LA DEMOCRACIA QUE PERDIMOS
El día 12 de octubre iremos a unas elecciones sin democracia, la situación de la oposición es como la de un boxeador que tiene que enfrentar al mismo tiempo al rival, al árbitro y a los jueces.
El binomio oficialista lo componen el presidente y el vicepresidente que gobiernan casi 9 años continuos. ¿Se recuerda amigo lector que antes de ahora el presidente no candidateaba? No candidateaba para que prevalezca la democracia, para evitar que use toda la capacidad que le da el poder de la nación, para evitar que sea ventajista, para que haya equidad, igualdad, libertad, cosas que ahora no existen.
Aunque parezca exagerado el programa “Evo cumple” es un proselitismo político que lleva casi 9 años y le cuesta al país más de mil millones de dólares, la reunión protocolar del G-77 que fue un acto pre electoral, tuvo un presupuesto mayor a los 70 millones de dólares; cada hora de vuelo del avión presidencial le cuesta 6 mil dólares al país. ¡Cada hora de vuelo!, helicópteros, autos, proclamaciones, transfugios comprados…Etc. Al candidato del MAS le falta capacidad para debatir pero le sobra medios de todo tipo para su campaña.
El aparato de seguridad del gobierno envuelto en terrorismo de Estado es muy “persuasivo”, es tan importante en este caso como el poder económico, el elector atemorizado después de varios hechos de sangre, incluso uno de ellos ordenado por el propio candidato Morales, se siente inseguro y no es extraño que en muchos casos termine por doblegarse. Al fin y al cabo la gente prefiere vivir en paz y no arriesgar la seguridad familiar, bajar la cabeza es mejor que estar perseguido, encarcelado, asesinado o sin empleo.
Vamos a ir a votar con casi 800 exiliados, entre ellos algunos líderes nacionales; con varias decenas de presos políticos. Vamos a estas elecciones conscientes de que muchos teléfonos están intervenidos. Asistiremos a unas elecciones donde casi todos los medios de comunicación están manejados directa o indirectamente por el gobierno, totalmente doblegados por el interés de recibir las jugosas ganancias que reporta la propaganda oficialista.
Se ha usado mucha tinta para desprestigiar a los partidos tradicionales, pero lo cierto es que desde 1982 hasta el 2005 tuvimos una democracia imperfecta, pero se acercaba a lo ideal. Nunca después de 1982 se presentó un escenario igual a este donde un candidato a la presidencia sea a la vez presidente en ejercicio. Los actuales candidatos de la oposición son buenos todos, empezando porque cumplen los requisitos que la ley establece. No es verdad que Samuel Doria Medina, Jorge “Tuto” Quiroga, Juan del Granado y Fernando Vargas sean personas descalificadas, creo que algunos de ellos son brillantes, el único descalificado es el candidato Morales. Considero que además son valientes por ser los protagonistas principales de estas “injustas electorales” prácticamente sin garantías personales. Se le puede reprochar a la oposición ir dividida, pero ya hemos visto en otras ocasiones como el 2005 y 2009 que el electorado soluciona este problema polarizando.
Hemos perdido a manos de este gobierno una democracia de la que podíamos sentirnos satisfechos, democracia que ahora extrañamos y valoramos; hemos retornado al pasado de los tiempos duros de la política, donde el “caballo del corregidor” podía todo y el de la oposición nada. Esta elección no será una fiesta democrática sino un velorio de la democracia.
A pesar de las dificultades y la magnitud de la amenaza que haya que enfrentar debemos recuperarla. El gobierno tiene en sus manos todo el poder, nosotros tenemos toda la razón.