostoievski.
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Autoritarismo y genuflexión: dos Virtudes Revolucionarias. Parecen antípodas, pero es solo cuestión de ubicación.
Trotsky tenía dificultades muy evidentes para la genuflexión
– según la literatura soviética más reconocida no fue un Buen Revolucionario…
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Hay recursos más discretos y eficientes que la Revolución para exterminar singularidades; por ejemplo, la tuberculosis: se llevó a Florencio Sánchez a los 35 años. A Kafka a los 41. A Chejov a los
A Orwell a los 46.
Con Dostoievski tuvo que luchar más, a pesar de su alianza con la burocracia zarista.
Camus sufrió un accidente definitivo a los 46 años, antes de que terminara con él.
En el caso de Spinoza, fue más persuasiva que la intolerancia religiosa.
Lou von Salomé logró que la enfermedad sea un dato sin importancia en su extensa biografía era demasiado vital.
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El mesías de Pär Lagerkvist es demasiado convincente. Lo llamaban “El Salvador”. Más con ironía que con fe…
Pero él estaba muy convencido de su rol.
Un día ocurrió algo extraordinario: alguien lo llamó por su nombre –“Buenos días, Juan”-, y se sintió sólido y tranquilo.
Una cronología divina sin daños a terceros.
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Lenin equívoco
La resolución de Lenin para desentenderse en la Primera Guerra Mundial de Rusia, y luego, para utilizar el conflicto según sus fines políticos, muestra una coherencia ideológica ajena a la más mínima conciencia nacionalista –en 1920 ordenó invadir Polonia esperando el mismo compromiso de los obreros polacos y no le fue bien.
Su actitud parece insinuar una especie de universalismo impersonal. No hace concesiones a ningún antecedente propio. Y en su determinismo hay una impronta casi tecnológica…
Este rasgo tan peculiar causaba horror en Russell – igual que en Paul Johnson. Creyó ver en esa voluntad implacable los pródromos de un régimen deshumanizado, ciertamente…
De cualquier forma, la vocación universalista de Lenin se desvirtúa en las limitaciones propias de su credo ideológico, derivando, en todos los casos, en una visión dualista de clase y confrontación que tiene alcances omnipresentes – aun en situaciones preindustriales como la de la propia Rusia de 1917.
Kafka mostró una ocasional simpatía con la veta cosmopolita que parecía sugerir el comportamiento de Lenin: no advirtió que podía convertir en una fábula ingenua su aterradora premonición de las maquinas burocráticas aplastando al hombre…
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…pero Trotsky, en efecto, no era un Revolucionario muy consecuente: estaba dispuesto a hacer algunas concesiones a la realidad; así, en 1920, se atrevió a criticar los resultados desastrosos de la economía colectivista impulsada por el Régimen bolchevique, llegando a proponer que los campesinos de clase media, los anatemizados “Kulaks”, tengan un rol decisivo en la recuperación productiva un antecedente de la “Nueva Política Económica” de Lenin, en 1921.
En cualquier caso, Stalin supo poner a la realidad en su lugar: en 1928 comenzó a liquidar en forma literal a los Kulaks…
Y en 1929 expulsó a Trotsky de la Unión Soviética.
A fines de 1938 no había sobrevivido ningún adversario político de fuste bajo Jurisdicción del Régimen – al mismo Trotsky le quedaban menos de dos años, aunque estuviera bajo jurisdicción de México.
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En su biografía sobre Lenin, David Shub hace una revelación psicológica de gran valor sobre Vladímir Ilich Uliánov y su hermano mayor: “Ambos fueron producto de una tradición revolucionaria característicamente rusa en cuyo espíritu coexistían, en increíble contradicción, nobleza y abyección, virtudes casi beatíficas y criminalidad infrahumana, amor sin límites y odio desatado”.
Pero… ¿no es parte del viejo conflicto entre fines y medios que hay en toda fe?
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La última carta de Lenin a Stalin
En Diario de las secretarias de Lenin se registra una carta vehemente dirigida por Lenin a Stalin en defensa de su esposa -Stalin la habría injuriado y amenazado, por haber tomado nota de una felicitación de Lenin dirigida a Trotsky…
Inclusive aclara: “considero como hecho contra mí lo que se ha hecho contra mi mujer”.
La carta, además, encierra un valor superlativo: es la última carta dirigida a Stalin. Cuatro días después, Lenin sufrió un nuevo ataque de parálisis que le impidió articular palabra hasta su muerte
–la última carta dictada por Lenin para Stalin, no es propiamente una carta para despachar asuntos políticos, en efecto…
En el lenguaje casi psicológico de Nietzsche, puede ser que el episodio refleje la continuidad de una misma Voluntad de Poder. Pero lo más probable es que se trate también de algo humano, demasiado humano…
Gerard Walter busca atenuar el incidente y carga tintas con tra Trotsky en su biografía “Lenin”, escrita el año 1950. Robert Service no hace mayores concesiones a Stalin en “Lenin. Una biografía”, escrita el año 2000.
De todas formas, cabe observar que, aún en el caso de Service, el análisis no sale del marco estrecho y brusco de la ideología política, proponiendo que la conducta de Lenin sería la de un “marido ruso burgués”.
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Gerard Walter destaca que uno de los últimos estertores de la voluntad de Lenin haya sido la creación de la “Inspección obrera y campesina”, para “vigilar el funcionamiento de la máquina burocrática y descubrir a los haraganes y a los incapaces”
¿Y quién se hace cargo de vigilar a los haraganes y a los incapaces de un nuevo prodigio burocrático?
Stalin, claro…
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…Kámenev tampoco se salvó de la purga Totalitaria de Stalin… Ni siquiera por haber participado con él en la Revolución de pasillo que marginó a Trotsky después de la muerte de Lenin – y cabe destacar en este episodio que su colaboración tuvo un valor Revolucionario adicional: Olga Bronstein, su esposa, era hermana de Trotsky…
Fue “juzgado” y ejecutado en 1936, junto con quince prominentes miembros del Partido, entre los cuales se encontraba también Zinóviev se los acusó de pertenecer a una supuesta Organización
Terrorista que planificaba acciones contra el Estado Soviético, en lo que la Historia conoce ahora como “Juicios espectáculo”.
Stalin logró el prodigio inaudito de perseguirlo aún después de su fusilamiento. En 1938, fue ejecutado su segundo hijo, de 17 años. En 1939, su hijo mayor, de 33 años. El menor sobrevivió en las cárceles estalinistas.
El final de Olga Bronstein también es asombroso: se había divorciado de Kámenev, pero al parecer nunca pudo dejar de ser hermana de Trotsky. Fue fusilada en 1941.
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No parece casual que Nietzsche y Cioran comiencen desconfiando de la Psicología – por ejemplo, en El crepúsculo de los ídolos y La caída en el tiempo, respectivamente.
Si la tierra todavía gira es porque vivimos distraídos en el mundo de la Historia. A pesar de las catástrofes milenaristas, el hombre común mantiene la ilusión del Progreso y la fe en el Paraíso.
El hombre singular padece el inconveniente de haber pensado,
¿no?
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…Dostoievski conoció a Lenin… Bueno, claro, no en forma literal, pero conoció su Psicología… La prueba: “Cuanto más amo a la humanidad en general menos amo a las personas en particular, como individuos.”
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No es un tratado especializado, ciertamente.
Ni siquiera tiene como inquietud principal las fruiciones Históricas de la Política – en todo caso, es más bien una aproximación literaria al debate filosófico entre voluntad y destino.
Sin embargo…, en «Guayaquil», de Borges, hay una revelación maravillosa y peregrina: “el gobierno no debe ser una función visible y patética”.
Se dice también en el cuento que la novedad mereció una refutación oportuna de Martín Heidegger en los tiempos esclarecedores del Tercer Reich.
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Dostoievski comenzó a vivir su pasado a los 16 años. Y esa proyección, ciertamente, no se remite a los hechos, sino a la forma singular de resucitarlos, aún sin distinción de genio -para el caso, se puede decir que abusó de su sensibilidad hasta el agotamiento, despertando piadosos enconos, sobre todo de los poseídos por algún fundamentalismo revolucionario…
Quizá logró sentirse libre en la cárcel, donde ni siquiera hay que cuidar una reputación.
