De foros populistas, pulseta sucesoria y falacia censal
Temprano en la mañana no encontré marraquetas en la tiendita más cercana –no trajeron pan, dijo la tendera. Caminé a otra pulpería y ¡suerte!, el panadero dejaba un par de bolsas y recién formaba la cola. “Los panificadores están en otra pulseta con el Gobierno”, me dijo afablemente un señor, “quieren subir el precio so pretexto de que no hay harina”. Cómo es eso, pensé, si importan harina hasta de Canadá, porque pronto Argentina no será canasta de pan del mundo si continúa el desgobierno de la cepa peronista “K”.
De ahí salté a la ominosa alerta de Evo Morales en el Foro de São Paulo, cónclave donde brillaron los populistas de la ALBA, en sentido de que sus regímenes afrontarán revueltas espontáneas si no marcha la economía o si hay escasez de alimento: “si falta algo, no sirve de nada la ideología”, sentenció. No pude sustraerme a recordar a la austríaca María Antonieta, reina en inicios de la Revolución Francesa: perdió su cabeza en la guillotina, quizá por recomendar que la multitud famélica comiera queque si no había pan.
Más que en afloramientos insurgentes en países del Magreb, donde el substrato ardiente quizá es el fundamentalismo islámico, el Presidente boliviano pensaba en indignados brasileños. Protestas sin líder visible que husmean ávidos políticos, empezaron con aumentar 20 centavos al deficiente transporte público en São Paulo. Se preguntan para qué invertir dinero en estadios olímpicos y torneos mundiales de fútbol, si el sistema educativo es insuficiente, los servicios de salud son deficientes y las carreteras se llenan de hoyos negligentes; ni hablar del área rural de la inmensa nación en camino a ser potencia mundial, pero con gente cabreada del estereotipo de país de carnaval y fútbol.
Todo esto sucede en medio de campeonato de fútbol político donde disputan por el vacío que dejó Hugo Chávez en el socialismo del siglo 21. El sucesor en Caracas se elimina al balbucir zonceras, como comparar al lenguaraz finado venezolano con el Cristo Redentor. Lula está malherido por lesiones de su hijo, el corrupto “Ronaldo de las finanzas”, según su padre lo calificó. La demagoga argentina no aguanta el embate de esclarecer el imperio económico Kirchner. Un gastado sandinista nicaragüense tampoco logra protagonismo con un proyecto de canal interoceánico.
La final será entre Rafael Correa de Ecuador y Evo Morales de Bolivia. Este último se adelantó al malgastar dinero de la “potencia plurinacional” (en realidad, de los bolivianos), en la reciente Cumbre “antiimperialista y anticolonialista” de Tiquipaya, en que fue declarado Líder Mundial: Evo 1, Correa 0. El ecuatoriano metió gol de tiro indirecto al declarar guerra proteccionista al libre comercio de la “neoliberal” Alianza del Pacífico, en reunión de la ALBA en cancha propia: empate. Metió gol Evo Morales con advertir “cuidado que viene el coco” de la protesta ciudadana en el Foro de Sao Paulo: Evo 2, Correa 1.
Ganará el partido quien alcance mayor credibilidad en la región. No será uno que declare “jugamos como nunca, perdimos como siempre” de guerras y justas deportivas bolivianas. El contrasentido del abuso indígena en el Tipnis ha descolorido la pose de adalid mundial de la Madre Tierra con excesos verbales y aires de pobrecillo excluido de volar cielos europeos. Es más coherente anteponer el interés del Estado al fundamentalismo conservacionista indígena: la pose de Correa.
De poco sirven los fuegos de artificio del pregonero ideológico del régimen gobernante en Bolivia, quizá en campaña aduladora para ser nombrado otra vez candidato oficialista a la Vicepresidencia. Negar el mestizaje es ir a contrapelo de lo que Vasconcelos llamaba “la raza cósmica” de América Latina, la fusión de lo indígena con lo europeo que en lo cultural y lo biológico, ha dado identidad propia a nuestra parte del mundo, así estemos separados por fronteras decimonónicas, interés imperialista y culturas tan pletóricas de diversidad como nuestro medio ambiente natural.
Ya que insisten en el tronco indígena olvidando el injerto europeo, atiendan a la nación Yampara, que de un plumazo dejó de existir por un Censo 2012 políticamente prestidigitado. Convenzan a cocaleros, mestizos ellos, de no explotar a los indígenas del Tipnis al hacerles tumbar monte a cambio de una lata de alcohol. Si la última Pacahuara dejó de existir, ¿los importarán de Brasil, o será reemplazada por aymaras a los que “incentivarán” que atraviesen su jeta con tembetá horizontal, para conservar “usos y costumbres” de una “nación” ancestral?
Persiste la quimera de la bonanza en la economía, debida más a precios altos de minerales y del gas natural vendido a Brasil y Argentina. Pero el gasto público se ha disparado; la burbuja china revienta; los países vecinos no quieren depender del caprichoso devenir de un país que en veinte años iba a ser una Suiza. A la delusión vicepresidencial de que Bolivia ya es una potencia mundial, siguió el reciente mensaje donde el primer mandatario asevera que el país es ahora referente internacional. El Presidente encomiaba que: “vamos bien, superando dificultades, corrigiendo errores, que son las mejores lecciones para seguir aprendiendo”.
Me recordó a una caricatura de Pipo. Al inicio de la gestión actual, un iluso decía a Avernoy: “Si bien el Evo no sabe un pito de economía, dice que con buena voluntad, irá aprendiendo mientras gobierna”. Siete años después sigue practicando nuestro penoso pasito tuntún, un paso adelante y dos atrás.
(20130808)