RELACIONES CON ARGENTINA Y BRASIL EN ESTADO CRITICO. Vecinos, clientes, ¿amigos?
Argentina y Brasil están muy cerca, son los compradores del gas natural boliviano, tienen gobiernos con similitudes ideológicas con Bolivia, pero ahora están un poco distantes.
La ruptura del idilio con Argentina comenzó en octubre, cuando el presidente Evo Morales amenazó con expulsar a las empresas petroleras que hubieran abierto procesos contra Bolivia en tribunales internacionales.
Pocos días después, el secretario de energía argentino, Daniel Cameron, anunció que su país acababa de tomar la decisión de prescindir del gas boliviano en pocos años.
Con cierta sorpresa, el periodismo boliviano (una parte muy reducida de él) descubrió que entre las empresas amenazadas estaba la Pan American Energy (PAE) que, a pesar de su nombre, es argentina.
Luego se supo que el gobierno boliviano había cuestionado un fallo del CIADI sobre este caso, por el cual el Estado boliviano debe pagar 1.493 millones de dólares de indemnización.
Y casi simultáneamente se supo que la PAE había comprometido invertir 600 millones de dólares en proyectos de exploración en tierra firme y off shore, en Tierra del Fuego.
Esto, en medio de todas las medidas que está tomando el gobierno de la señora Cristina de Kirchner para alentar a las petroleras a que inviertan y encuentre nuevos yacimientos de hidrocarburos.
O sea que la PAE resultó ser la manzana de la discordia que, puesta sobre la mesa, hizo que el gobierno argentino prefiera ayudarla para que invierta, antes que mostrar simpatías hacia el gobierno boliviano.
Del lado brasileño, la cosa está difícil porque son más de media docena los empresarios de esa nacionalidad que han sido perjudicados por los “tomatierras” que operan en Santa Cruz en coordinación con una ministra y muchos funcionarios.
Los “extranjeros” que la ministra quiere expulsar del país luego de haberles arrebatado sus tierras, tienen quién los defienda. Las representaciones diplomáticas han sido muy activas, incluyendo las del embajador mexicano que debió hablar en nombre de los menonitas procedentes de su país que operan en Santa Cruz desde hace décadas.
El idilio con los vecinos está dañado. Con los mejores vecinos, que son aquellos que pagan por el gas y permiten al gobierno del MAS hablar de bonanzas en el sector legal de la economía.
El canciller David Choquehuanca, por supuesto, nada sabe de estas cosas. Está en el gabinete en calidad de monolito.