Cuando su ejecución fue suspendida frente al pelotón de fusilamiento, a cambio de cinco años de trabajos forzados en Siberia, es aún más verosímil que en su perplejidad haya envidiado la suerte inapelable de Sócrates –parece que el Areópago griego era menos sutil que la Justicia zarista…
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Tanto Lenin como Trotsky –cada uno por su cuenta– tenían un sentido crítico excepcional; con esa facultad, resulta paradójico que no hayan podido tomar cierta distancia de una visión religiosa de la Historia y de una práctica Totalitaria en el Ejercicio del Poder (que hayan llegado a comportarse como discípulos de Torquemada, permitiendo, por acción o por omisión, situaciones tan abominables como el asesinato a sangre fría del Zar Nicolás II, su esposa, sus cuatro hijas y su hijo hemofílico).
Claro que es conveniente advertir que la visión religiosa presenta elasticidades de coyuntura y oportunidad ¡la propia “Revolución
Socialista” en Rusia! Sin embargo, la Práctica Totalitaria no reconoce concesiones; el Poder resulta descarnado, más allá de todo fundamento…
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Parece que la idea era cambiar el tiempo y el espacio –a imagen y semejanza de Él.
Así, Petrogrado, que hasta antes de la Primera Guerra Mundial se llamaba San Petersburgo, pasó a llamarse Leningrado, poco después de la muerte de Lenin, y se adoptó también un nuevo calendario, más universal que el de la Revolución Francesa, por cierto…
El calendario mantiene vigencia.
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…en momentos decisivos, Albert Camus se define casi por oposición a la Historia. En su discurso para recibir el Premio Nobel, el siguiente texto es revelador: “…mantenerme, decididamente, al lado de esos hombres silenciosos, que no soportan en el mundo la vida que les toca vivir más que por el recuerdo de breves y libres momentos de felicidad, y por la esperanza de volverlos a vivir”
Para un Elogio de la Ausencia.
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Lenin, en efecto, terminaba haciendo algunas concesiones a la realidad. La Nueva Política Económica buscaba atraer inversión extranjera, alcanzar acuerdos comerciales con países capitalistas y generar incentivos privados para los productores campesinos…
Stalin fue mentor de los húngaros que intentaron cultivar naranjos en el Lago Balatón.
Y que luego fusilaron al agrónomo que opuso las objeciones técnicas del caso por “sabotaje”.
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Según Dominic Lieven, en su biografía Nicolás II, la ejecución material del Zar y su familia estuvo a cargo de Jacobo Yurovsky, Subjefe de la Cheká de Ekaterimburgo. Luego, Yurovsky, fue un prominente miembro del Partido, hasta que el cáncer lo salvó del estalinismo– su hija estuvo presa veinte años porque él era su padre…
A Mercader lo salvó la cárcel en México.
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…la anulación de la responsabilidad individual en los regímenes totalitarios puede llegar al extremo inconcebible de responsabilizar a las personas por tener vínculos de consanguinidad con los perseguidos de turno, aún en el caso de que hayan acatado la alternativa prudente de no inmiscuirse en ninguna forma de oposición activa –¡y aún más allá de cualquier relación con su forma de pensar o de actuar! Trotsky pensó alguna vez en dejar de ser un Reo de la Historia. Fue cuando detuvieron en la Unión Soviética a su hijo Sergei, un científico que trabajaba en el Instituto Superior Tecnológico de Moscú, por ser su hijo…
Sergei estuvo preso, fue torturado y murió asesinado.
Los dos yernos de Trotsky corrieron la misma suerte –su hija Zina se suicidó.
Liova, el menor de sus hijos, murió en el infortunio del exilio, a los 32 años, como resultado de una sospechosa intervención quirúrgica, que no tenía mayor riesgo…
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Ulises es un héroe cotidiano; una metáfora cada vez más joven. Lenin es un Héroe desproporcionado; un mito cada vez más anacrónico.
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Nadiezhda Krupskaya reaccionó con hilaridad cuando los biógrafos soviéticos le plantearon la asombrosa tesis de que ella y Lenin habrían dedicado los primeros meses de su matrimonio a traducir las obras de los Webb, Teoría y práctica del sindicalismo inglés– “¡Qué disparate! Éramos jóvenes, estábamos recién casados, nos queríamos apasionadamente; durante algún tiempo no existió otra cosa para nosotros”.
La Piedad Revolucionaria no reconoce ningún fuero íntimo, claro…
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Un hombre singular tiene que estar dispuesto a resignarse a la ineficiencia de la Administración por lo menos una vez –¿Principio de Dostoievski ante el pelotón de fusilamiento?
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…pero también se puede decir que no existe imaginación más desbordada que la de Lenin. Frente a ella, Borges, por ejemplo, puede resultar en ocasiones un caso burocrático; así, en 1895, decide no perder el tiempo ejerciendo su profesión de abogado, para dedicarse a evangelizar con el marxismo a la Rusia Zarista…
La Primera Guerra Mundial lo repatrió de una biblioteca suiza en 1917…
Para los devotos, esta cronología puede confirmar un determinismo histórico. Para los impíos, se trata, en todo caso, de una combinación de azar insospechado y oportunismo temerario.
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A fines de 1923, el Politburó se enfrentaba a la muerte inminente de Lenin, y Trotsky presintió la purga de Stalin… Escribió que el autoritarismo podía desvirtuar la Revolución, recordando que en el mundo había precedentes históricos…
Hasta ese momento, ciertamente, el autoritarismo no lo había incomodado demasiado…
En todo caso, hay que reconocer que era un buen cultor de la Historia. La invocaba según sus circunstancias…
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Leninismo, según Lenin…
Leyendo El Estado y la Revolución, queda también en evidencia la naturaleza abstracta de las convicciones de Lenin; el fenómeno es tan pertinaz que, siguiendo a Marx y a Engels, no retrocede ni siquiera en postular la “extinción” del Estado cuando se llegue a la “Fase Superior del Comunismo”; sin embargo, las concesiones discrecionales a la práctica encuentran espacio ilimitado a renglón seguido: “Está claro que no puede hablarse siquiera de determinar el momento de la “extinción” futura, tanto más que se trata a ciencia cierta de un proceso largo”.
Es importante notar que usa la palabra “extinción” entre comillas y la palabra futura en cursiva, denotando el carácter incierto de estos términos, expuestos a la interpretación del revolucionario de turno… En los párrafos siguientes del texto se mantiene la apelación al futuro en el marco de la misma incertidumbre y precariedad…
Luego se refuerza la invitación a la licencia con una cita de Marx en la que se relativiza el desarrollo del capitalismo en cada país “más o menos libre de aditamentos medievales” para llevar a cabo la Revolución -¿Se entiende que eso sería Rusia? ¿Se reconciliaría así la teoría marxista con las necesidades bolcheviques, como se esfuerza en demostrar, por ejemplo, Lukács?
Las vaguedades anteriores se dan por superadas con una remisión insistente al carácter “científico” de la Revolución, sin mayores precisiones al respecto. El recurso es de uso común en las citas de Marx y en los comentarios de Lenin -¿Habrá que suponer que se refieren con ello al materialismo dialéctico?
En ese contexto, llegamos al punto de inflexión decisivo en el análisis: el surgimiento del Estado Revolucionario. El momento se propone de la siguiente manera: “debe haber, sin duda, una fase especial o una etapa especial de transición del capitalismo al comunismo.” La conclusión se presenta con una cita de Marx que plantea “la dictadura revolucionaria del proletariado.” -¿Eso sería el Estado Bolchevique? ¿El partero a largo plazo de una sociedad comunista sin Estado en Rusia?
Acto seguido, viene una furiosa invectiva contra “la democracia”, acentuando la brecha política para la arbitrariedad del Estado Revolucionario; se justifica la “represión”, la “violencia” y “la sangre”; así, invocando a Engels, dice textualmente Lenin: “La dictadura del proletariado implica una serie de restricciones impuestas a la libertad de los opresores, de los explotadores, de los capitalistas. Debemos reprimirlos para liberar a la humanidad de la esclavitud asalariada, hay que vencer por la fuerza su resistencia. Y es evidente que donde hay represión, hay violencia, no hay libertad ni democracia”. “Democracia para la mayoría gigantesca del pueblo y represión por la fuerza, o sea, exclusión de la democracia, para los explotadores, para los opresores del pueblo: tal es la modificación que experimentará la democracia durante la transición del capitalismo al comunismo”.“Sólo en la sociedad comunista, cuando se haya roto definitivamente la resistencia de los capitalistas, cuando hayan desaparecido los capitalistas, cuando no haya clases (es decir, cuando no existan diferencias entre los miembros de la sociedad por su relación con los medios de producción sociales), solo entonces “desaparecerá el Estado y podrá hablarse de libertad”. En la misma perspectiva, a vuelta de página, concluye: “costará muchísima menos sangre que la represión de las sublevaciones de los esclavos, de los siervos y de los obreros asalariados y resultará mucho más barata a la humanidad.”“Por último, sólo el comunismo suprime en absoluto la necesidad del Estado, pues no hay nadie
a quien reprimir, “nadie” en el sentido de clase, en el sentido de una lucha sistemática contra cierta parte de la población”.
