UNA PAYASADA
Manfredo Kempff Suárez
Es el colmo que después de casi dos años de transcurridas las elecciones presidenciales del 2019, donde se evidenció fehacientemente el fraude del Gobierno de entonces, haya personajes de la actual administración masista que deseen volver a contar, una por una, los miles de actas de aquellos comicios. Esa trampa que elucubró Evo Morales el 2014 y que la estaba repitiendo el 2019 quedó aclarada por la comisión de expertos de la OEA, y fue respaldada por legisladores de la Unión Europea. Querer volver a contar actas a estas alturas, entre masistas, parece realmente una estupidez o una broma, porque nadie se va a prestar a acompañar esa iniciativa. ¿O piensa el Procurador y ex ministro de Gobierno de Morales, que va a reunir a la oposición y a los expertos de la OEA, UE, Iglesia y embajadores testigos para esa jugarreta?
El MAS hizo fraude y eso no se lo van a poder lavar ni con piedra pómez. No es cosa de un “golpe de Estado”, que lejanamente podría volver a habilitar una candidatura presidencial a Evo Morales. Aquí se trató de un fraude que, en principio, admitió el MAS, cuando Morales anunció la anulación de las elecciones del 2019, la constitución de un nuevo Tribunal Electoral y finalmente cuando anunció su renuncia al mando de la nación. Pero, además, los parlamentarios masistas se mantuvieron en sus curules, ganando sus sueldos por supuesto, y prorrogando su mandato durante los meses en que gobernó la señora Jeanine Añez como Presidente, aunque tuviera el carácter de transitoria.
El Gobierno actual, el MAS y Evo Morales, han fracasado en todos sus intentos por hacer creer a los bolivianos y a la comunidad internacional que no cometieron fraude el 2019 y que hubo un golpe de Estado. Han fracasado asimismo, en su afán de hacer quedar mal parada a la OEA y a su Secretario General, señor Almagro. Esta payasada del recuento de miles de actas electorales a casi dos años de pasadas las elecciones es una maniobra más que está destinada a sufrir otro revés por carecer de toda seriedad y, peor, convertirse en una burla a la ciudadanía.
