Democracia de bullying
Conversando con un querido pariente, que vive muchos años en el extranjero, escuché por primera vez llamar a la “democracia” boliviana de esta forma. Él, un cruceño que observa azorado las vicisitudes por las que atraviesa la sociedad boliviana, califica esta “democracia” como democracia de bullying.
La Real Academia Española no define todavía el término bullying, pero ya se aplica con bastante frecuencia en el lenguaje popular. Bullying es “el maltrato físico y/o psicológico deliberado y continuado que recibe un niño por parte de otro u otros, que se comportan con él cruelmente con el objetivo de someterlo y asustarlo, con vistas a obtener algún resultado favorable” (universia.es).
Qué parecida es esta definición con la “democracia” de Evo Morales. Cuánta razón tiene Julio César de llamarla así. Aunque en esta “democracia” hay además del maltrato físico y psicológico, exilados, muertos y “victorias militares” contra su propio pueblo. Todo ello con la finalidad de atemorizarlo, con vistas a obtener el poder absoluto.
En los más de 6 años que soportamos esta “democracia”, son innumerables los casos de bullying político. Enumero algunos, sin pretender agotar la lista: la quema de la Prefectura de Cochabamba (11-01-07) y el sanguinario asesinato de Cristian Urresti, son democracia de bullying. Los asesinatos de Gonzalo Durán, José Luis Cardozo, Juan Carlos Serrudo en La Calancha (24-11-07) son también democracia de bullying. El cerco al Congreso (28-02- 08), exigiendo la ley de convocatoria a los referendums para validar el proyecto de la nueva Constitución Política, es democracia de bullying.
El golpe de Estado contra la gobernación de Pando (11-09-08), donde se asesinó al pastor evangélico Luis Antonio Rivero y a otros 19 compatriotas, es democracia de bullying. El medieval cerco a Santa Cruz (10 al 23-09-08), donde afines al MAS amenazaron con gente armada al departamento de Santa Cruz, asesinando al profesor de Portachuelo Pedro López y al unionista Edson Ruiz, es democracia de bullying. La brutal pateadura de Chaparina a la VIII marcha indígena (25-09-11), a cargo de la policía plurinacional, es democracia de bullying.
La judicialización de la política contra sus adversarios; especialmente contra el movimiento cívico cruceño, con encarcelados, perseguidos y exilados, es democracia de bullying.
La destitución arbitraria de gobernadores de la oposición, elegidos por voto popular, como Leopoldo Fernández, Mario Cossío, Ernesto Suárez y la sustitución por impostores de su confianza, es democracia de bullying.
La misma democracia de bullying se cometió con la destitución de los alcaldes electos: Jaime Barrón, René Joaquino, Héctor Cartagena, Víctor Balderrama, Jhonny Pardo, Delfor Burgos, Nyls Carmona, Bladimir Chávez, Jorge Morales y otros. Y también con los alcaldes obligados a renunciar por presiones callejeras, como: David Carvajal, Adalid Carvajal, Abel Vera, Elías Felipe Villca y otros.
El reciente pinchazo telefónico a la diputada Marcela Revollo, su posterior amenaza de juicio por sedición y de expulsión del Parlamento, es también democracia de bullying.
Sin mencionar los innumerables abusos físicos y verbales contra periodistas, medios de comunicación y ciudadanos comunes. Como la cruel agresión contra la enfermera Leonor Boyán (10-05-12), en defensa del viceministro Jorge Pérez, que son también parte de la democracia de bullying.
Esta es la “democracia” abusiva que vivimos, y nada hace pensar que se transformará en la democracia de la Carta Democrática Interamericana. ¿Cómo es posible que una “democracia” así sea validada por la OEA?