Como se puede advertir, El Estado y la Revolución tiene páginas feroces que no parecen formar parte de la filosofía política; más parecen una instigación abierta al crimen por parte del Estado y en nombre del proletariado “contra cierta parte de la población” – el lenguaje de Lenin es crudo, sencillo y directo, sin eufemismos. Uno se imagina que Stalin podría defenderse con este libro frente a cualquier tribunal…metafísico…
Pero si todavía queda alguna duda del leninismo, según Lenin, las páginas siguientes de la obra que nos ocupa están dedicadas a impugnar a Plejánov y a Kautsky, por “evadir”, por “eludir”, el rol del Estado en la Revolución, conforme a lo que se ha expuesto hasta aquí, en la misma línea de las Tesis de Abril, que terminan (“Tesis 19”) con el planteamiento definitivo de abandonar el nombre de “socialdemócratas”, adoptando el de “comunistas”, por ser más “científico”, y por resultar más apropiado frente a la suerte de traición de sus antiguos camaradas al “marxismo”…
Lenin intentó en forma deliberada elaborar su propia doctrina desde que publicó El desarrollo del capitalismo en Rusia, en 1899, dejando sentadas las bases para propugnar la viabilidad de su visión heterodoxa del marxismo en una Rusia más cercana al medievalismo rural que a la modernidad capitalista… Luego, en
¿Qué hacer?, en 1902, expuso su concepción de que el proletario necesita “revolucionarios profesionales” para llegar al Socialismo, justificando su visión del Partido, vertical, centralista y autoritario. Después, en “Un paso adelante, dos pasos atrás”, en 1904, tomó distancia de los socialistas moderados, como Plejánov, Mártov o Trotsky, que profetizaron al unísono el carácter despótico de su visión. Ya de retorno a Rusia, en 1917, en las Tesis de Abril, expuestas al Comité Central de Partido, al día siguiente de llegar a Petrogrado, se encargó de etiquetar “La Revolución de Febrero” como “burguesa”, de manera tal que su visión de la Revolución Socialista parezca ajustada a la evolución que presupone el marxismo… Ahora, ya en 1917 / 1918, “El Estado y la Revolución”, era su programa filosófico de gobierno…
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…a Plejánov, el reconocido precursor del marxismo en Rusia, le molestaba la supuesta falta de rigor en los textos de Lenin; llegaba inclusive a preocuparse por el “desaliño estilístico”, según cita en forma documentada David Shub… Al parecer, era demasiado filósofo para dirigir una “Revolución Socialista” en el contexto de Rusia…
Poco después de “¿Qué hacer?” se separó de Lenin. Lo propio hizo Trotsky, hasta que se desarrollaron los acontecimientos políticos que allanaron la Revolución bolchevique… Ambos lo acusaron con metáforas históricas de ser un “déspota” –Trotsky, con su exquisita ironía, lo acusó de querer convertirse en un nuevo Robespierre, y de pretender que el Comité Central del Partido sea una especie de “Comité de Salud Pública”, donde la primera cabeza en rodar bajo la guillotina sea la de Carlos Marx…
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…hombres condenados a muerte por Razones de Estado, en su última noche, larga…y corta… Revolucionarios que descubren sin coartadas su historia singular, intransferible…
Cada uno está moralmente solo, infinitamente solo, ¡inconmensurablemente solo!, ante la presencia absoluta de una resolución individual, final…
Es lo que se puede ver en “El muro”, de Sartre; sin concesiones Históricas, sin consuelos impersonales, sin atenuantes políticas…
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…cuando advertimos la descalificación sistemática y sin atenuantes que dirige Lenin – “¡Renegado!”, “¡Revisionista!”, “¡Naródniki!”, “¡Zarista!”, “¡Imperialista!”, “¡Capitalista!”, “¡Burgués!”–contra todo aquel que se aparta en mayor o menor medida de su
credo, como Plejánov, Axelrod, Mártov, Kautsky, Parvus o el propio Trotsky (en su “¡etapa menchevique!”), aún más allá de que hayan sido camaradas en el destierro siberiano o en el exilio europeo, no es tan aventurado imaginar que la indiferencia política de Cioran se detuvo otra vez a pensar en él; la prueba: “Patíbulos, calabozos y mazmorras no prosperan más que a la sombra de una fe, de esa necesidad de creer que ha infestado el espíritu para siempre. El diablo palidece junto a quien dispone de una verdad, de su verdad. Somos injustos con los Nerones o los Tiberios: ellos no inventaron el concepto de herético: no fueron sino soñadores degenerados que se divertían con las matanzas. Los verdaderos criminales son los que establecen una ortodoxia en el plano religioso o político, los que distinguen entre el fiel y el cismático”
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Hombre con H mayúscula
…el principio liminal del “Fascismo” se plantea por la vía de la exaltación confusa de una Raza, de una Historia o de una Cultura, para terminar, de forma compulsiva, en el menosprecio corporativo de la dignidad universal del hombre, que tiene como argumento infinito el mero accidente individual de existir -es el tránsito de la consigna vaga al crimen concreto…
En un diálogo con Borges, compilado por Orlando Barone, Sabato resume el atroz acontecimiento con oportuna lucidez: “Cada vez que los teóricos invocan al hombre con H mayúscula hay que ponerse a temblar; o guillotinan a miles de hombres con minúscula o los torturan en campos de concentración”.
Los “Fascistas” pasan con facilidad de la Asamblea a la patología.
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Un episodio temprano en la vida de Vladímir define mejor que cualquier otro su carácter. Se trata de su actitud mientras se suceden el encarcelamiento, el proceso y la ejecución en la horca de Alexandr; en esos momentos tan dramáticos para él y su familia,
en marzo de 1877, le toca presentarse a rendir los exámenes finales en el Instituto de Simbirsk y obtiene la mayor calificación en las diez asignaturas, logrando la medalla de oro, como mejor estudiante –los exámenes comienzan el 5 de marzo y Alexandr es ahorcado al amanecer del 8 de marzo.
Resulta muy arriesgado hacer algún juicio de valor. Se puede pasar desde la admiración más impecable hasta el asombro más escalofriante…
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Philip Pomper, en El hermano de Lenin, abocándose puntualmente a considerar la influencia que pudo tener en la personalidad de “Volodia” (nombre familiar de Vladímir) la muerte de “Sasha” (nombre familiar de Alexandr), dice así: “Sasha calibraba a la gente y a los personajes de ficción según la moralidad “científica” que enseñaban los nihilistas y los críticos populistas. Valoraba el sufrimiento de la humanidad en lo abstracto, y durante su primera adolescencia reaccionó con fuerza frente a ello, en especial en la obra de Dostoievski; sin embargo, parecía mostrar muy poca empatía por las necesidades emocionales de los seres humanos reales en su vida, y no siempre valoraba el efecto de sus acciones sobre ellos. Sus padres y hermanos apreciaban “las doradas migajas de afecto” de Sasha, y Anna (una de sus hermanas) conjetura que sofocaba la “gran reserva de amor y cariño” que sentía por ellos.
¿Suprimió del mismo modo su amor por la literatura y las bellas artes, según las pautas del nihilismo, o acaso en eso también estaba siguiendo su tendencia natural?”
Compárese este texto con la siguiente reflexión de Vladímir, citada por Shub, cuando en 1892 se organizó un comité de ciudadanos para ayudar a los campesinos que eran víctimas de una hambruna generalizada en la provincia de Samara: “El hambre
–declaró– es la consecuencia directa de un orden social concreto; mientras se mantenga este orden, las hambres serán inevitables. Sólo pueden evitarse aboliendo ese orden. Por ser inevitable en el
sentido indicado, el hambre desempeña hoy una misión de progreso al destruir la economía campesina y empujar a los campesinos de la aldea a la ciudad. Así se va formando un proletariado que acelerará la industrialización del país…Inducirá a los campesinos a reflexionar sobre los hechos capitales de la sociedad capitalista, destruirá su fe en el zar y el zarismo, y precipitará el triunfo de la revolución… Es fácil comprender el deseo de la llamada “sociedad” de acudir en ayuda de los hambrientos, de mejorar su suerte. Tal “sociedad” forma parte del orden burgués… El hambre amenaza con provocar serios disturbios y, posiblemente, con la destrucción de todo ese orden burgués; de aquí que los esfuerzos de las clases acomodadas por mitigar los efectos del hambre sean completamente naturales… Psicológicamente, esas consignas de alimentar a los hambrientos no son sino una expresión del sentimentalismo dulzarrón tan característico de nuestros intelectuales”.
