ArtículosGuillermo Capobianco RiberaIniciosemana del 21 de MAYO al 27 de MAYO

El Retorno de los que se fueron

El flamante Presidente de la República francesa Francois Hollande, fue elegido por el voto mayoritario, cerrado y militante de miles de inmigrantes residentes en ese país, de manera especial, inmigrantes del mundo árabe, del África Negra y de la América Latina mestiza.

De esta manera Francia continuará siendo un “refugio” democrático, relativamente seguro, para la militancia comprometida con el cambio.

En estos días, internet está difundiendo dos placas fotográficas de las concentraciones multitudinarias de fin de campaña electoral de ambas candidaturas: la del socialista Francois Hollande con centenares de banderas de inmigrantes en su interior y la otra, la de la concentración de Nicolás Zarkozy, sin ni una sola bandera que no sea la del propio país: Francia.

No fueron entonces concentraciones cualquiera: la una expresaba a la Francia inmortal, la Francia progre, la liberal, la socialista democrática, la Francia de Charles de Gaulle y de los Maquis de la resistencia antifascista. La otra, fue expresión de la Francia conservadora, la Francia de tendencia xenofóbica actual, la del Partido neo-nazi, la de los 20 escaños en la Asamblea Nacional.

No sucedió lo mismo en la España de Zapatero y de Rajoy.

Triunfante, el Partido Popular intenta implantar ahora en España un régimen de derecha policial y represiva, una España de “recortes” antisociales y antipopulares en materia de educación, salud, vivienda, y de cooperación al desarrollo.

El trato a los inmigrantes está siendo modificado sobre la marcha.

Utilizando el temor a represalias y la expulsión por indocumentado, esta política de estado policiaco y conservador está precipitando el retorno apresurado de miles de extranjeros inmigrantes e indocumentados, entre ellos los bolivianos, que en número aproximado de 300.000 llegaron a España en busca de trabajo y un mejor destino.

Al menos 50.000 ciudadanos bolivianos han iniciado ya un proceso de retorno porque los puestos de trabajo en los oficios más sencillos como el cuidado de personas mayores, la albañilería, carpintería, electricidad y otros, están siendo reclamados y exigidos por los ciudadanos “parados e indignados” que sobrepasan el 20% de la población económicamente activa.

Las familias bolivianas, con seres “queridos” en España, aguardan con temor pero con cierta expectativa a aquellos que se marcharon un día y con cierto interés ahora que el Gobierno del Presidente Morales está patrocinando el desplazamiento masivo de ciudadanos del país andino hacia el Oriente.

Las prestaciones de servicios en materia de oficios están escasas y caras en Bolivia; por eso la crisis del empleo en los países de acogida tradicional como España, se presenta ahora como una oportunidad para ofrecer estructuras de acogida a aquellos que retornan.

Nuestros compatriotas inmigrantes, vengan de donde vengan, suelen retornar al país con un “pequeño capital” que lo inyectan en la economía nacional de un pueblo como Bolivia que los está recibiendo, estamos seguros, con lágrimas de emoción y con las cuentas de ahorro abiertas o por abrir.

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