Signos de esperanza
El pasado pesa demasiado. Cuando en realidad, no importa cual fuera el resumen de lo vivido, nuestra atención y esfuerzo debería estar dedicado al presente y, sobre todo, a mejorarlo. Un futuro que tampoco podemos contarlo como nuestro, pues involucra a los que vienen detrás, en todos los campos, coterráneos, conciudadanos, instituciones y proyectos, incluyendo el familiar, donde se perfilan alegres, bulliciosos y esperanzados todos en la trulla de hijos y nietos. Como dijo el autor mayor, G. García Marques, “vivir para contarlo”, eso ya es mucho.
La Semana Santa tiene para la mayoría de los bolivianos un profundo e íntimo significado religioso. Es el recuerdo de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. No es poco. Para los católicos, “en ello se funda nuestra fe”. Sin esa explicación final el valor y fuerza de su doctrina, lo que enseñó y practicó Jesús, perdería sentido. La religión universal sería una más de aquellas tristes historias marcadas por finales dramáticos nihilistas. Numerosos y de la mayor calidad han sido los intelectuales dedicados a estudiar la vida de Jesús. Muy posible que no haya otra materia tan estudiada e investigada con similar tenacidad y rigurosidad científica. Los desencantados de la trascendencia presente en la historia, casi nunca acompañan en su conocimiento del fenómeno religioso, la misma seriedad académica a la de su formación profesional. Es frecuente encontrar factores extra religiosos en la explicación de sus posiciones y, se comprenden. El mundo está lleno de “ateos” por reacción ante la falta de compromiso de los “creyentes”, no porque hayan demostrado la no existencia de Dios.
Motivos del desánimo. Persisten el dolor, la pobreza, la injusticia, la muerte, a pesar de dominar el mundo a niveles nunca soñados; Julio Verne, superado. Nos movemos entre lo real y lo virtual. Llevamos un hombre a la Luna y, sin embargo, aquí, a escasos metros persisten y hasta se multiplican villas miserias; hay desigualdad de género, sociedades enteras donde los derechos están restringidos para los hombres, y las mujeres, la otra mitad de la humanidad, no cuenta; la intolerancia es la norma y no la excepción, y los llamados hermanos se matan unos a otros sin motivo ni razón; la vida vale poco y te mata la picada de un mosquito o la bala de un reconocido funcionario del Estado.
Todo podría ser diferente. Enfrentamos el siglo de los Estados fuertes, débiles y fallidos. Curioso, allí donde se respeta al individuo, sus derechos y la ley están el mayor progreso y bienestar social. Donde se cuestionan esos logros declarados universales o se cuestionan las instituciones creadas a su sombra, desaparecen los derechos humanos o son suplantados por pseudo derechos, y la continuidad del estado o de la misma sociedad organizada, se encuentra amenazada.
Motivos para la esperanza. Francisco, un hombre humilde y sencillo a la cabeza de una de las instituciones más poderosas del mundo. Bolivia desde 2009 es un Estado Plurinacional Autonómico. La posibilidad de acercar el poder a la gente y sus necesidades. De los recursos naturales de Tarija prácticamente vive el país entero. Pero si se definen políticas de estado sobre la explotación de hidrocarburos y derivados el soñar quedaría corto. Basta comparar lo conseguido por Santa Cruz con el 11 % de regalías, unos 700 MD (millones de dólares) en 60 años: la solución para 3 M de bolivianos. Los chapacos disponen de 1.200 MD solo el 2013 (ya tuvo 1.000 MD el 2012, sólo ejecutó el 40%), con un territorio 10 veces menor al cruceño y 1/5 de su población. Sin embargo, V. Marinkovic (El Día 27/03), refiriéndose a Tarija, C. Rocabado a La Paz y V. Ameller en un contexto nacional (“Políticas públicas. Autonomías fiscales”, PNUD, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Cuaderno de Políticas Públicas 2, 2013) señalan la necesaria coherencia del gobierno central con la declaración autonómica del Estado: deben definir políticas de Estado sobre la explotación de recursos naturales renovables y no renovables, para que cada institución política subnacional adopte las medidas ejecutivas y operativas pertinentes para desarrollarlas de manera racional y eficiente; promover un pacto fiscal, Estado central y regiones, para ajustar competencias con recursos para su ejecución; la falta de tradición cultural en la búsqueda de consensos dificulta el logro de este objetivo, y siendo necesario se convierte en las actuales circunstancias casi en un imposible.
Modos de gestión del “ancien regime”. El Estado continúa concentrado en las inversiones tradicionales y la dependencia de los precios externos, por la tendencia mono productora y extractivista, se ha reforzado. La centralización de recursos llega al 88 % dejando a 9 gobernaciones y más de 350 municipios con el 12 %. La discrecionalidad del gobierno central en la modificación de ésta participación añade incertidumbre y deja en suspenso la autonomía, y las inversiones estratégicas departamentales.
Signos de esperanza versus pugnas regionales. No se trataría de pugna por intereses, que pueden ser políticamente comprensibles, sino de “odios”; esta sí ha sido una sorpresa (Semanario UNO, No. 501, 1/3/2013). De la región se defienden intereses, los odios son personales. Una dirigencia regional obsesionada deja de lado los intereses de sus electores, de su pueblo y de su región, ¿le queda legitimidad? C.H. Molina, optimista impenitente, que sostiene con muchos datos, apunta a la incapacidad de la dirigencia para marcar rumbo a las posibilidades cruceñas; diremos lo mismo de la dirigencia nacional, donde todo parece haberse reducido a conseguir la re- reelección, a como dé lugar “le meto nomás”. Pero, en el mundo de lo posible, la política, con H. Chavez fuera de escenario y, en lo interno, M. Soza y el cuerpo de extorsionadores al descubierto, son señales que refuerzan esperanzas a una Bolivia que estuvo al borde del abismo.