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DEMOCRACIA ENFERMA

Manfredo Kempff Suárez

Que transcurridas las elecciones de octubre pasado, donde ganó ampliamente el MAS, y que de inmediato el Partido encienda las turbinas incineradoras de su aparato judicial para pulverizar a sus adversarios que triunfaron en varios departamentos, es una vergüenza. Que no conformes con la Presidencia y sus parlamentarios, quieran escamotear las gobernaciones y alcaldías donde perdieron, solo le sucede a una democracia enferma.

Lo que el MAS pretende hacer con el alcalde Manfred Reyes Villa, es el colmo del abuso y del cinismo. Quererle aplicar, a posteriori de su apabullante victoria electoral en Cochabamba, una pena de cinco años de prisión por una vieja sentencia, solo tiene un objetivo: robarle la alcaldía. Quitársela recurriendo a la justicia venal y acomodaticia que obedece ciegamente al poder.

Esto va a conducir a un enfrentamiento, porque quienes le dieron más del 55% de sus votos en Cochabamba, no van a tolerar lo que se decida en Chimoré o Lauca Ñ, a través de la ex diputada Patty, convertida en el botón que enciende las turbinas. El Gobierno está llevando al país a una guerra interna que puede costar muchas lágrimas, pero, que, al parecer, poco le importa. Es lo mismo que al señor Arce, que también ganó la presidencia con el 55% de los votos, le lancen una orden de aprehensión por irregularidades que hubiera cometido durante sus años de ministro. Sería absurdo, porque se supone que, si le permitieron candidatear, como se le permitió a Reyes Villa, es porque no tenía temas judiciales pendientes. Así lo entendió el Tribunal Electoral, pero, claro, a la hora nona lo cuestiona el fiscalato masista. Ese fiscalato maldito para el país.

Ahora se amenaza al gobernador cruceño L.F. Camacho con investigar sobre algunos asuntos previos a las elecciones departamentales donde venció ampliamente. Camacho ha cometido un error al declarar que está dispuesto a presentarse donde lo citen. Mal hecho. Él no tiene que declarar y menos ir a La Paz. Caería en la turbina incineradora de ganadores. Camacho, con más razones que los prefectos de antes, designados a dedo, debería citar, tal como era con la anterior Constitución, al comandante de la Policía y ordenarle que le proporcione plena protección. De lo contrario, si la Policía obedece al Ministerio de Gobierno y reprime al Gobernador cruceño, la democracia está jodida.

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