ArtículosIniciosemana del 17 de OCTUBRE al 23 de OCTUBRE

Levudos, buenudos y suertudos

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Con su arrogancia característica, el Vicepresidente ignora o desdeña la historia económica del país y lo que hicieron los anteriores gobernantes con inteligencia y habilidad, comenta el autor.

Juan Antonio Morales doctor en Economía

El vicepresidente García Linera se he referido a los gobernantes de la era democrática que precedieron al gobierno del MAS como «levudos”. No es claro lo que ha querido decir con ese término. ¿Será que los gobernantes llevaban levita como los oligarcas del siglo XIX? ¿Será sinónimo de boludos por la rima, como parece ser la intención de García Linera? En todo caso fue una referencia peyorativa. Con su arrogancia característica, el Vicepresidente ignora o desdeña la historia económica del país y lo que hicieron los anteriores gobernantes con inteligencia y habilidad.

Parar en seco la hiperinflación como lo hizo el gobierno de Paz Estenssoro, causó la admiración más allá de nuestras fronteras. Se escribieron numerosos artículos académicos, por economistas de gran reputación, analizando tanto los orígenes de la hiperinflación como los instrumentos que se emplearon para frenarla. Las técnicas para parar la hiperinflación nos pueden parecer ahora convencionales, pero nadie puede desmerecer la gran habilidad política con la que se ejecutó el programa. Sea dicho de paso, el FMI no participó en la elaboración del programa de estabilización y vino recién en junio de 1986, casi un año después de que el DS 21060 fuera promulgado.

La estabilidad económica de la que hemos gozado en los últimos 31 años tiene sus raíces en el DS 21060 y en las medidas que le siguieron. Bolivia nunca tuvo una política económica más ordenada que la que tuvo durante el último gobierno de Paz Estenssoro.

Una tarea importante que los gobiernos tuvieron que acometer fue la de desenredar a Bolivia de las ataduras de la deuda externa. Con gran pericia se obtuvo una quita de la deuda con la banca privada internacional y se pagó solamente 11 centavos por cada dólar que se debía. Las ocho negociaciones de alivio de deuda con los gobiernos extranjeros en el Club de París fueron llevadas a cabo con gran maestría. Bolivia se benefició además con los programas de alivio de deuda para países pobres altamente endeudados, el HIPC I, el HIPC II y más allá del HPIC. Por último, casi inesperadamente se favoreció con el MDRI, el programa más ambicioso de todos de condonación de deuda. El gobierno actual se ha beneficiado de todos esos perdonazos conseguidos por los levudos y puede jactarse de lo poco endeudado que está el país.

El vicepresidente García Linera confunde al Club de París, que es un foro de renegociación de las deudas oficiales, bajo la presidencia del Ministerio de Finanzas de Francia, con el Grupo Consultivo de París, que es una instancia de coordinación de los donantes y de la cooperación internacional bajo la dirección técnica del Banco Mundial. Este grupo se reunió varias veces para apoyar a Bolivia y que yo sepa, no instruía medidas de política económica interna. Sea dicho de paso, el actual gobierno anda de mimos con el Banco Mundial. ¿Estará recibiendo instrucciones de esa institución financiera internacional? ¿Es gracias a esas instrucciones que se ofrecieron los coctelitos en el Four Seasons de Nueva York y en Londres para enamorar al capital internacional?

La capitalización, que tiene que ser vista ligada al Bonosol, fue un programa ingenioso y heterodoxo de privatización a plazos, que fue criticado por el FMI y el Banco Mundial por lo intricado que, según ellos, era. La capitalización ha recibido muchas críticas en el país, pero no son las que han recibido los programas de privatización de otros países latinoamericanos y de Europa del Este. La reforma de pensiones también se alejó de la ortodoxia y tuvo diferencias sustanciales con las reformas ejecutadas en Chile y otros países de la región.

Todas esas reformas fueron de cosecha boliviana sin negar que se contara con valiosos aportes intelectuales que nos venían de afuera. Las discusiones con los expertos internacionales eran del más alto nivel técnico, sin imposiciones ni sumisiones.

El gobierno actual pudo recoger los frutos de las inversiones físicas e institucionales que le dejaron los buenudos de los gobiernos neoliberales. Sin ellas no hubiese podido aprovechar el muy favorable contexto internacional de 2004-2013. ¿Cuánto gas se descubrió en esas épocas y cuánto se lo ha hecho durante el gobierno del proceso de cambio?

El gobierno del MAS ha sido suertudo. El país durante algunos años (como el 2012 y el 2013) recibió ingresos, literalmente caídos del cielo, por encima del 8% del PIB. La bonanza de los precios de exportación fue sin duda extraordinaria. Los ingresos eran tan cuantiosos que daban para gastar, las más de las veces en disparates, y también para ahorrar. Los ahorros que se tuvieron durante los años de bonanza, muchos de ellos constituidos «sin querer queriendo” como diría el Chavo del Ocho, están permitiendo prolongar por un tiempo los efectos del auge. La prueba ácida para la actual política económica vendrá cuando se le acaben las reservas internacionales, que al ritmo que vamos, puede que la fecha no esté muy lejos.

El país es más dependiente que nunca de lo que vaya a pasar en el contexto internacional y también de los créditos internacionales, salvo que ahora los mayores acreedores y vendedores de ferretería para nosotros son los chinos. Estamos llegando a una situación como a la que llegó el Ecuador hace algunos años, cuando salían libros con títulos sardónicos como «Ecuador made in China”. Tal vez el ministro Reymi Ferreira, que se especializa en cuentos chinos y en literatura pueda escribir el libro «Bolivia made in China.”

Siempre hay una probabilidad diferente de cero de que el país tenga que renegociar su deuda externa. Hasta los países mejor pintados lo han hecho. Si necesitáramos hacerlo, podemos preguntarnos cómo lo haríamos con la China, que no está en el Club de París, o con los acreedores de Wall Street, a quienes se les ha vendido bonos soberanos los años 2012 y 2013 sin cláusulas de protección para el deudor. Cuando nos tengan contra las cuerdas diremos posiblemente que se trata de «fondos buitres”, como nuestros vecinos argentinos, para después acordar con ellos con la cola bajo las piernas.

¿Qué nos están dejando los suertudos en términos de diversificación de la producción y de las exportaciones? ¿Qué han hecho en términos de fortalecimiento institucional? ¿Qué van a dejar como legado al país y a los próximos gobiernos como generosamente lo hicieron los buenudos y levudos? Pues, no mucho. Los trajes con levita les quedan demasiado grandes.

Fuente: paginasiete.bo

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