ArtículosInicioManfredo Kempff Suárezsemana del 5 de ENERO al 11 de ENERO

LA JUSTICIA: ¿CAMINO DEL REFERÉNDUM?

Cuando parpadean algunas luces en el Palacio de Gobierno es señal de que algo se ha puesto en marcha y que se hará de todos modos. Ahora parece que la intención inequívoca es el referéndum judicial, una vez comprobado plenamente que las elecciones del 2011 fueron desastrosas, que la justicia se hundió hasta niveles jamás vistos, y que la percepción que recibió la ciudadanía fue deplorable.

Lo del “primer país del mundo” en realizar elecciones judiciales resultó, por tanto, un fiasco. No sólo fuimos el primer país, sino “el único”. Por algo sería. Es que en ese afán de cambiarlo todo somos capaces de hacer cualquier disparate. Se eligieron a los futuros magistrados por su tendencia política antes de que se los sometiera al voto ciudadano, lo que fue denigrante. Por supuesto que en las urnas se rechazó a los postulantes nominados por la Asamblea porque la ciudadanía votó nulo, pero igual se ignoró el voto y se impuso la arbitrariedad.

No pasó mucho tiempo cuando S.E. empezó a rezongar contra la justicia de “poncho y pollera”. Peor aún cuando entre esos designados por el MAS, aparecieron algunos togados asustados e indignados de sentirse unos monigotes del Gobierno y empezaron a desobedecer las reglas de sumisión. Entonces se oyó decir por boca del vice que la justicia estaba “podrida” y en las altas esferas del Gobierno se empezó a hablar de un referéndum para tratar de arreglar el desaguisado.

El vice se ha dedicado a denigrar a los magistrados que resultaron como consecuencia  del fraude. Habló hasta de enviar a la cárcel a algunos desobedientes. Como si él y S.E. no tuvieran ninguna responsabilidad en el hecho de ponerlos ahí. Los juicios que se siguen contra los tres miembros del Tribunal Constitucional son patéticos. Y si la “revolución” en la justicia la hicieron muy mal, ¿qué quieren ahora?

Eso del referéndum no va a gustar a la población. ¿Qué se piensa preguntar a las masas que son la base dura del partido oficial? ¿Quiénes van a redactar la pregunta clave? ¿Qué pueden responder sobre aspectos de leyes legos en la materia? ¿Esta vez el Gobierno va a obedecer el mandato de los votantes? ¿O será como en el 2011 cuando se atropelló todo? El vice, como un descubrimiento, ha vuelto a emplear la palabra “meritocracia” que era lo que pedía la sensatez ciudadana en su momento. ¿Qué sucederá con la partidocracia que es la esencia del MAS? ¿Tiene fuerza todavía S. E. como para apartar de los tribunales a sus novatos y poco escrupulosos partidarios?

La meritocracia de la que ahora habla el vice es lo que se debió hacer desde el comienzo. El MAS, en su afán de capturar el Poder Judicial, acusó a los magistrados de entonces de ser resultado del cuoteo parlamentario entre los partidos representados en el Congreso. En parte era cierto, en parte no. Pero hoy el cuoteo ya no se hace midiendo el mérito y el apoyo político sino que, sin mérito, a todos los ha elegido un partido: el MAS.

Todo esto que sucede en la justicia deja ver, por las voces que salen de Palacio, que vamos derecho por el camino de un referéndum que va a traer dolores de cabeza. Por una parte se trata de jugar con la voluntad popular cuando una elección de magistrados fracasa a poco de que asumen sus responsabilidades. Pero de otro lado también aparece el recelo  – hecho público rápidamente por algunos opositores importantes – de que todo sería un montaje, un pretexto para “abrir” la Constitución Política del Estado e incorporar el artículo de oro, la gema brillante que le falta a la Carta Magna, que es ni más ni menos que la reelección indefinida de S.E. El gobierno a perpetuidad.

Para eso sólo es necesaria una ley y así se evitaría el engorroso procedimiento de una reforma por iniciativa popular que requeriría la firma del 20% del electorado nacional, lo que tampoco es imposible para el MAS en modo alguno. Pero con una simple ley del Gobierno convocando al referéndum, sólo habría que poner a prueba los dos tercios que tiene el oficialismo en la Asamblea Legislativa Plurinacional, que los consiguió escamoteando curules a quienes murieron anémicos durante la última batalla electoral o moviendo números y hurgando padrones entre gallos y media noche.

Se presenta un grave problema con la justicia al que no se le ve una real solución. Fuimos los primeros – y los únicos en el mundo – en haber elegido magistrados sin la suficiente formación profesional, sacados mágicamente de la manga o de la galera, y ahora no sabemos cómo arreglárnosla para contar con personajes dignos y meritorios, que garanticen seguridad y que no tengan que agradecer padrinazgo alguno ni pagar facturas caras obedeciendo dócilmente. En suma, que sean éticamente honorables.

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