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Karl Popper renunció en su juventud temprana al Historicismo, cuando la Dirección del Partido Comunista festejó el sacrificio de sus militantes más tiernos en un enfrentamiento suicida con la policía de Viena, bajo el argumento increíble de “agudizar las contradicciones del Sistema”. Al parecer comprendió que en las utopías revolucionarias el individuo sólo existe como carne de cañón…
Para ilustrar la afinidad entre la solidaridad abstracta y el egoísmo concreto. Entre la Jauja colectiva y el Infierno individual.
El libro de Popper es autobiográfico, y tiene un título muy humano: Búsqueda sin término.
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Sabato parece tener inclinaciones marxistas pero le falta rigor…
Su vocación es la fisura, no el sistema. Aunque con frecuencia vuelva a sentir nostalgia de lo Absoluto.
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Se fue de su país de manera irrevocable en 1975…
Sin embargo, al parecer, en la vida de Juan Carlos Onetti existe un momento aún más irrevocable, si consideramos que se define como escritor; el momento en el que dijo: “La literatura jamás debe ser “comprometida”. Simplemente debe ser buena literatura. La mía sólo está comprometida conmigo mismo. Que no me guste que exista la pobreza es un problema aparte”.
Puede que se trate de una versión más piadosa de la idea que sin concesiones políticas deslizó Borges: “Tenía entendido que sólo había buena y mala literatura. Eso de la literatura comprometida me suena lo mismo que equitación protestante”.
O quizá sólo se trate de una versión menos sutil de la idea de Camus cuando dijo que prefería a los hombres comprometidos antes que a las literaturas comprometidas, tomando en cuenta que “ya es bastante tener valor en la vida y talento en las obras”.
Quizá.
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Nietzsche era demasiado singular para confundirse en un movimiento político. Borges, demasiado indiferente; no tenía la fiebre reglamentaria…
Y en ambos casos, las invectivas contra los desvaríos colectivistas son previsibles.
El caso de Cioran es distinto: su lucidez política resulta demasiado intelectual; no alcanza a dominar un pulso febril…
Y por eso no es tan asombroso imaginarlo en sus años rumanos participando de las convulsiones del movimiento fascista de Corneliu Zelea Codreanu.
Pero el Cioran de la juventud es sólo una concesión biográfica –
un recurso piadoso para no dejar sin oficio a las Piras de la Inquisición.
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El Socialismo es una idea tan fraternal, que puede mantenerse virgen, a pesar de sus oscuros antecedentes prácticos…
Pero resulta prudente que se conserve en los anales de la poesía.
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Hitler es el personaje más abominable de la Historia – y uno de sus discípulos más aplicados. El nombre epónimo de la falta de humanidad. Pero ni siquiera él pudo dejar de hacer una mueca íntima en el momento definitivo…
El 29 de abril de 1945 se casó con Eva Braun. Al día siguiente
se fueron juntos.
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Cuidar el mundo de lejos no es tan difícil.
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Ludmilla Stal fue una discreta bolchevique. Pero se dice con cierto énfasis que pudo ser una inspiración –V.gr en Llamadme Stalin, de Simon Sebag Montefiore. Una suerte de musa para Iosiv Vissarionovich Djugashvili, en el camino de elegir un sobrenombre para la Historia…
Tampoco sería inverosímil que después de este episodio la diosa Afrodita haya rehusado con dignidad cualquier otro desafío.
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¿Hombre singular?
Bueno, es cada vez más inverosímil que el Paraíso sea alguna Utopía, y es cada vez más humano que sea una emoción intransferible.
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“Catecismo de un revolucionario”
En la tradición subversiva del siglo XIX en Rusia, que fue el antecedente inmediato de la Revolución de 1917, hay un texto que ejerció una influencia decisiva; su título es, además, muy significativo: Catecismo de un revolucionario. Los autores son el reconocido filósofo anarquista Mijaíl Bakunin y el oscuro y carismático nihilista Sergei Nechaev. Escrito en 1869, es citado en la obra ya referida de Philip Pomper, y en su parte más impresionante dice así:
“El revolucionario es un hombre condenado. No tiene nada propio, ni intereses, ni asuntos, ni sentimientos, ni vínculos, ni propiedad, ni siquiera un nombre. Todo en él queda absorbido por un interés único y exclusivo, por un concepto total, una pasión absoluta, la revolución.
En lo más profundo de su ser, no sólo en palabras sino también en actos, ha roto cualquier vínculo con el orden civil, con el mundo instruido en su totalidad y con todas las leyes, propiedades, convenciones y moralidad de este mundo. Él, el revolucionario, es su enemigo implacable, y si continúa viviendo en él, es sólo, entonces, para destruirlo con más seguridad.
El revolucionario desprecia cualquier tipo de adoctrinamiento y rechaza la ciencia pacífica, que deja para las generaciones futuras. Sólo conoce una ciencia, la ciencia de la destrucción. Por eso, y sólo por este motivo, estudia ahora mecánica, física, química y, tal vez, medicina. Con este propósito, estudia día y noche la ciencia viva del pueblo, de los personajes y sus posturas, y todas las condiciones de la estructura social actual en cualquier posible estrato. El objetivo es el mismo, la más rápida y segura destrucción de esta estructura podrida”.
Podríamos quedarnos aquí, sin necesidad de hacer mayores comentarios – sería más elegante, seguramente, como los silencios de Stevenson… Sin embargo, el análisis carecería de rigor si pasamos deliberadamente por alto la siguiente cita de Robert Service, cuando se refiere a la opinión de Lenin sobre Nechaev:
“Pero Vladímir Uliánov consideraba que debería honrarse el nombre de Necháiev (aquí escrito de esta manera). Su razonamiento era el siguiente: “Poseía un talento especial como organizador y conspirador, además de la capacidad de revestir sus pensamientos con formulaciones asombrosas.” A Necháiev le habían preguntado una vez a quién se debería matar de la casa reinante de los Románov. La respuesta fue: “¡A toda la casa de los Románov!”. Uliánov repetía la frase, considerándola un simple rasgo de talento”.
89
Ulises pasa entre Escila y Caribdis atormentado porque es inminente la muerte de su tripulación de hombres concretos. Sólo en el mito Perfecto de Lenin se puede celebrar sin pestañear la Primera Guerra Mundial, como la muerte de hombres abstractos, que sirven para agudizar las contradicciones del Sistema…
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…a Borges también le tocó vivir en Suiza durante la Gran Guerra. Llegó con su familia en 1914 y no pudo volver… En su autobiografía, recuerda ese momento con una frase destinada a provocar la ira de los poseídos por el rencor político: “…éramos tan ignorantes de la historia, que no teníamos la menor idea de que en agosto estallaría la Primera Guerra Mundial”.
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Nietzsche se sintió abrumado en Roma. Inclusive teme haber preguntado en el Palazzo del Quirinal si tenían alguna habitación silenciosa para un filósofo…
En Turín se cayó definitivamente del Tiempo, abrazando sin consuelo a un caballo que era azotado sin tregua por el apuro de la Historia…
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La voracidad de Stalin, en efecto, no reconocía ningún límite –era una especie moderna de Escila. Y parece que la policía mexicana lo tuvo claro en el funeral de Trotsky: hay testimonios de que se tomaron todas las Medidas de Seguridad para resguardar el cadáver.
93
Los campesinos rusos que se vuelven soldados por circunstancias que no entienden –ora del zarismo, ora del bolchevismo-, se asemejan en su vocación original a los “Hombres del arado y del remo” que luchan en «991 A.D.», el cuento de Borges inspirado en un combate entre sajones y vikingos…
Todos los hombres que se ven arrastrados a pelear en una guerra
son iguales, más allá de los siglos y más allá de las culturas.
94
…nótese que cuando Circe describe a Escila, la emoción resulta más ingenua que épica: está impresionada por su aparatosidad más que por su crueldad –le falta la sutileza de los hechizos que hay en otras épocas, que inclusive pueden vestir a Escila de Caperucita Roja… ¿no?
