Fuente: Página Siete
“Estuve a punto de gritarle: “¿No las oye?”. El crepúsculo las estaba repitiendo en un persistente susurro a nuestro alrededor, en un susurro que parecía hincharse amenazadoramente, como el primer susurro de un viento que se levanta. “¡El horror! ¡El horror!”, dice Josep Conrad en el inquietante Corazón de las tinieblas, cuando Marlow observaba las atrocidades que cometió el ser humano contra la humanidad.
Ese horror que lo vemos cada día en las ciudades, pueblos, comarcas, comunidades de Bolivia, cuyas víctimas son los niños, niñas y adolescentes (NNA), que en la gestión 2022, cada día de los 360 días del año eran violados 27 a 28 de esta población, según los casos registrados en la Fiscalía General: 9.819. ¡De terror!
Cada año el Estado Plurinacional termina con números rojos y vergonzosos en materia de los derechos humanos de los NNA: más violaciones a niñas y adolescentes; más maltratos infantiles; más casos de pedofilia; más infanticidios y feminicidios, más impunidad y más show de las autoridades. Pilatos siempre aparece lavándose las manos. Ahora buscando cámaras y redes sociales para decir que están haciendo algo o acusar al otro.
Desde el rincón más alejado del Occidente hasta San Matías, frontera con el Brasil, se han registrado un sinnúmero de casos de vejámenes a los menores de edad y en todos los espacios de convivencia. A la gente del poder les ofrecían niñas y adolescentes; los colegios se han convertido en centros de violencia de todo nivel. En agosto de 2010 el Defensor del Pueblo, Rolando Villena, denunció que en algunas comunidades de Potosí, ofrecían a las niñas. Lo amenazaron con juicio, pero los hechos confirmaron el extremo.
La violencia sexual, abusos a menores, desapariciones de adolescentes, ofrecimientos por dinero, por la necesidad, es la moneda común en el área rural. El horror está presente en cada lágrima de una jovencita abandonada con un bebé en sus entrañas. El horror está en dolor de las familias de una víctima de agresión sexual. El horror está en la impunidad y complicidad de tantos casos de violación en los que el verdugo es alguien del poder. El horror de las violaciones.
Es que somos una sociedad doble moral, hipócrita y cruel. Ahora vemos a autoridades movilizadas y con rostros compungidos tratando de ganar la delantera a los otros, como diciendo que están haciendo algo, que están preocupados por lo que está pasando en los colegios, en las ciudades, es que claro, algunos casos se han convertido en mediáticos, debido a la crueldad y la miseria con que actuaron los agresores, que se merecen castigos severos.
“Sacaste la máscara a una sociedad falsa, que le importa el qué dirán”, el mensaje poderoso de amor que hiciera público la madre del niño violado en el colegio Alemán, significa un duro golpe a la moral y las falsas apariencias de la sociedad y de sus autoridades. Es un grito que nos debe golpear bien duro y un mensaje irrefutable de que el Estado en todas sus instancias está fallando, que las leyes no se cumplen y que la sociedad también falla.
Ahí lo vimos al alcalde de Santa cruz de la Sierra haciendo grandes anuncios que se instalarán cámaras de vigilancia en las unidades educativas, cuando la Ley Avelino Siñani promulgada en diciembre de 2010, que ordena que en cada colegio debe existir un psicólogo, cámaras de vigilancia y gendarmes. Fernández recién se acordó de la ley.
Han conformado el Comité Interinstitucional de la Niñez, cuyos integrantes aparecían con rostros acongojados y preocupados, a pesar de que la responsabilidad de proteger, garantizar y defender a la niñez y adolescencia recae en toda la sociedad y no es cuestión de más instancias burocráticas, que para esos somos campeones.
Algunos legisladores anunciaron que presentarán nuevas leyes a favor de la niñez, cuando el Estado Plurinacional tiene un paraguas variado y fuerte en materia de legislación de derechos humanos para estas poblaciones: La Constitución Política del Estado tiene la Sección IV Derechos de la Niñez, Adolescencia y Juventud. Un completo Código Niña, Niño y Adolescente-Ley No 548, promulgado el 17 de julio de 2014 y su reglamento, establece la prioridad de reconocer, desarrollar y regular el ejercicio de los derechos de la niña, niño y adolescente, implementando un Sistema Plurinacional de la NNA para la garantía de esos derechos, mediante la corresponsabilidad del Estado en todos sus niveles, la familia y la sociedad. Tiene 348 artículos este código, pero al parecer pocos leen o aplican esta normativa amplia.
Para combatir la violencia sexual a NNA ya no necesitamos más leyes, más cumbres o reuniones de alto nivel, lo que se necesita es poner en marcha todo ese andamiaje institucional, político, económico, que demandan el paquete de leyes que son más de cien, desde la CPE, leyes, decretos supremos, ordenanzas municipales, resoluciones, etc. Es con voluntad política, capacidad, compromiso social y humano de todo un país.
Dice un proverbio de una tribu africana: para educar a un niño hace falta la tribu entera.
