Comentando los 10 hitos más importantes de la historia de Bolivia
“Los 10 hitos más importantes de la historia de Bolivia” es el título que ha dado El Deber, del 06.08.2012, a una consulta que hizo a historiadores e investigadores sobre el tema, no establece el universo de la consulta. En todo caso ya el título indica la “neutralidad periodística” con que se quiere encarar un tema de profundo compromiso patrio, cuya imposibilidad lo lleva a afirmar que las perdidas territoriales del Pacífico y El Chaco “transformaron la organización social y política del país” (sic), como si las pérdidas territoriales hubieran sido indispensables para justificar esta transformación.
Sin embargo, al margen de toda voluntad, la aparente neutralidad periodística e histórica, sólo disimula un contenido de compromiso con una tradición de dependencia, de sometimiento, de colonialismo y hasta de racismo; y desde ya me disculpo por la valoración, pues es evidente que hasta ahora las elites no han podido ofrecer una interpretación acorde a los intereses de una población que desde siempre viene reclamando el reconocimiento de su existencia, pero es obligación…, estética para decir lo menos, cuestionarse antes de continuar con un discurso ya agotado.
Como primer hito, direccionando el pensamiento y justificando el colonialismo con el argumento de la “consolidación del primer proyecto significativo de Estado expansivo en gran escala” (sic), se coloca en lugar sobresaliente la expansión del Imperio Tiwanacota complementado con la expansión del imperio incaico. Para la población de los valles y llanos de la Cuenca Amazónica-Platense la conformación de estos estados imperiales significaron graves amenazas para sus territorios, su cultura y su existencia por lo que tuvieron que sostener sacrificadas guerras defensivas en el Madre de Dios, Mojos, los Llanos del Libertador Grigotá y el Chaco. Sobre estas heroicas luchas que frenaron las ambiciones imperiales y establecieron importantísimos hitos de libertad para nuestros ancestros no dicen nada los historiadores altiplánicos.
Con estos antecedentes cualquier reminiscencia que tienda a rescatar estas acciones, para el sentimiento regional resulta agresiva y, por lo menos, insultante. No puede avanzar la construcción de la unidad en base a la imposición de una cultura sobre las otras o de una nación sobre las otras. La única forma de construirla es en base del reconocimiento y respeto mutuo, con nuestras diferencias culturales, nacionales, étnicas y religiosas, rechazando cualquier pretensión de imposición de unos sobre otros.
Sin embargo se debe destacar que esta política expansiva se torna cada vez más prepotente en la medida que se fortalece el poder del Estado. Fue motivo de enfrentamientos regionales la política nacionalista de la mitad del siglo pasado y se consolida, en forma desembozada, con el Estado actual de hegemonía cultural aimarista y de economía burocrática-masista, de nuevo desplazando forzadamente la población local con migraciones, interventores, policía y ejército colla en todos los niveles administrativos, ejecutivos y judicial, para conseguir la eliminación de las culturas ancestrales Kandirenses y de las culturas mestizas, integradas con las ancestrales; La priorización del Estado es el argumento neocolonial con el que el centralismo desarrolla el achicamiento de las particularidades nacionales, cuyo objetivo final es su eliminación y así lograr la hegemonía nacional con la cultura dominante, la aimara. Como últimos ejemplos lacerantes están las acciones desarrolladas contra los nativos amazónicos y platenses en el TIPNIS y contra los mestizos con su segunda eliminación en el censo poblacional.
Otros investigadores destacan la participación de Santa Cruz en la conformación de la República, olvidando las condiciones de sometimiento con las que se la hizo y expresando así su aceptación del colonialismo republicano, al mismo tiempo que recogen la importancia para los cruceños de la presidencia de Germán Bush. Nada dice de la tricentenaria lucha por preservar la libertad de los pueblos nativos de la cuenca Amazónica-Platense, cuyo testimonio fue la existencia del Territorio libre de la Chiriguanía hasta la masacre de Kuruyuki, lucha incomparablemente superior a la de cualquier otro pueblo, etnia o nación boliviana a la largo de toda su historia y protohistoria, por lo que el planteamiento sólo es expresión del colonialismo citadino, motivo por el que estas posiciones resultan solo una muestra del complejo de Estocolmo de estos capitalinos.
El análisis de los otros hitos sólo nos lleva a confirmar que continúa el viejo discurso españolista de contenido colonial y racista al servicio de minorías privilegiadas. Las pretensiones hegemónicas y expansionistas nos han traído permanentes enfrentamientos, desunión y fracasos. Este panorama refleja en parte la puesta en escena de “Los 10 hitos más importantes de la historia de Bolivia”, al mismo tiempo que resumen la consolidación del españolismo republicano, ahora replanteado en la forma del Estado aimara-burocrático. La continuación de esta política sectaria por un Estado neocolonial llevará a Bolivia a nuevos fracasos y mayor desintegración cuyo único final será la desaparición de todos.
En las Tierras del Libertador Grigotá
11 Agosto del 2012