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A partir de dos episodios de guerra, Borges propone alternativas universales:
En «991 A.D.», un padre ordena a su hijo que no luche en la batalla que se aprestan a librar, para que pueda grabar en la memoria de los tiempos una gesta de valor resignado sabe con declarada certeza que caerán inmolados por la invencible adversidad de las circunstancias (nótese que en el Canto VIII de la Odisea se dice: “…los dioses que urdieron a tantos / la ruina para dar que cantar a los hombres futuros”)
En “El pudor de la historia”, existe una virtud adicional: el poeta canta espontáneamente… el heroísmo del enemigo… y vencedor
– ¡tres virtudes!
Ante posibilidades tan sublimes descuidaríamos por un momento el debate perplejo sobre los motivos de las guerras.
Hay una observación final del mismo Borges cuando hace referencia en sus “Notas” al episodio que inspiró «991 A.D.»: en su versión, el caudillo sajón también habría querido salvar “de algún modo” la vida de su hijo…
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El texto completo sobre la renuncia de Lenin a escuchar la Appassionata de Beethoven fue registrado por Gorki y dice así (tomado de la apología que hace de Lenin George Lukács):
“No conozco nada más bello que la Appassionata, y podría escucharla todos los días. ¡Una música maravillosa, ya no humana! Pienso siempre, con un orgullo acaso ingenuamente infantil:
¡qué bueno que existan hombres que puedan crear tal maravilla!” Luego entrecerró los ojos, sonrió y añadió, contrariado: “Pero no puedo escuchar música con demasiada frecuencia. Actúa sobre los nervios, uno querría decir tonterías y acariciar la cabeza de hombres que viven en un sucio infierno, y que a pesar de todo pueden crear semejante belleza. Pero hoy no hay que acariciarle la cabeza a nadie; de lo contrario, a uno le cortarían la mano de un mordisco. Hay que golpear las cabezas, golpearlas despiadadamente; aun cuando, en lo ideal, estemos en contra de toda violencia contra el hombre. Hum, hum, nuestro oficio es infernalmente arduo”.
¿No hay algún eco del Catecismo de un revolucionario, de Bakunin y Nechaev?
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…Gorki… El antiguo camarada de Lenin, que después lo comparó con Sergei Nechaev…
Gorki, el reconocido escritor, considerado entre los aspirantes más serios de la época para el Premio Nobel de Literatura…
Invitado personalmente por Stalin a volver, terminó convertido en lujoso testaferro del régimen en sus últimos años, llegando inclusive a proponer que la construcción del canal Mar Blanco –Mar Báltico, que costó la vida a miles de prisioneros de los GULAG, era un ejemplo de “exitosa rehabilitación de los antiguos enemigos del proletariado”…
Parece que terminó sus días bajo vigilancia minuciosa de Yagoda, el supervisor policial de la construcción de canales soviéticos…
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La descontextualización de Lenin, cegado por su fe revolucionaria, alcanza ya ribetes temerarios, cuando en la “Tesis 17” de sus Tesis de Abril, critica en forma redundante y agresiva a los socialdemócratas de Europa que asumen una actitud “pacifista”, después de casi tres años de “Guerra Mundial”…
Un poseído, diría Dostoievski…
99
…la sangre de los hombres es individual, claro… El credo, impersonal…
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La esposa de Lenin, Nadiezhda Krupskaya, en la biografía que escribe sobre él, no tiene una versión diferente de la suerte de catálogo de renuncias de Vladímir –al parecer, es una fuente indistinta de hagiógrafos y de biógrafos…
Así, cuando se refiere a la renuncia a jugar ajedrez, comienza recordando que el ajedrez fue una pasión temprana que cultivaron juntos Volodia y Sasha, desde antes de ser Lenin y Alexandr – “El ajedrez te absorbe demasiado e impide tu trabajo”, le habría dicho después…
Ha sido uno de los episodios más celebrados durante la vigencia del mito burocrático de Lenin.
101
Merecen ser ciertas las versiones tardías que proponen que Ulises se quiso hacer pasar por loco para no ir a Troya -y que Aquiles se disfrazó de mujer.
102
El leninismo básicamente plantea que en condiciones relativamente ajenas a las que presupone el marxismo tradicional se puede hacer una Revolución Socialista; en ello radicaría la forma novedosa de proponer una especie de interacción dialéctica entre Marx y Lenin –y entre “praxis y verdad abstracta”, como, por ejemplo, entiende Lukács…
El resultado sería, más allá de la propia Revolución rusa, situaciones paradójicas como la Paz de Brest Litovsk o la Nueva Política Económica –en esta saga habría que incluir también el “tren sellado”.
En otros términos, la práctica leninista tendría como principal referencia las oportunidades de coyuntura, por muy difíciles que sean de conciliar con el marxismo.Así, los medios van desvirtuando a los fines, hasta que éstos prácticamente desaparecen –incluyendo la Revolución Socialista que cede el paso a la dictadura estalinista…
103
En ¿Qué hacer? (1902), Lenin expuso un planteamiento que lo define: el rol decisivo lo tendría el Partido; los “revolucionarios profesionales” frente al crecimiento “ciego e irreflexivo” del movimiento obrero; no es un postulado muy ajustado al marxismo clásico… Peor aún: en la práctica, el Partido terminó siendo lo único – después de Stalin, claro…
(Ya en el Poder Soviético, en 1920, Lenin dijo lo siguiente: “Las clases son dirigidas por partidos, y los partidos por individuos cualificados como jefes… Esto es el abecé. A veces un dictador encarna y satisface la voluntad de una clase…La democracia socialista soviética no es consustancialmente incompatible con el gobierno de un individuo, con la dictadura… Lo que se requiere es una dirección única, el reconocimiento del poder dictatorial de un solo individuo… Todas las frases sobre la igualdad de derechos son insensateces”.)
104
Dante es un viajero discreto: un hombre común al que le ha sido concedido el privilegio de ver; Ulises es un viajero épico: lucha contra las deserciones de su alma y contra la furia de Poseidón; Lenin, Sabe…
105
…no debería sorprender que en la personalidad de Lenin coexistan sin tensión alcances abnegados y desalmados; observando con detenimiento, se trata de perspectivas que se presentan en planos diferentes, a saber: es abnegado en forma impersonal, pero es desalmado en forma específica; así como es marxista de manera abstracta, y leninista de manera concreta…
106
…aunque el mito anacrónico de Lenin es invulnerable, Vladímir tiene momentos en los que llega a pensar con demasiado rigor; entonces se cuestiona si la Revolución no está demasiado lejos, al grado de mostrarse desconcertado, indeciso y ajeno, desde la butaca de las disputas internas del partido en el exilio, mientras en Rusia ocurre la “Revolución de 1905”, en la que Trotsky es protagonista de excepción, como Vicepresidente del Sóviet de San Petersburgo – cabe advertir que las demandas del grupo dirigido por el pope Gapón, que desencadena la represión zarista, son más liberales que socialistas, por cierto…
Pero Vladímir es anécdota.
107
Freud dijo que Nietzsche fue el psicólogo más importante que ha existido. Recurramos entonces al solitario de Sils Maria para intentar comprender cómo se recuperaba Lenin de los intervalos de poca fe en las posibilidades del marxismo en Rusia, a la luz de este párrafo travieso:
“¿Qué sabéis, qué podréis saber de lo que haya de astucia, de instinto de conservación, de razonamiento y de precaución superior en el autoengaño, y de lo que necesito para que pueda permitirme siempre el lujo de mi verdad? Vivo todavía, y la vida no es, después de todo invención de la moral: quiere el engaño, vive del engaño. ¿Que no es así? ¿Que vuelvo a comenzar ya y hago de viejo inmoralista, cazador de pájaros, y que hablo de modo inmoral, extramoral, “por encima del bien y del mal”? ”.
Basta este pasaje nietzscheano para abandonar los desafíos que se propone Lukács…
108
“No soy una máquina”
Lenin escribió Un paso adelante, dos pasos atrás luego de la escisión de la socialdemocracia rusa, en 1903, que lo dejó solo frente a figuras como Plejánov, Axelrod, Mártov, Zasúlich y Trotsky. Era su defensa. Sin embargo, en ocasiones como ésta, se podía escuchar la voz de Vladímir; agobiado por el insomnio y las jaquecas dijo que él no era “una maquina”. En el verano de 1904, su esposa, Nadia, lo convenció de que se fueran juntos a pasear por Suiza, olvidando un mes la política…
109
En la odisea de Ulises el retorno a Ítaca no es más importante que cada una de las estancias del viaje, en efecto… En el mito de Lenin, los exilios son parte de un engranaje que tiene un desenlace fatal: la Revolución…
El leninismo es (fue) un Capítulo de la religión monoteísta, con mitos más milenaristas que los del Antiguo Testamento –David conoce el pecado, Job, la duda…
110
…respiro porque creo en una “continuidad”, aun frente a toda evidencia en contrario ¿Principio de Lenin?
