CENTRALISMO Y NEOCOLONIALISMO en Santa Cruz
Jimmy Ortiz Saucedo
Criterios expresados en la reunión de Directorio del Comité pro Santa Cruz, en Roboré el 27-08-16. Si bien el temario fue amplio, un asunto transversal a todas las exposiciones de los delegados participantes fue: los avasallamientos de tierras y los asentamientos de poblaciones acarreadas de occidente. En general estos no respetan áreas protegidas, derechos preexistentes ni, peor aún, el Plan de Uso del Suelo (PLUS) que es Ley del Estado.
Para los cívicos provinciales nada raro es que el momento menos pensado llegan “colonos” con su título bajo el brazo, desalojando de sus tierras a vivientes oriundos de la zona, asentados en gozo pacífica de esas tierras por generaciones.
Estos “colonos” llegan con un impresionante apoyo logístico: vehículos de lujo, abogados, celulares con línea directa a autoridades del gobierno y en algunos casos hasta cuentan con el auxilio de la fuerza pública. Todo hace suponer que son acciones que cuentan con apoyo de organismos del Estado, constituyendo un acto ilegal evidente y un claro atropello a Santa Cruz. Por supuesto, el INRA es el principal instrumento del neocolonialismo contra los pueblos de Tierras del Oriente.
Hay un centralismo anti Camba. Se ignora que Santa Cruz conquistó su independencia el 14-02-1825, con la retirada del Brigadier Francisco Xavier Aguilera y la entrada del Colorao Mercado a la plaza cruceña, es decir, libres e independientes de la Corona española, seis meses antes que el Alto Perú y, por tanto, antes que Bolivia. Todo ello con el único apoyo del general Manuel Belgrano y de su ejército libertador de Las Provincias Unidas del Río de La Plata, hoy Argentina.
Decidimos ser parte de Bolivia recién el 6-08-1825; después de 265 años de existencia como nación, desde la fundación de la Gobernación de Moxos, y lo hicimos con 1.600.000 km² de territorio, más grandes que toda la Bolivia actual: No entramos chutos a ser parte de la comunidad de naciones y contribuimos con ese territorio a la creación los departamentos de Beni, Pando, parte de La Paz e incluso de Perú, Brasil, y Paraguay.
Se entiende: Basta de atropellos, ya está de buen tamaño. Las tierras son nuestras por derecho propio, aunque la Constitución de La Calancha diga otra cosa, una de las razones por la que la rechazamos en Santa Cruz con el 65 por ciento en contra.
Para acarrear gente a nuestras tierras, que se hagan las cosas como Dios manda: Que se consulte con la Gobernación y las Alcaldías. Si se dotan tierras fiscales, sea respetando el uso mayor de la tierra. Que se otorgue infraestructura educativa, sanitaria y productiva. Hay que incrementar proporcionalmente de recursos económicos a los municipios, según las poblaciones a ser trasladadas. Finalmente, dotarles del apoyo técnico para vivir en un ecosistema diferente al de ellos.
Es otra la intención el traslado de gente en las condiciones y maneras que se realiza; se trata de un plan de mala fe para desequilibrar política, racial y culturalmente a Santa Cruz, y eso no lo aceptamos. Ya no son tiempos de mitimaes.