ArtículosIniciosemana del 14 de ABRIL al 20 de ABRILWinston Estremadoiro

La vida útil de un funcionario honesto

Debería trabajar en mi próximo libro, pero surgió una perla que excitó mi musa: la vida productiva de las personas en general, y la vida útil de un funcionario honesto en particular.

La primera es cuestión de cambio de valores. Por centurias los pueblos han reverenciado a los que hoy con algún desdén se identifica como de la ‘tercera edad’. Antes eran ancianos y a mucha honra. Su experiencia era valorada por mandamases que apreciaban su longevidad. Hoy no tanto, en sociedades que rinden culto a la juventud, confundida con el culto de la belleza y lozanía físicas en detrimento del aprecio y respeto a la sabiduría.

La segunda es una ponderación propiciada por la presidenta de la Aduana Nacional de Bolivia (ANB), que anotaba que la vida útil de un agente del Control Operativo Aduanero (COA), es de tres meses, porque después se contamina o lo contaminan. Honesta y valiente la funcionaria, por salir al ruedo en medio del alboroto de tráfico de ‘muñeca’ con el abracadabra del nombre vicepresidencial. La cosa es peor, ya que uno que ha manejado personal sabe que va al agua el primer mes: el novato está aprendiendo; el segundo mes el nuevo socializa su entorno, empezando a contaminarse; al tercer mes ya ha aprehendido la movida y está contaminado o lo contaminarán.

Imaginen un convoy de camiones con electrodomésticos ingresa al país lejos de control aduanero, empieza su trajín por caminos que conocen los contrabandistas, un vehículo del COA les detiene; surgen cómplices armados, la refriega está perdida de inicio: ¿cómo no aflojar ante la amenaza de matuteros, la presión de colegas ya contaminados, y de yapa un talegazo de por medio? La alternativa es una tumba sin nombre en la altiplanicie. ¿Acaso no hay republiquetas contrabandistas en el altiplano?

Trasladen el escenario al propósito gubernamental de establecer un cuartel de la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico (FELCN) en Yapacaní. ¿Cuántos de sus pobladores están contaminados al resistir tal proyecto? Así fuera un porcentaje menor de la población, el dinero y poder de retaliación de los pichicateros se impondrá al miedo de los impolutos. Un campesino cazando perdices con su rifle salón, no es amenaza para ‘wachimanes’ de Kalashnikov y ‘walkietalkies’: terminará siendo cómplice, o al menos testigo mudo, sordo y ciego. ¿Cuántas republiquetas del narcotráfico existen en Bolivia, empezando por los pagos chapareños del Presidente?

Ah, los ‘paquitos’. Los de bajo rango ganan tan poco, que llenan el buche con un ají de fideos, lo que revelan sus guatas. No aguantan un billete de a veinte para mirar al otro lado y dejar pasar al infractor. Hoy los guardias municipales les han quitado vetas productivas en los mercados y las ferias, donde un inspector puede llenarse los bolsillos varias veces por semana. Osado, pero ¿cuán generalizado?, fue un guardia municipal filmado vendiendo sobres de marihuana a escolares. Los policías de estrellas sueñan con cargos jerárquicos que llevarán al nirvana corrupto donde pisaron el palito Sanabria y Ormachea. ¿Serán ciertos los contubernios para robar entre ‘pacos’ guardianes y pillos encarcelados? En última instancia, está el recurso de cumplir órdenes superiores, para abortar marchas pacíficas, patear a indígenas y apalear a mujeres, como en Chaparina.

Desnuda la desconfianza general ante la clase política una caricatura de mi amigo Pipo. Una pareja compartiendo mesa; el hombre alardea de ser un político honesto hace una década, la mujer replica que es prostituta hace diez años y virgen. El caso del tráfico de influencias asociado con el segundo hombre del país, es la punta de un iceberg donde la escasa memoria de la gente y la propaganda oficialista, sumergen casos mucho más inmorales de corrupción rampante en el país. ¿Cómo no recordar a mi amigo José María Bakovic, con decenas de juicios acosadores? Lo metieron en chirona, lo que no impidió que desde su celda denunciara ‘arreglos’ escandalosos entre mandamases del Gobierno y la empresa brasileña constructora de la carretera Potosí-Tarija.

Apelo a mataburros cibernético, para anotar que “la corrupción es el abuso de poder orientado a uso personal”. Es un “fenómeno nocivo, vasto y global”, que afecta tanto al sector público como al privado. No es solamente el “saqueo de patrimonio del Estado”, (léase Estado: todos los ciudadanos), pero parece ser coto privado de caza de la clase política. La lista completa de delitos da para llenar casos que dejo a mis lectores, sin que contraigan cáncer uterino o de próstata si no me envían sus listas.

La corrupción pringa a quienes ofrecen y reciben coimas o sobornos; malversan o asignan interesada o negligentemente fondos públicos; subvaloran o aumentan precios; los ‘peines’ de escándalos financieros o políticos. El fraude electoral; los ‘sobrecitos’ a periodistas; comprar información u otorgar contratos a medios de comunicación de acuerdo a su ‘autocensura’; el tráfico de influencias; el financiamiento ilegal de partidos políticos. El abuso de la fuerza pública en apoyo de dudosas decisiones judiciales; las sentencias parcializadas de jueces; la ‘muñeca’ indebida y los sueldos exagerados a amistades, sea lo que fuera su capacidad; la licitación ‘arreglada’ o invitación directa de obras; la sesgada calificación o supervisión de contratos; la compra de artículos y equipos de mala calidad, etc., etc.

Poco rendiría andar como Diógenes, con un lampión buscando hombres honestos. ¿Será que todos tienen corta vida útil?

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