LA REBELIÓN DE LOS ESCLAVOS
En estos tiempos hay muchas cosas que conmueven en Bolivia y por dedicar el interés a una o dos de ellas, se pierde todo un horizonte de turbulencias y tormentas que pasan desapercibidas frente a nuestros ojos. Hoy la mayor parte del país maldice la burla cantada que se hizo con los originarios de las tierras bajas del oriente, engañados de manera infame por el gobierno, que está entregado a los caprichos de los cocaleros; se asombra la opinión pública de que en La Asunta, los cocaleros echaran a los militares de la región y les arrebataran su equipo prohibiéndoles regresar, y que ahora que regresaron les den azotes en el trasero como a chicos; hoy los padres de familia, los maestros, la opinión pública, se paralogizan ante una ley de educación que nos obligará a los bolivianos a ser unos cuadrúpedos peludos, cuando el resto del planeta se dispara en pos del conocimiento.
Pero eso es lo que observamos internamente, eso es lo que alborota nuestras cabecitas mortificadas por tantos temas escabrosos del día a día. Porque suceden otros asuntos de los que no nos percatamos o los conocemos muy poco, como las cuestiones internacionales, que a corto o mediano plazo resultan gravísimas y comprometedoras. Sobre el pésimo manejo de las relaciones con Chile es mejor ni siquiera hablar, una vez que transcurrió la bella e inocente luna de miel de S.E. con la señora Bachelet, ahora en un escandaloso divorcio ante tribunales internacionales, alegando traiciones y cuernos.
No obstante hoy se debe opinar algo sobre esa rebelión de los esclavos que sucedió en la extravagante XI Cumbre del ALBA, el domingo pasado, en Caracas. La cosa pudo encaminarse bien si los miembros del ALBA hubieran mantenido la atención puesta principalmente en la creación de la zona económica común y el banco de desarrollo – aunque sea un tanto utópico -. Se malogró cuando el presidente Chávez quiso reencarnarse esta vez en Espartaco y respaldado por sus esclavos provocar al Imperio. Ahí el asunto se tornó grotesco.
Si bien todos los latinoamericanos – excepción de Chile – respaldamos plenamente a Argentina en su pleito por las islas Malvinas, no resulta muy cuerdo que los países miembros del ALBA amenacen a Gran Bretaña con «sanciones», y que don Hugo Chávez – en su papel de Espartaco – haga referencias bélicas contra los temibles ingleses. Eso sale de lo racional, por más que Chávez anuncie que Venezuela tiene petróleo para los próximos 200 años y que manifieste que se sumarán nuevas potencias caribeñas a la agrupación. Sólo don Evo Morales le siguió la corriente sugiriendo la creación de un Consejo de Defensa del ALBA, algo a lo que nadie le dio la menor importancia. En cuanto a las naciones que en el futuro se sumarán al ALBA, están Santa Lucía, Surinam y Haití, lo que aporta hambruna a montones a la agrupación pero nada más.
El mundo está atravesando por una situación política explosiva en estos momentos con los inconvenientes que se presentan entre occidente y naciones como Irán y Siria. La Cancillería boliviana debería medir cualquier compromiso que involucre al país en este momento grave. S.E., del brazo de Chávez, ya se metió hasta el cuello en su apoyo a Gadaffi, que finalmente terminó derrocado y muerto. ¿Qué se ganó? Nada. Ahora estamos en frenéticos apoyos a la «hermana» Siria, cuando no se sabe si el gobierno de Bashar al Assad tiene todavía mucha vida luego de las masacres que produce diariamente y en momentos en que EEUU y varias naciones de Europa retiran sus embajadores de Damasco. ¿Está enterado de esto S.E.? ¿O es un afán de tratar de molestar al Imperio simplemente?
Y respecto de Irán Bolivia debe ser muy cauta. Irán, más que Libia o Siria, está produciendo un verdadero caos en la región que puede conducir a un enfrentamiento bélico en cualquier momento. Chávez va a tomar partido, por supuesto, a favor de Ahmadineyad, pero, ¿y S.E.? Como están las cosas es seguro que S.E. respaldará al persa, el otro amigo que le ha presentado Espartaco. Y seguramente que todos los del ALBA tendrán que caminar por esa senda porque así lo dicta el jefe de los esclavos. Todo esto pese a que Bolivia ya tuvo un desagradable antecedente diplomático con Argentina por invitar oficialmente a un genocida iraní. Ahora el problemón sería con EEUU que podría ser bastante peor. Pero, claro, nosotros somos inauditamente irresponsables.
La Alianza Bolivariana parece que va a seguir creciendo aunque si vemos su composición coincidiremos en que Venezuela no encabeza, como Gran Bretaña, una Commonwealth ni mucho menos. Y ni hablar de lo que puede hacer el largo brazo de EEUU si se propone. La rebelión de los esclavos puede terminar muy mal – Dios no lo quiera – si es que Espartaco insiste en sus provocaciones y bravuconadas. Y los vasallos de Espartaco pueden correr su misma suerte si no tienen un poquito de cuidado.
(12022012)