111
En el caso del Ulises de Joyce, parece que faltó mayor desenfado en el estilo. Pero tuvo a su favor el inconsciente barroco de la Cultura – Borges, el mejor lector del mundo, escribió en «Fragmento sobre Joyce», que no pudo abordar su “recta lectura”.
De todas formas, Dedalus también alcanza a decir: “la historia es una pesadilla de la que estoy tratando de despertar”.
En la versión de Kazantzakis, Ulises tiene inquietudes municipales más definidas.
La paranoia política del siglo XX.
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(Para otra versión del final de Por quién doblan las campanas)
Con la cara perpleja por la belleza del ocaso, de vez en cuando miraba en el camino el rastro de su sangre, copiosa, regular, premonitoria… Luego volvía a precipitar sus ojos con inocencia en la delgada lámina de oro fino que se duerme cada tarde en el azul del mar…
Había imaginado su muerte temprana muchas veces – parecía que siempre había sido inevitable, ¿no? Era algo así como una Suerte Heroica, como un “Destino Político”, sí… Como un Decreto, ¿de quién?,
¿de Dios?, ¿de alguna de su criaturas descentralizadas de turno?, ¿o simplemente del azar, inescrutable, soberano…?
En todo caso, ahora le resultaba indiferente. No deseaba la “injusticia social”, por cierto… Tampoco había para qué, ¿no? Pero ante la inminencia de su elegía singular, intransferible, actual, comprendía que todo consuelo Histórico era una majadería universal…
Quedaban a solas. La belleza de ese momento y él. La belleza que hasta ese momento nunca había visto él…
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Borges, en efecto, no se siente impresionado por los mitos políticos, sino por las desmesuras existenciales; ese rasgo de impiedad con la fe de los pueblos, tiene un testimonio elocuente en el siguiente pasaje:
“Morir por una religión es más simple que vivirla con plenitud; batallar en Éfeso contra las fieras es menos duro (miles de mártires oscuros lo hicieron) que ser Pablo, siervo de Jesucristo; un acto es menos que todas las horas de un hombre. La batalla y la gloria son facilidades; más ardua que la empresa de Napoleón fue la de Raskolnikov”.
Otra vez Dostoievski frente a Lenin.
114
Aunque Vladímir Ilich Uliánov nació en Simbirsk (hoy Uliánovsk), a orillas del Volga, se conjetura que su sobrenombre “Lenin” sería una alusión deliberada al Río Lena. La hipótesis propone una especie de rebautizo político, a partir de la yuxtaposición con “Volgin”, que era el sobrenombre de Plejánov, en alusión, precisamente, al Volga…
El Lena es más largo que el Volga y fluye en dirección contraria. Hacia el norte…
La idea resulta verosímil cuando se considera la Psicología del personaje. El lugar de su nacimiento sería anecdótico frente a su destino revolucionario; un dato personal sin importancia frente a su destino manifiesto; una pieza cronológica de su biografía frente a su destino redentor –descontando, claro, la intención precoz de competir con Plejánov…
Pero queda también la idea melancólica de que haya sido un homenaje íntimo a los tres años de destierro que pasó en Siberia cerca del Lena – si concedemos alguna importancia al Lenin (¿Vladímir?) que escuchaba a Beethoven…
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“Hacer Historia”. Así resume Cioran el extravío fascista de su edad temprana.
Es la Virtud Política, aún más allá de cualquier ideología ¿no dice el propio Cioran que el mismísimo diablo palidece junto a quien dispone de una verdad, de su verdad?
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Fragmento de una tesis apócrifa…
…encontré este manuscrito en una biblioteca especializada en literatura soviética. En el fondo de uno de sus anaqueles. No lleva firma y, aparentemente, está incompleto, porque no tiene título, y tampoco parece haber una resolución final. La caligrafía es descuidada, hay renglones tachados y los últimos párrafos resultan casi ininteligibles. En la segunda página, un sello borroso se superpone al texto: “Cheká de Ekaterimburgo, 1918”. Transcribo lo que se puede leer por su importancia anecdótica:
(…)…pero basta remitirse en esta tesis anacrónica a las formas socioeconómicas, políticas e ideológicas que caracterizan a Rusia. Su economía, marcadamente rural, con formas de explotación arcaica, está relativamente concentrada en la producción agrícola, y se expresa en la poca flexibilidad que tiene para acceder en forma diversificada al comercio internacional; sus relaciones sociales, condicionadas por sus formas económicas, se parecen más a las del medioevo que a las de la sociedad industrial (recién en 1861 se han abolido “formalmente” las relaciones de servidumbre y según el censo de 1897 más de dos terceras partes de la población no sabe leer ni escribir); su idiosincrasia política, reúne todos los elementos
tradicionales del absolutismo autocrático; su cultura, profundamente religiosa y supersticiosa, justifica de manera inconsciente – y consciente – las formas socioeconómicas y políticas imperantes…
Con esa realidad, Rusia invita más a los deslices cortesanos de Rasputín, que a una aventura revolucionaria con pretensiones de reivindicarse “marxista”…
¿Y los bolcheviques? Pues, como no puede ser de otra manera, un Partido que se pretende marxista en un país estas características, no “debería” ser más que una facción sin posibilidades de incidir a mediano plazo en el curso de la Historia, de no mediar la sagacidad y el oportunismo para aprovechar una situación política en la que el zarismo y el gobierno provisional, cada uno a su turno, han hecho gala de una terquedad chauvinista para que Rusia permanezca en la Primera Guerra Mundial, como una suerte dramática de soldado de Inglaterra y de Francia – es célebre el sarcasmo de los ingleses: “Nosotros lucharemos hasta la última gota de sangre del pueblo ruso”
(…) Soportando una de las carestías alimentarias más graves, con una inflación que provoca conflictos sociales incontrolables, y con las listas interminables y cotidianas de caídos en los frentes de batalla, cual premio a un espurio nacionalismo de contenido extranjero, Rusia no tolera más una guerra que siente ajena. Aun así, en las elecciones municipales de junio para la duma central y de distritos de Moscú, los bolcheviques terminaron detrás de los socialrevolucionarios (amplios ganadores), de los kadetes y de los mencheviques…
¿Cómo entender que hoy, estos mismos bolcheviques, aparezcan dirigiendo una revolución radical? ¿Habrá sido que en este brevísimo lapso, la Rusia más próxima a los naródniki que a los comunistas, transitó y maduró el capitalismo, generando las condiciones para el socialismo? (¿Acaso los bolcheviques no esperan ansiosos que se produzca en estos meses una revolución socialista en la industrializada Alemania, como mentís de su propia revolución socialista en la preindustrial Rusia?)
(…) Lo que ocurre es que los bolcheviques son los únicos que pregonan sin atenuantes el retiro de Rusia de la Gran Guerra. Inclusive aceptando las condiciones que en este momento quiere imponer Alemania en Brest Litovsk. Eso es lo único que tienen en común con el pueblo. Y por ahora, eso alcanza y sobra…
117
…un connotado marxista de nuestra época, el historiador Eric Hobsbawm, al referirse al descontento radical del pueblo ruso en 1917, describe que el Poder estaba prácticamente acéfalo y que los bolcheviques simplemente se limitaron a recogerlo…
Inapelable.
118
…la propia voz de Lenin, luego de plantear abiertamente la dictadura, resuena profética y sobrecogedora en este párrafo de El Estado y la Revolución:
“No somos utopistas y no negamos lo más mínimo que sea posible e inevitable que algunos individuos cometan excesos, como tampoco negamos la necesidad de reprimir tales excesos.”
Stalin fue Regla, no excepción…
119
Hay demasiada fe en Lenin. Eso hace desconfiar de su sabiduría.
120
El café
No es fácil imaginar a Borges mencionando a Trotsky, ciertamente. Sucedió en una entrevista que le hace Esteban Peicovich, cuando le pregunta sobre un poema suyo de 1918 en loor de la Revolución rusa… Borges hace una precisión Histórica: dice que en todo caso podía ser un poema dedicado a Trotsky, pero no a Stalin, tomando
en cuenta la época… Luego, aclara, que tampoco fue para Trotsky. Observa que el comunismo al que se refiere “está basado en la idea de la fraternidad universal, de que no se iba a hablar de países, que no iba a haber fronteras”.
Nótese que aún por la vía de la aclaración omite a Lenin. Y nótese también que el curioso episodio se convierte en una oportunidad que Borges no desaprovecha para reafirmar un postulado que, en efecto, es recurrente y sutil en su obra: el universalismo.
