ArtículosInicioManfredo Kempff Suárezsemana del 28 de MAYO al 3 de JUNIO

LA OEA: CAJA DE RESONANCIA

Si la reunión de la OEA realizada en La Paz en 1979 terminó escandalosamente, a tiros y con tanques en las calles, deponiendo a un gobernante democrático como el Dr. Guevara, pero que no había sido elegido por el pueblo, hoy no habrá ni tiros ni tanques, pero no faltará zozobra por todos lados. Esta 42º Asamblea General de la Organización será una caja de resonancia internacional de mucho vuelo en cuanto acontece en este país tan querido y tan extraño.

Está a la vista que el asunto marítimo boliviano no va a ser lo más importante para los cancilleres visitantes. Siguen ahí las resoluciones aprobadas y nadie está dispuesto a reeditarlas para que después no tengan efecto alguno. Bolivia ha hecho bien en no proponer un nuevo texto, porque, sencillamente, no íbamos a lograr unanimidad, sino que, peor, ni mayoría de votos. Los tiempos han cambiado mucho y en Chile gobierna una democracia respetada y ya no existe el voto anti-Pinochet que favorecía tanto a nuestra diplomacia.

Como si fuera poco, el canciller chileno, Alfredo Moreno, ha augurado que ni siquiera habrá una declaración de apoyo a la causa portuaria nacional. Echando por la borda todas las resoluciones anteriores manifestó, no exento de pudor, contraviniendo todo, que el pleito era exclusivamente entre Chile y Bolivia. Esa ha sido siempre la posición de Chile, lo sabemos, pero no se debe olvidar que Chile reconoció en el seno de la OEA que el reclamo boliviano era de interés continental. Ahora los chilenos niegan eso, como se olvidan también de los varios compromisos que asumieron con Bolivia para darle una solución con soberanía a su enclaustramiento.

Lo que la diplomacia chilena no podrá hacer es taparle la boca a S.E. Nadie puede hacerlo. Hasta ahí no llega la maestría de los embajadores mapochinos. ¿Quién puede hacer que S.E. se calle? Y la demanda marítima nacional vendrá por boca de S.E., que, ojalá esta vez, sea precisa, sagaz, y no derive, como siempre, en lo anecdótico y en el falseamiento de la historia. Si habla S.E. que hable bien y que no se vaya por las ramas auto inmolándose y tratando de desviar el tema hacia la política interna, tratando de salvar a un gobierno que está haciendo aguas por todos lados.

Los cancilleres de las naciones amigas vienen advertidos de lo que sucede en Bolivia, por supuesto. Ellos no se van a dejar impresionar por el inusitado movimiento anti narcóticos de los últimos días. Saben de memoria que Bolivia jamás llegó a tolerar de forma tan complaciente al narcotráfico como en este último lustro. Lo del “narco Estado” no es un invento de la oposición, sino el resultado de una desvergonzada permisividad en la ampliación de los cultivos de coca y la vista gorda para que los cielos bolivianos se conviertan en autopistas aéreas sin vigilancia, donde, sobre todo en las noches, avionetas trafican cocaína como abejas. No hay que olvidar que, además del canciller chileno, estarán representados en la Asamblea de Cochabamba, los de Brasil, Argentina, Paraguay y Perú, que saben perfectamente a qué niveles ha llegado el negocio inmundo de los estupefacientes en Bolivia. Y ni qué decir de los Estados Unidos.

La marcha de losmoradores del TIPNIS estará escalando a pie la cordillera rumbo a La Paz, con mujeres descalzas, embarazada alguna, con niños desabrigados, y con hombres que están dispuestos a todo. El gobierno podrá recurrir al cualquier ardid propagandístico – y tiene dinero de sobra para eso – pero los ilustres visitantes se enterarán de que los indígenas del oriente no tienen el mismo trato que los aimaras. Ya lo saben los cancilleres, pero tendrán la confirmación directa de que en nuestro país hay indígenas de primera y de segunda. Confirmarán que este es un gobierno de “algunos” indios, no de todos.

Y la caja de resonancia continental vibrará cuando se sepa que el senador Roger Pinto está asilado en la embajada de Brasil, con una veintena de juicios en su contra y con amenazas de muerte, algo inusitado en una democracia. Y cuando se conozca sobre la cantidad de presos políticos que existen en las cárceles de Bolivia, fingiendo que son delincuentes comunes. Y será grave pero muy positivo que los cancilleres se enteren del montaje que se hizo en Santa Cruz de la Sierra cuando se apresaron a más de treinta ciudadanos y tuvieron que buscar refugio más de un centenar, acusados, ladinamente, de terroristas y separatistas. Justamente, para la reunión de la OEA, esos 30 ciudadanos estarán en capilla esperando un juicio que a todas luces será condenatorio de antemano.

Se enterarán los cancilleres, además, que en esta democracia sui generis, no solamente que se asesina a la gente en la calle, aceptando una justicia comunitaria depravada, sino que, nada menos que el Gobernador del departamento de La Paz, un señor Cocarico, ha tenido la iniciativa de alentar el colgamiento de los jefes de la oposición. Además de que un diputado pisaverde, de apellido Garvizú, ha amenazado con procesar a quienes dañen la imagen del gobierno durante el curso de la Asamblea, es decir a quienes abran la boca desde hoy hasta el martes.

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