“Basta ya de las prácticas ruines/ Del olvido que halaga y envenena/ Y del oro invertido en otros fines/ Porque Judas estaba en nuestra cena” Raúl Otero Reiche
Aristóteles hizo una distinción fundamental que tuvo un eco milenario, influyendo en brillantes pensadores de muy distinto pelaje, como en los teólogos juristas de la escuela de Salamanca, en Marx o en keynes. Para el filósofo, hay una diferencia clave entre actividad económica y crematística; la primera es una forma de crear riqueza, adquirir bienes y satisfacer necesidades humanas, siempre recordando un fin último altruista, pues de nada sirve la transformación económica si no ayuda a dignificar a la persona o comunidad. Precisamente, olvidar el fin, conlleva a lo que Aristóteles denominó crematística, que es adquirir por adquirir, acumular porque sí, una actividad sin norte y, por tanto, inhumana.
En base a esta distinción, pienso que es muy importante que se cuestione, si el modelo económico cruceño –indudablemente exitoso–, tiene un norte claro respecto a algo verdaderamente descuidado y que debe estar intrínsecamente unido a la economía: la esfera política. Es pertinente lanzar esta provocación, no para apuntar con el dedo, sino únicamente, para analizar con cabeza fría los motivos por los que un evento como la Feria Exposición, que debe ser símbolo de emprendimiento, libertad y orgullo, se ha convertido en el elemento favorito del chantaje.
No se soporta la idea de que el acontecimiento salga perjudicado por algo tan necesario como reivindicar la justicia en una región que está siendo constantemente ofendida, y a la cual le han puesto precio, región que si alguna vez se caracterizó por algo, fue por demostrar que la riqueza más importante, es la del alma y que lo material se construye basado en tesón y en principios no negociables, que finalmente constituyen la dignidad individual y colectiva.
Estamos en septiembre, supuestamente mes de nuestra libertad, tiempo ideal para demostrar que somos dueños de nosotros mismos, demostrar que el bien común es una condición fundamental del bien individual, ¿olvidamos que eso es cimiento del cooperativismo? No es digno mirar de palco, no es digno callar.
