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En la recta final

Manfredo Kempff Suárez

A escasas tres semanas de las elecciones generales, el panorama político se muestra poco claro, debido a que no tenemos certeza de cómo va cada uno de los candidatos a la presidencia.  Al no existir encuestas que no sean las autorizadas por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), es decir por el régimen, nada es confiable, ni siquiera el presunto primer lugar que ocuparía el MAS.

Pero admitiendo que la candidatura inconstitucional de S.E. ocupe la delantera, el segundo sigue siendo, por lo que se puede saber, Carlos Mesa y su Comunidad Ciudadana (CC), que, a decir verdad, no ha demostrado demasiada actividad callejera ni propagandística y que está siendo víctima del acoso más salvaje, proveniente de todos lados.

En cuanto a BDN de Oscar Ortiz, continúa con su marcha sin alianzas, creciendo de a poco por lo que se conoce, con el objeto de lograr un buen número de curules en la Asamblea Nacional, pero imposibilitado de poder desplazar a Mesa y enfrentar a S.E. para disputarle el mando.  Una brigada cruceña fuerte en el Parlamento, podría ser su objetivo principal.

S.E. se muestra desesperado por mantenerse en el poder, luciendo  su falta de respeto a la Constitución y al pueblo, además de haber realizado una extravagante e impúdica  gestión como gobernante. Pretende llenar la cabeza de los ciudadanos con unos logros imaginarios que están de día y de noche en los canales de televisión, la radio y en la prensa escrita. Su accionar se basa en comparar lo que era Bolivia el 2005 y la que es hoy, 14 años después, luego de haber despilfarrado  miles de millones de dólares que jamás sospecharon tener sus antecesores, que sembraron para el MAS.

Sin embargo, CC ha recibido una inyección muy importante al haber obtenido el apoyo de Samuel Doria Medina. Ha sido un respaldo patriótico, sin pedir cuotas de poder, y que tiene toda la lógica del mundo. Doria había afirmado, hace unos meses, que se inclinaría por el candidato que tuviera mayores probabilidades de desbancar a quien ambiciona perpetuarse. Y ha cumplido. Ha optado por CC como pudo ser por BDN, si Ortiz se hubiera ubicado en posición de balotaje en las preferencias electorales.

Vimos a Doria Medina decir sus verdades en un programa nocturno de televisión, donde salió bien librado pese a que atravesó por un campo minado, cuando, además, le ofrecían cápsulas de cianuro a cada instante. Quedó en claro que tenía diferencias con Mesa, que no coincidía plenamente con su programa, pero que la ideología tenía que ceder al bien mayor que es la defensa de la democracia. Afirmó que primero estaba preservar la institucionalidad y que el interés personal podía esperar.

Pero fue S.E. quien nos sorprendió muy ingratamente, ese mismo día, durante su intervención en Naciones Unidas (ONU). Además de mencionar el esfuerzo que está haciendo su régimen por apagar los fuegos de Chiquitos  – algo muy dudoso cuando se emperra en no declarar el Desastre Nacional – sacó de la manga lo que nos dejó perplejos a todos: el retorno al mar. Apareció como algo de ultratumba. Claro que el retorno al mar será siempre una meta que estará dentro del alma de nosotros, así transcurran los siglos de los siglos, pero pedirle a la Asamblea General de la ONU que vele por que se aplique el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) nos pareció, por decir lo menos, humillante e indigno.

¿Será que S.E. no tiene nada más que ofrecer a la gente para que vote por él, que reincidir en el retorno al mar? ¿Cómo puede pedir, sin ruborizarse, que la ONU se inmiscuya en un fallo sentenciado por su propia y máxima instancia jurídica? Está claro que S.E. pretende politizar el asunto marítimo, que está buscando una tabla de salvación. Pero se está amarrando a un barco en pleno desguace en aguas profundas, porque lo de La Haya fue la peor derrota que pudimos recibir de Chile. Derrota, que, además, la abanderó S.E. y de la que es su máximo responsable.

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