La agenda de junio y la propuesta de autonomía departamental (2003-2005)
Paula Peña Hasbún
La demanda por autonomía, es uno de los temas de larga duración en la historia cruceña, que se puede estudiar desde el año 1825. Sin embargo, la lucha autonómica de principios S. XXI, tiene características singulares ya que se desarrolló durante la crisis del Estado boliviano entre el año 2000 y 2005.
La “guerra del agua” en Cochabamba y la expulsión de una empresa extranjera, permitió a los movimientos sociales, la izquierda y distintos sindicatos, articular un discurso contra la globalización, el imperialismo y el sistema neoliberal. En el altiplano paceño los movimientos indigenistas con reivindicaciones étnicas, bloqueaban caminos y amenazaban con cercar La Paz, en reminiscencia a Túpac Catari. Mientras que en Santa Cruz, la dirigencia cívica y empresarial exigía un nuevo pacto con el Estado boliviano para reconocer las autonomías departamentales. Esa demanda centenaria cruceña había quedado frustrada en las dos décadas anteriores, en las que solo se había conseguido la autonomía municipal, de Santa Cruz para toda Bolivia.
En el Occidente la crisis se agudizó entre febrero y octubre de 2003, los resultados fueron la violencia y la muerte. Durante ese período, Evo Morales y Felipe Quispe se disputaban la hegemonía de la oposición contra Sánchez de Lozada. El tema de la venta de gas a los EEUU por Chile, fue el centro de la demanda de los movimientos sociales, ya que el gas representa la lucha por los recursos naturales, el antiimperialismo y la posibilidad de acabar con la capitalización que había marcado el primer gobierno de Sanchez de Lozada. La llamada “guerra del gas” consolidó la preponderancia del liderazgo de Morales. El uso indiscriminado de la violencia llegó a tal extremo que el 1° de octubre la dirigencia cruceña lanzó un documento en el que plantea que los bolivianos debemos ponernos de acuerdo y sentar las bases para la refundación de un país verdadero, multiétnico y pluricultural en el que todos nos sintamos parte.
Tras jornadas violentas y muerte de decenas de personas en El Alto, el vicepresidente Carlos Mesa, sin renunciar a su cargo, se desmarca del presidente Sanchez de Lozada, que finalmente renuncia y abandona el país el 17 de ese mes.
Mesa asume como nuevo presidente y adopta para su gobierno la “agenda de octubre”, que tiene como principales puntos: el rechazo al modelo neoliberal; la recuperación de los recursos naturales y la nacionalización de los mismos; y la necesidad de una nueva constitución que reconozca a la mayoría indígena y ponga fin a la democracia pactada.
Una reforma constitucional incluyó el referéndum y la iniciativa legislativa ciudadana, como instrumentos de democracia participativa. El presidente llamó entonces a un Referéndum sobre la exportación de hidrocarburos para julio de 2004. Ante esta situación Santa Cruz decidió avanzar en su reivindicación autonómica.
El 22 de junio del 2004 la dirigencia cruceña liderada por Ruben Costas, convocó a un cabildo donde planteó la “agenda de junio”, contra los bloqueos, el centralismo y la violencia. Se exigió la convocatoria a un referéndum nacional sobre las autonomías departamentales y se inició la recolección de firmas para llamar a un referéndum sobre las autonomías, antes de la convocatoria a la Asamblea Constituyente. En una difícil relación entre la región y el estado central, se recolectaron más de 450 mil firmas.
En enero de 2005, la subida del precio del diésel y la demanda autonómica, desembocaron en un paro cívico de 48 horas y en una huelga de hambre de varios sectores. La convocatoria a un nuevo cabildo programado para el 28 de enero, llevó al presidente Mesa a bajar el precio del diésel, a aceptar la convocatoria de un referéndum por autonomías y la elección de los prefectos.
El cabildo del 28 de enero instituyó la Asamblea Provisional Autonómica, conformada por todo los representantes elegidos del departamento: diputados, senadores, asambleístas departamentales, presidentes de concejos municipales y representantes de los pueblos indígenas, con el mandato llevar a la práctica la autonomía. Así mismo en febrero se entregaron las firmas requeridas por ley para llamar a un referéndum nacional.
La exigencia de la promulgación de la una ley de Hidrocarburos, agudizó el conflicto nacional. Hormando Vaca Diez, presidente del congreso promulgó el 17 de mayo de 2005, pero las presiones continuaron para adelantar las elecciones generales.
La renuncia definitiva del presidente Mesa derivó en una complicada sucesión constitucional -marcada por la presión de los movimientos sociales- que no aceptaban a Vaca Diez como sucesor, por su condición de cruceño. Finalmente, fue nombrado presidente Rodríguez Veltzé quien llamó a elecciones generales y a elecciones de prefectos, para el 18 de diciembre del mismo año.
Por primera vez en la historia de Bolivia, después de 180 años de vida independiente, los bolivianos de cada departamento pudimos elegir a los prefectos, una conquista cruceña para toda Bolivia.