ArtículosIniciosemana del 12 de JUNIO al 18 de JUNIO del 2017

El modelo económico del MAS

Iván Finot

El modelo que orienta la gestión económica del MAS fue diseñado, en lo fundamental, por Carlos Villegas y Luis Arce Catacora, hacia 1999 (Nuevo Modelo Económico Social, Comunitario y Productivo, MEFP 2011). Siguiendo a Marx, planteaban que el capitalismo, ya «senil”, se encontraba en crisis finales que darían paso a un nuevo modo de producción, el socialismo, donde los medios de producción serían de todos.

Este paso, sin embargo, no sería inmediato: se requeriría de una transición en la que el Estado, controlado por las clases mayoritarias, se convertiría en «el actor fundamental de la economía”.

Para ello, asumiría las actividades productivas generadoras de excedentes -como la explotación e industrialización de hidrocarburos y la generación de electricidad- y dejaría, todavía, en manos de la empresa privada, la industria manufacturera, el turismo, la vivienda y el sector agropecuario. Este Estado actuaría, además, como redistribuidor del ingreso entre sectores productivos y hacia la población en situación de pobreza.

En la coyuntura, el Nuevo Modelo se presentaba como «la antítesis” del neoliberalismo. Este último había sido configurado en el «Consenso de Washington” (1989) como respuesta a la crisis de la deuda contraída por los Estados latinoamericanos en tiempos de crédito fácil, cuyo pago había dado lugar a «la década perdida” de los 80. Para salir de la crisis había que privatizar las empresas públicas, casi todas deficitarias, abrir las puertas a la inversión extranjera y desregular los mercados.

Lo particular de Bolivia fue que, en vez de privatizar las empresas públicas enteramente, se logró atraer aportes externos para capitalizarlas ofreciendo 1) la mitad de la propiedad de éstas a quienes más recursos aportaran y 2) no cobrar impuestos sobre producción sino sobre utilidades.

Inicialmente se había planeado vender no más del 49% de las empresas (MNR El Plan de Todos, 1993) pero los posibles capitalizadores sólo estaban interesados en hacerlo si se les entregaba el 51% de la propiedad, lo que el Gobierno de ese entonces finalmente aceptó. Esta política consiguió atraer importantes inversiones extranjeras, sobre todo en exploración -y hallazgo- de hidrocarburos, pero también dio lugar a una drástica reducción de ingresos fiscales, debido a la elusión de impuestos por parte de los capitalizadores, durante el gobierno que siguió al del MNR (1997-2001). Esto generó una crisis política que afectó directamente a una nueva gestión gubernamental de este último.

En la transición entre el gobierno del MNR y el del MAS (2005), el Legislativo decidió que, a fin de que no siguiera ocurriendo dicha elusión, en el caso de los hidrocarburos el mayor peso de la tributación recaería nuevamente sobre la producción (el IDH) y no sobre las utilidades. Y una vez instalado el MAS en el Gobierno (2006), para instaurar lo primordial de su modelo gracias a la capitalización sólo tuvo que obligar a los capitalizadores a vender al Estado lo necesario para que éste tuviera «el 50% más 1” de la propiedad.

La gestión económica bajo el nuevo modelo resultó muy favorecida por la adopción del capitalismo en China, hecho que, dado el tamaño de esa economía, dio lugar a aumentos sin precedentes en los precios de las materias primas. ¿Cuáles han sido sus logros? – Como resultado de la ampliación de la cobertura de bonos (prevista también en los programas de otros candidatos), aumentos obligatorios en el salario mínimo y efectos indirectos de un crecimiento inusitado de la inversión pública, se ha logrado reducir la pobreza significativamente, pero ¿se han aprovechado los elevados precios del gas entre 2005 y 2014 para sentar las bases de un crecimiento sostenible? – Todo indica que no, que esta oportunidad histórica ha sido desperdiciada.

El error teórico fundamental de los autores del Nuevo Modelo fue creer en las predicciones de Marx cuando, hace ya tiempo, la alternativa no es capitalismo o socialismo sino capitalismo o capitalismo. Como se afirma en un importante documento -uno de cuyos autores es el gobernador del Banco del Pueblo de China- «para asignar recursos es necesario usar los mercados, no existe un sustituto efectivo que sea conocido (Comission on Growth and Development: Growth Report. WB, 2008). No obstante, para que el funcionamiento de los mercados sea socialmente beneficioso se requiere de un poderoso Estado regulador. Y para lograr el desarrollo, de un Estado conductor. Pero, en lo posible, no productor.

Iván Finot es MSc en economía, experto internacional

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