La aclaración resulta peregrina y termina sin mayores consideraciones: “El café parece que no aparece, ¿no?”.
121
Cuando Ulises se encuentra con Agamenón en el Hades le pregunta con naturalidad si murió combatiendo por una ciudad o por una mujer…
Los especialistas dicen que la Historia todavía no se afirma en este periodo.
122
Entre la pobreza singular y concreta de la infancia de Camus y la pobreza Revolucionaria y abstracta de los discursos políticos, resulta difícil imaginar que se trate del mismo tema…
El tono, que es la voz del alma, suena distinto…
123
Indignante…
No es imprescindible ser “marxista leninista” para indignarse ante la grotesca falsificación histórica que hay en las Obras escogidas de Lenin, que constan de tres tomos. La edición es de Editorial Progreso, Impresa en Moscú, con una primera edición en español de 1962 y una última “reimpresión” de 1987.
Lo primero que hay que advertir es la inocencia absoluta de Lenin. Lo segundo, la corresponsabilidad de los “marxistas leninistas” de todo el mundo que siguieron religiosamente durante décadas esta línea estalinista…
Al final de cada Tomo hay un “Índice de nombres”, que es de autoría exclusiva de los editores. Veamos lo que dice el tomo 2 en la voz “Trotski” (*):
“Trotski, Lev Davídovich (Bronshtéin) (1879 – 1940): enemigo recalcitrante del leninismo.
(*) Se ha optado por registrar en este trabajo el nombre “Trotsky” con “y”, como aparece en su obra “Mi vida. Intento autobiográfico”.
Llevó una lucha sin cuartel contra Lenin en todas las cuestiones de la teoría y la práctica de la revolución socialista. Durante la primera guerra mundial (1914 – 1918) ocupó una posición centrista. Ingresó en el Partido Bolchevique en vísperas de la Revolución Socialista de Octubre. Después de esta desempeñó varios cargos de responsabilidad, pero siguió su activa labor fraccionista. En 1918 estuvo en contra de la firma de la paz de Brest. En 1920 y 1921 se pronunció contra la política leninista respecto a los sindicatos y el movimiento sindical. En 1923 encabezó la oposición contra la pauta general del partido. El Partido Comunista desenmascaró el trotskismo como una desviación pequeñoburguesa en sus filas y lo derrotó en los aspectos ideológico y orgánico. En 1927 Trotski fue expulsado del partido y expatriado por su labor antisoviética en 1929. Posteriormente se le privó de la ciudadanía soviética”.
Parecería ya un ejercicio inútil, por anacrónico, esmerarse en apuntar algo sobre este infundio tan desabrido. Sin embargo, a “Cien años de la Revolución rusa”, resulta moralmente apremiante no descuidar algunas situaciones concretas sobre el personaje de la semblanza:
- Nótese que no se dice nada sobre las circunstancias de su muerte…
- Nótese que no se dice nada sobre su rol protagónico en “La Revolución de 1905”, como Vicepresidente del Sóviet de San Petersburgo…
- Nótese que no se dice nada sobre su rol protagónico en “La Revolución Socialista de Octubre”, entregándole el poder al propio Lenin, como Presidente del Sóviet de Petrogrado…
- Nótese que se busca devaluar su rol protagónico en “La Revolución Socialista de Octubre” hasta la muerte de Lenin, el 21 de enero de 1924…
- Nótese que se busca devaluar su considerable aporte teórico en la línea general de la Revolución rusa…
- Nótese que el hilo conductor del premeditado texto es oponerlo sistemáticamente a Lenin, manipulando los hechos, y obviando cuidadosamente a Stalin…
- Nótese que no existe la menor referencia a la persecución de que fue víctima en el exilio (ni al exterminio de casi toda su familia) hasta su asesinato en México…
- Nótese, finalmente, que no hay ninguna referencia a Stalin…
En ese contexto, el “Índice de nombres”, en las voces “Zinóviev”, “Kámenev” y “Bujarin”, que murieron fusilados en el marco de “los juicios de Moscú”, montados por Stalin en 1936 y en 1938, se corta también abruptamente con la expulsión de los nombrados del Partido Comunista “por su labor contra éste”.
124
1923 / 1924
No es inverosímil que Lenin haya seguido trabajando hasta el final mientras su cuerpo estaba completamente paralizado. Como en el caso de aquel personaje de Borges que acaba mentalmente su obra frente al pelotón de fusilamiento hasta entonces, Dios ha dispuesto que el universo se paralice un año. Sólo cuando ha pensado la última Línea Perfecta, “la cuádruple descarga” termina con su vida…
125
Nada más opuesto al pensamiento de Nietzsche que el pensamiento de Trotsky. Sin embargo, hay un rasgo muy cabal en la vida de los dos: terminaron sin nacionalidad…
126
Un creador empieza desconfiando de las certidumbres que están a disposición de todos. Creyendo por su cuenta.
Deja de ser creador cuando se vuelve comisario vitalicio –dictador, burócrata, cura…
127
…una preciosa reflexión dialéctica de Engels, a propósito de las controversias sobre las denominaciones que debe tener “el Partido”: “Pero los nombres de los verdaderos partidos políticos nunca son adecuados por entero; el partido se desarrolla y el nombre queda”
¿No es lo mismo que sucede con un hombre?
128
Indignante… (II)
No hubo respeto. Aunque parezca ingenuo y trivial advertirlo así. No hubo respeto por nadie ni por nada…
La forma de utilizar la figura de John Reed es ilustrativa al respecto. Reed, un periodista estadounidense que había estudiado en Harvard, escribió la apología más conveniente que se pueda imaginar de la causa bolchevique, considerando el momento pionero de su publicación y el origen del autor… Así, Diez días que estremecieron al mundo, obra publicada en 1919, prestó servicios inesperados y extraordinarios a la Revolución rusa, convirtiéndose en un suceso mundial…
Con eso bastaba para tener cierto cuidado con el legado de Reed; máxime, si decir “legado”, no es aquí una mera concesión a los usos: John Reed murió en Moscú a los 32 años, luego de contraer tifus en el Cáucaso, mientras seguía promoviendo el marxismo de Lenin por todo el mundo – con credencial burocrática incluida…
El caso es que ahora tengo un ejemplar del libro editado por Ediciones Orbis, S.A., impreso en Barcelona, España, que data de 1985, con un “Postfacio a la Edición Soviética”, fechado en 1957… La intervención policial está dirigida desde el comienzo hasta el final a “corregir” a Reed en lo concerniente a sus apuntes y a sus comentarios sobre el rol de Trotsky en la Revolución rusa… Para todo lo demás, el “Postfacio”, en sus tramos finales, dice: “Sin embargo, estas fallas y otras imprecisiones que podrían señalarse en el libro de Reed tienen un carácter parcial puramente secundario y no influyen para nada en las posiciones de principio mantenidas en la obra, que constituye en verdad un documento literario notable de primer orden, en el que expone, con gran plasticidad y relieve, la verdad acerca de la gran Revolución socialista de Octubre.”
