LA JUSTICIA ESTÁ PODRIDA
Lo dijo el Vicepresidente y lo apoyamos, plenamente, por primera vez: “la justicia está podrida”. Lo que no ha dicho el Vice es que la justicia se pudrió desde el instante en que al MAS (¿quién sería el de la idea?) se le ocurrió aquello de las elecciones judiciales. Elegir magistrados por voto popular – decían – sería la primera experiencia mundial y Bolivia la pionera, la revolucionaria en la aplicación del derecho. Y, efectivamente, no sólo fuimos los primeros, sino los únicos porque ningún Estado es tan deschavetado como para cometer semejante barbaridad. A falta de justicia ahora la gente está ajusticiando por mano propia, es decir, asesinando.
Quisieron imponer en la magistratura “los ponchos y las polleras” en vez del conocimiento de las leyes. Y fue así como en la Asamblea Plurinacional se hizo la selección de los futuros “togados”, fijándose más en el color de la vestimenta y la piel, para que esos personajes luego fueran refrendados por el voto popular. De antemano se sabía que los candidatos pertenecían al MAS o que eran afines al partido oficialista, y aunque ganó el voto nulo y blanco, posesionaron a quienes jamás debieron darles tales responsabilidades.
Ahora la situación no tiene remedio, el “cambio” es difícilmente reversible. Si antes los magistrados podían responder al interés de dos, tres, o cuatro agrupaciones políticas representadas en el Congreso, hoy todos responden a una: el MAS. Los “togados” se han convertido en parte del Ejecutivo, aunque muchos ya están desertando desilusionados y humillados. Es el caso de los tres miembros del Tribunal Constitucional a quienes se los ha suspendido porque no obedecieron órdenes del Gobierno y están siendo procesados. Se ha llegado al extremo de que el Vice afirmó que si los tres magistrados renuncian a sus cargos concluiría el juicio sin más trámite. Santa palabra.
Con esta “justicia podrida” se ha hecho desmanes en el país y estos originarios doctos que fueron rechazados por el voto popular son los que actualmente causan miedo y desconcierto en todo lado. Amedrentan y extorsionan porque, al haber sido designados por el Gobierno, se sienten con suficiente autoridad. Es lo que está sucediendo con los encarcelados por terrorismo y separatismo, casi en su totalidad cruceños, que son víctimas del pánico que el MAS tenía a Santa Cruz, que no encontró otro medio que armar la gran intriga, con crímenes incluidos, para acallar las voces de quienes no se alineaban con S.E.