La paja en el ojo ajeno…
Marcelo Ostria Trigo
La solicitud de un grupo de parlamentarios opositores bolivianos al presidente de Estados Unidos para que su representación ante la Organización de los Estados Americanos (OEA) pida que se pronuncie sobre la ilegal candidatura a la reelección del actual presidente de Bolivia, ha causado gran revuelo. El oficialismo sugiere que los congresistas han incurrido en un grave delito –nada menos que traición a la Patria– por solicitar que se plantee en el organismo hemisférico esa cuestionada pretensión.
Se olvida que la Carta Democrática Interamericana, de la que Bolivia es signataria, lo cual establece compromisos, dice: “Cualquier persona o grupo de personas que consideren que sus derechos humanos han sido violados pueden interponer denuncias o peticiones ante el sistema interamericano de promoción y protección de los derechos humanos conforme a los procedimientos establecidos en el mismo”. (Art.8°).
La reacción oficial fue con epítetos insultantes y con suposiciones: “La derecha no quiere que Evo sea presidente. Están pidiendo a su patrón (Trump) que intervenga, tienen miedo. La derecha boliviana tiene miedo y ahora pide la intervención de EEUU; vergüenza. Saben que vamos a ganar, pero como no pueden (ganar) acuden a Trump”. Es más: aseguró “que la derecha y EEUU se oponen a su repostulación porque buscan el retorno de las bases militares norteamericanas, que las transnacionales se adueñen de los recursos naturales, y privatizar el agua y la energía eléctrica”.
Por otro lado, el Senado de Estados Unidos aprobó una resolución en la que se pide al mandatario boliviano que respete los límites constitucionales a la reelección presidencial, ya que la CPE estipula solo dos periodos continuos. Este cuerpo legislativo se pronunció con un lenguaje medido, como corresponde, sin suposiciones ni injurias. Por ello, habría que recordar la permanente acusación sin pruebas del propio presidente de Bolivia a la Embajada de Estados Unidos de alentar a la oposición para que derroque al actual régimen.
En una ocasión el presidente afirmó: «Siempre habrá grupos que ostenten intereses externos del sistema capitalista o la dominación imperialista… habrá todavía políticas de dominación y habrá todavía bolivianos que ostenten el sistema capitalista, pero el sistema capitalista es el peor enemigo de la humanidad». Esto sin advertir que los recursos naturales en Bolivia, por decisión del gobierno, están en manos de empresas extranjeras, y que los países capitalistas son los más prósperos y democráticos del mundo.
La agresividad no contribuye a la solidaridad, a la comprensión, a la cooperación mutua y al buen trato recíproco. Es que hay un empeño en “ver la paja en el ojo ajeno, y no la viga en el propio”.