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¿Justifica el fin los medios?

Susana Seleme Antelo

La frase ‘el fin justifica los medios’ apunta a que, aunque sea por medios poco éticos, en política cualquiera vale la pena para lograr el fin. Lo importante es el resultado. Pragmatismo político rudo.

¿A ese pragmatismo responde la visita que un grupo de empresarios cruceños agroindustriales y ganaderos exportadores de carne hicieron al expresidente Evo Morales? Nada tendría de raro, si están buscando cómo aliviar su crisis en medio de la tercera ola de la pandemia. De suyo, aliviar toda la cadena productiva alimentaria, incluido el empleo, pues el gobierno actual ha dictado dos leyes que les afectan: suprimió el uso experimental de biotecnología en los cultivos de soya y la exportación de carne vacuna a China.

Sin embargo, esa visita provoca algunas consideraciones. Primero, la reunión se llevó a cabo en la sede de las 6 Federaciones del Trópico de Cochabamba, en Chapare, ahí mismo, donde se cultiva la hoja de coca, materia prima de la mercancía cocaína y nace la cadena capitalista coca-cocaína, vinculada a las mafias. La hoja de Chapare no es apta para masticar por dura, enervada y amarga. La de Yungas, sí, con sus 14.330Ha. Las 7.700 de Chapare, no, pero están legalizadas por la Ley general de la coca, de 2017, en el tercer mandato de Morales. Hasta entonces eran ‘excedentarias’, eufemismo para no llamarlas ilegales, que eso eran.

Al parecer, a los visitantes no les llamó la atención que Morales, siendo presidente vitalicio de los cocaleros de Chapare, los convocara a ese lugar, su santuario desde hace casi 30 años, una especie de Estado sobre el otro Estado, cuyo gobierno actual dirige Luis Arce Catacora.

Con Arce presidente, surge otra consideración. ¿Por qué los empresarios acudieron a Morales y no al presidente Arce? Podría explicarse porque fue Morales quien autorizó el uso de transgénicos en abril 2011, y la exportación de carne a China en junio 2019. Desde luego, antes de su renuncia y huida, entre el 10 y 11 de noviembre de ese mismo año. ¿Pensarían que está más interiorizado en esos temas? Le han pedido que “interceda” ante Arce para que autorice nuevamente la libre exportación de carne de res a China, sin estar condicionada al abastecimiento del mercado interno.  Señalan que la nueva decisión gubernamental echa por tierra la inversión y el trabajo de 14 años, que provocará pérdidas y despido de trabajadores.

Hace rato se escucha decir que quien manda en Bolivia es Morales. El mismo se encarga de que así se perciba, desde la sombra o a plena luz del día. Hasta podría pensarse que Arce es un ‘presidente aparente’. Es decir, pareciera, pero no es.  Y no sería porque sabe que ese papel, el ‘aparente’, es el que le toca desempeñar, según la voluntad del cocalero, quien quiere volver a ser presidente a toda costa.

¿Obtendrán los empresarios cruceños algún resultado de su visita al cocalero en su Santuario? ¿Habrá valido que el fin justifique los medios? Hasta el momento no hay señales ni del ‘aparente’ ni desde las sombras o la luz. Sí se sabe que los cocaleros apoyaron al partido de Morales y Arce, MAS, con tiempo y dinero en la segunda vuelta para las elecciones de gobernadores y alcaldes (11 de abril pasado) según el dirigente Vicente Choque, ejecutivo de la Federación Única de Centrales Unidas del Trópico. Perdieron las 4 plazas en disputa(eju.tv). De ahí las pugnas internas en el partido.

Empero, pensar que en Bolivia existe un poder dual entre Morales y Arce, no parece ser real. Tampoco conceptualmente. La idea de poder dual se aplica si coexisten al mismo tiempo un poder oficial y un contrapoder, si nos atenemos a la primera etapa leninista: el poder de los soviets contra el gobierno provisional, tras la caída del último zar. Igual que el uso dado por René Zavaleta Mercado al tiempo de la Asamblea Popular, ella sí, contrapoder al gobierno del General Juan José Torres, en 1971.

El poder que ejerce Morales no es contrapoder al gobierno de Arce. No hay dualidad entre el Poder Ejecutivo, Legislativo, Judicial, militar, policial y de los movimientos sociales que controlan Morales y su partido frente al poder, aparente o no, de Arce. Todos han unificado sus voces y acciones para afirmar, mintiendo sin rubor, que en 2019 hubo golpe de Estado. Olvidan de que hay constancia del fraude y filmación de la renuncia de Morales desde el Chapare cocalero, junto a su ‘vice’. Hay constancias de las renuncias en cadena en la lista de sucesión constitucional y otras evidencias como el pedido de “guerra civil”, incendio de buses y hogares, y paramilitares metiendo bala. Todos absueltos por “la justicia servil”, así catalogada por el Arzobispo de Santa Cruz, Monseñor Gualberti.

Y echan fango a la Unión Europea, a la Iglesia Católica, a la OEA, encarcelan a la expresidenta Jeanine Añez y a muchas personas más. Despilfarran horas/trabajo para “armar casos”, y se han convertido en ‘negacionistas’ de la verdad histórica: aquí hubo fraude no golpe.  Los hombres del Morales y el MAS están encadenados a la sed de venganza y a la judicialización de la política. Pretenden borrar las evidencias a través del medio más abyecto: la mentira política.

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