En otros términos, “la verdad histórica” (muletilla de rigor en la literatura de este género, que se invoca puntualmente en el “Postfacio”), no incluiría la versión de los hechos y las impresiones de Reed sobre Trotsky…, porque muestran su rol protagónico en la toma del Poder por los bolcheviques…
Claro… Hubiera sido un prodigio extravagante confiscar todos los ejemplares del libro que desde 1919 hay en el mundo entero – y en diferentes idiomas – para hacer las adulteraciones acordes a la versión oficial que se difundió sobre Trotsky, poco después de la muerte de Reed, viajar al pasado, como en una novela al revés de
H.G. Wells, y publicar de nuevo la obra con la firma del autor, antes de reubicarlo para que continúe su tarea revolucionaria en alguna de las diminutas islas del Archipiélago GULAG que no figuraban en los mapas soviéticos…
De todas maneras, el sainete de ocasión, no pudo resolver un problema invencible: el “Prefacio” de la Primera Edición de “Diez días que estremecieron al mundo”, no tiene ninguna objeción en torno a lo que se dice en el libro sobre Trotsky ni sobre nada… En su parte más sensible dice así: “…desde el fondo de mi corazón lo recomiendo a los obreros de todos los países. Quisiera que este libro fuese distribuido por millones de ejemplares y traducido a todas las lenguas, ya que ofrece un cuadro exacto y extraordinariamente vivo de acontecimientos que tan grande importancia tienen para comprender lo que es la revolución proletaria, lo que es la dictadura del proletariado.” ¿Que quién lo escribe? Pues, Lenin…
129
Animal reciente
…que el hombre es un animal reciente parece materia de la Historia, aunque se resientan la Antropología y otras disciplinas conexas. Para comprobarlo, basta recordar que la temeridad infantil de gobernar a todos provocó más de cien millones de muertos sólo en el siglo XX, a través de la acción entusiasta de diversas sucursales totalitarias…
130
…una de las paradojas más desapercibidas por la Historia es la tolerancia del liberalismo con sus verdugos; entre los beneficiarios, sin duda, estuvo Lenin, que ingresó en un tren enemigo a Rusia, pronunció un discurso político de bienvenida en la Estación de Finlandia, se reunió al día siguiente con el Comité Central del Partido y los Sóviets, difundió sin reservas sus Tesis de Abril –para derrocar a la democracia burguesa-, hasta llegar finalmente a su versión de la “Dictadura del Proletariado”…
Una tolerancia impensada en el Régimen que fundó él…
(En su “Tesis 17” dice sin rubor: “No hay en el mundo país en que reine, actualmente, la libertad que reina en Rusia. Aprovechemos esta libertad…”) (La cursiva en actualmente es de él…)
131
El rostro más característico de la personalidad de Lenin es la visión instrumental de todo lo que lo rodea, se trate de personas o se trate de ideas; así, es instrumental su relación con Nadiezhda, a quien considera una secretaria imprescindible, que le da seguridad administrativa, o con Inessa, a quien estima como un perfil necesario para el Partido, más allá de cualquier emoción que pueda despertar ocasionalmente en él, a la que no tiene inconveniente en renunciar, cuando amenaza la estabilidad unidireccional en sus fines políticos… Lo propio ocurre en la relación con sus camaradas, que son reconocidos en la medida que comparten, de forma exacta, su análisis, o son alejados implacablemente, con anatemas de por medio, si disienten de él…
La aproximación no es distinta con las ideas; su actitud frente al marxismo le permite actuar dejando de lado posiciones “dogmáticas” y posiciones “oportunistas”, como sugiere la versión del leninismo que postula Lukács; de esta manera, resulta un tanto imprevisible, encontrando justificación ideológica para cualquier decisión que toma, a la vez que descalifica sin atenuantes cualquier decisión ajena por no ser “científica”…
132
Ferdinand Lasalle…, resulta melancólico en el panteón de los revolucionarios del Siglo XIX…
Filósofo y activista, encarcelado, perseguido, ensalzado, vituperado, amigo y disidente de Marx…, es uno de los antecedentes del asociativismo obrero alemán, que constituye, a su vez, uno de los antecedentes de la socialdemocracia alemana, que constituye, a su vez, uno de los movimientos precursores del marxismo en el mundo…
Hasta ahí, un héroe reglamentario.
Murió a los 39 años, a causa de las heridas recibidas cuando se batió a duelo por una mujer –La Historia se ruboriza ante la soledad íntima de un hombre singular…
133
San Vladimir 2017
No se trata de Vladímir Ilich Uliánov, ciertamente. No se trata de Lenin. El Vladimir que ahora nos ocupa parece que no tiene un acento tan marcado y es, además, Vladimir I, Príncipe de Kiev, que el año 988 extendió la ortodoxia cristiana por otras naciones del Imperio…El caso es que por ahora se acaba de restaurar una festividad en el calendario ruso: San Vladimir; pero, además, el Presidente Vladimir… Putin acaba de inaugurar una estatua de once metros en su honor…
En cualquier caso, es sólo un episodio más en la neurosis circular de la ansiedad religiosa. El paso de un santo a otro santo que retorna…
134
…el universalismo de Lenin parece desbordante en sus Tesis de Abril; no hace la menor concesión a los nacionalismos…
Se trata de una faceta verdaderamente revolucionaria, si observamos la causa principal de los desvaríos recurrentes de la humanidad. Los nacionalismos, además de ser inevitablemente parciales en su análisis del hombre, son temerarios en su práctica; en ellos se esconden los colmillos sangrientos de la Historia…
Sin embargo, queda una duda razonable: ¿la actitud universal de Lenin obedece a una convicción leal o al cálculo que le puede reportar para alcanzar el Poder, desmereciendo la permanencia de Rusia en la Primera Guerra Mundial?
Cabe observar que una de las principales “acusaciones” hechas a Trotsky, por parte de quienes actuaron en nombre de la defensa soviética de Lenin, es su visión internacionalista de La revolución permanente; la representaron como opuesta al nacionalismo ruso, devaluando así el marxismo…
135
…una misma sensibilidad (Dominique Sanda) personificó en el cine a Lou y a Inessa… ¿Un hilo de Ariadna para establecer diálogos entre Nietzsche y Lenin?
136
…esa insistencia obsesiva de Lenin por remarcar en sus textos el carácter “científico” de lo que plantea, ¿no refleja una consciencia patética de sus insuficiencias?
137
…el fundamento de John Reed en su libro Diez días que estremecieron al mundo es que fue testigo presencial de la Revolución rusa; lo dice, convencido de su autoridad, desde el primer párrafo de su “Prefacio del autor”, sin advertir que es una premisa de convicción muy burguesa…
Era demasiado joven para distinguir entre “lo que se ve” y “lo que se cree”…
138
…pero el propio Lenin, en efecto, deja algunas huellas de las insuficiencias de su visión del marxismo para Rusia; así, en la “Tesis 19”, de sus Tesis de Abril, cuando se refiere a la segunda mitad del siglo XIX en Europa, dice: “la Rusia semifeudal sumida en un letargo secular”. Antes, en la “Tesis 17”, refiriéndose a lo que en la literatura del caso se suele denominar “consciencia de clase”, hace una relación de los pocos cuadros internacionales que tendrían este atributo revolucionario, concluyendo en los siguientes términos: “Si son pocos esos socialistas, que los obreros rusos se pregunten si había en Rusia muchos revolucionarios conscientes en vísperas de la revolución de febrero – marzo de 1917.”
139
…no es fácil imaginar a Marx y a Engels hablando literalmente de la “extinción” del Estado cuando la sociedad alcance un grado de evolución comunista; sugiere un grado misterioso de ingenuidad que parece infantil…
De todas formas, la experiencia Histórica muestra que la continuidad más concreta del Estado, al menos en la fase leninista anterior al “comunismo”, estuvo plenamente garantizada cuando la Ojrana fue sustituida por la Cheká –cuando la policía secreta del zarismo fue sustituida por la policía secreta de la revolución…
140
Ulises encuentra a las sombras en el Hades. Están desesperadas por beber sangre…
Parece que no tienen rubor –como la Historia, ¿no?
141
…no es tan aventurado imaginar que la indolencia política de Borges se detuvo una vez a pensar en Lenin; la prueba:
“Había cursado con fervor y con vanidad casi todas las páginas de no sé qué manual comunista; el materialismo dialéctico le servía para cegar cualquier discusión. Las razones que puede tener un hombre para abominar de otro o para quererlo son infinitas: Moon reducía la historia universal a un sórdido conflicto económico. Afirmaba que la revolución está predestinada a triunfar. Yo le dije que a un gentleman sólo pueden interesarle causas perdidas…”
142
…las resonancias premonitorias de Kafka ya rozan el misterio cuando describe en “El castillo” al emisario gubernamental que baja a la aldea en los siguientes términos: “Un señor de baja estatura, débil y que cojea un poco. Él me reconoció de inmediato; son afamados su memoria y su conocimiento de la gente. No hace más que fruncir el ceño y eso le alcanza para reconocer a cualquiera, a veces hasta a personas a las cuales nunca ha visto, de las que únicamente supo algo, de oídas o por alguna lectura.”
Es extraño que Kafka haya escrito esto antes de 1924.
La tuberculosis fue generosa con él. No conoció la Unión Soviética, que para entonces era sólo un confuso experimento, ni terminó en algún Campo de Concentración, tomando en cuenta su origen…
143
Lenin
Una voluntad, Implacable, Escribe la Historia, Altera el Tiempo, pero está Inés.
144
Nietzsche no terminó sus días invocando alguna Utopía. Invocó a
Ariadna -¿Lou? ¿Cósima?
La Historia suele ver en el episodio una falta de equilibrio.
145
Sabato dejó la Ciencia para dedicarse a la incertidumbre. Cambio la Exactitud por la perplejidad de cada uno.
La Física por el precipicio…
En varios momentos se lo vio reincidir en los consuelos de la Política.
Pero antes del fin lo vi solo, deambulando, entre el Álgebra y la luna.
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