Los hijos del banzerismo
A partir del banzerismo, Santa Cruz capitaliza sus empresas, moderniza su industria agroganadera, integra su comercio al circuito internacional y activa el cooperativismo en el área de servicios (agua, electricidad y teléfonos). A ello se unen la explotación gasífera y maderera, la apertura de nuevas vías de transporte y el auge de una burbuja inmobiliaria que, tarde o temprano, estallará. Ciudades y pueblos de Santa Cruz cambiaron su fisonomía aldeana y sus costumbres al crecer, de golpe, sin orden ni concierto. La desintegración de la familia tradicional cruceña, suscitada por la emigración camba al extranjero, y el éxodo andino a Santa Cruz (espontáneo o por avasallamiento de tierras, inducido por el MAS), son algunos de sus problemas latentes. A decir verdad, el empresariado pactista no es exclusivamente cruceño; también representa a los empresarios no cruceños, afincados en Santa Cruz desde hace 50 años.
En plena dictadura banzerista (1971-1978), los grupos señoriales cruceños enviaron a sus hijos a estudiar a EEUU, Europa, Brasil, Argentina y Chile. Aquellos jóvenes profesionales volvieron al país convertidos en tecnócratas educados en el neoliberalismo. Hicieron dejación de la política para la cual no estaban preparados y confiaron su destino en unas FFAA, cuya lealtad creyeron eterna; introdujeron las nuevas tecnologías informáticas y las nuevas técnicas de comercialización (la Expocruz es uno de sus éxitos) en los negocios; protagonizaron la mutación de la cultura rural cruceña en cultura urbana y vieron, con cierta indiferencia, la aparición de la economía informal (contrabando, narcotráfico y piratería); dejaron la defensa de sus valores identitarios (culturales e históricos) en manos de una élite intelectual brillante, pero desprovista de poder real, y no calibraron debidamente el quintacolumnismo de una gigantesca población andina instalada en Santa Cruz, de ahí que la derecha cruceña, dormida en sus laureles, haya sido rebasada políticamente, mientras la insignificante izquierda cruceña va a remolque del centralismo altiplánico.
En este contexto, la oligarquía de Santa Cruz se une a la nueva oligarquía masista y, entre ambas, debilitan el movimiento cruceñista. El ‘olvido’ del Himno a Santa Cruz en el acto cívico del 24 de Septiembre es un síntoma. Otro, la ‘ausencia’ de las autoridades cruceñas en el acto de desagravio. Los empresarios del pacto con el MAS y las autoridades ‘ausentes’ son hijos del banzerismo, aquellos que, en 1999, le dieron la espalda a Banzer. ¿Y mañana?