BOLIVIA CAMBIA, ORURO CUMPLE
Por: Rodolfo Mier Luzio
Desconocer la historia, es como echar a la basura la memoria de los pueblos. Todos sabemos, que para que esos pueblos mantengan intacta su identidad es necesario que se aprenda del pasado, y se planifiquen hoy las políticas del futuro; de esa manera, se pueden y elaborar proyectos de desarrollo que lleven un sello de autenticidad regional.
Pero el respeto a la historia es mucho más que eso. Es mantener vivo el espíritu de los pueblos que se identifican con lugares y paisajes; con personajes que contribuyeron a desarrollar la personalidad regional; con sus costumbres que los distinguen. Todo eso, es parte del imaginario popular que mantiene viva la identidad regional. Por lo tanto, merece respeto de propios y extraños.
Toda esa introducción, viene a propósito de un atropello que, mediante una ley departamental, trata de borrar de los anales de la historia orureña el nombre de un hombre que sin tener ambiciones de llegar a la divinidad, realizó un trabajo que logró iniciar la época de la aviación en Bolivia y puso su vida al servicio de la patria, durante la guerra del Chaco. Esos son los merecimientos que llevaron a los orureños a bautizar con el nombre de don Juan Mendoza al aeropuerto de Oruro; que, dicho sea de paso, operó con vuelos internacionales, mucho antes que muchos de los principales aeropuertos internacionales que hoy existen en el país.
Don Juan Mendoza es, a no dudarlo, un orureño que se convirtió en un personaje que, con merecimientos propios, se ganó el respeto de sus coterráneos que siempre sintieron un manifiesto orgullo de tener entre sus hijos al primer aviador boliviano, cuyo nombre no lo pudieron borrar ni los más fuertes vientos de las pampas, donde en una antigua placa, estaba escrito su nombre en el aeropuerto.
Lo que ahora sucede es que huracanados vientos del “proceso de cambio”, quieren llevarse hasta la historia que atesora la ciudad de Oruro y borrarla con una simple ley departamental en beneficio del Presidente, que siendo tal, no hizo sino cumplir una obligación de todo mandatario, cual es velar por el bienestar de todas las regiones del país, máxime si estas contribuyeron al desarrollo nacional desde el inicio de la República. Por lo mismo, el paro decretado por los orureños y las movilizaciones, muestran que Oruro cumple. Cumple con su región, con sus personalidades y con su historia.
Siguiendo la lógica de la asamblea departamental, cada gobierno debiera haber cambiado los nombres de las calles, de las plazas, de las escuelas, y hasta del Departamento. Y siendo el Presidente oriundo del Departamento de Oruro, no esta lejos que pueda llamarse “Evolandia”.
Por el momento, nada más que por el momento, el ego de don Evo ya tiene un aeropuerto para despegar hasta el infinito de sus sueños de idolatría. Porque, seguro estoy que la población de Oruro seguirá llamando al aeropuerto “Juan Mendoza”, por todo lo que ello implica en el corazón y en el sentimiento de los orureños: por lo demás, se vería muy bien que el señor Presidente instruya a sus asambleístas dejar sin efecto la ley que cambia de nombre al aeropuerto. Sería un acto de desprendimiento digno de relievarse.
Por lo menos…esa es mi opinión.
Rodolfo Mier Luzio