ArtículosIniciosemana del 31 de OCTUBRE al 6 de NOVIEMBRE

Carta de un Microempresario al Ministro Luis Arce Catacora

Señor Ministro:

Ref.: Si Señor Ministro, los muebles de mi fábrica serían más caros, pero por culpa de Usted

Empecé como ayudante de carpintero y en años de trabajo y esfuerzo, logré convertir una humilde carpintería de la Av. Illimani, en una pequeña empresa con tienda en la calle Murillo y fábrica en la ciudad de El Alto… Nada que hoy por hoy pueda competir con el gigante Marelli, por eso tuve que cerrar. Paso a detallar las razones.

Marelli produce en Brasil, usa gas boliviano en sus hornos y trabaja con tableros de madera prensada y procesada. Nosotros trabajábamos con maderas nobles y nuestros procesos de aprovechamiento no nos permiten usar el gas boliviano para hornear galletas de aserrín (aglomerado de madera). Pese a las promesas de industrialización, las fábricas que procesan la madera están en Brasil, usando nuestro gas y nuestra madera.

En mi fabrica, necesitábamos más de dos días de trabajo de un obrero especializado para cortar la madera en las distintas piezas que hacen un escritorio, Marelli tiene computadoras y máquinas de corte para lograrlo en 15 minutos o menos, ojo que el robot no come ni tiene familia, usa energía eléctrica y la factura de luz para ellos es baja, usan energía barata porque se genera con gas boliviano.

Antes hacía muebles y exportaba, pero mi capital se fue por el caño, ya que la devolución de impuestos CEDEIM, usted no la autoriza para los exportadores sino hasta dos o tres años de cada exportación, mantenía boletas de garantía que Impuestos ejecutaba por presentar facturas con una mancha o con punto en lugar de coma. En una oportunidad, me ejecutaron una boleta de garantía y me cobraron multas, por no poder demostrar cuantos tornillos de cada tamaño entraban en cada modelo de escritorio.

Por disposición de impuestos, no podía castigar el IVA y mandarlo a costo, porque me acusaban de «defraudar» impuesto a las utilidades. Llegó un momento en que tenía tres contadores y un abogado para hacer los papeleos de la renta y todas las ganancias de años las veíamos solo en cuadros y columnas de cuentas por cobrar al Estado en CEDEIMS. Supe que Brasil a los exportadores les devuelve los impuestos en una semana y en Chile les dan un cheque en vez de los CEDEIMS.

Me visitó la Autoridad de Empresas y me puso multa porque mis actas de la empresa eran en computadora y ellos las querían manuscritas. Pagué mis multas.

Decidí traer unas máquinas, antes había un decreto para pasar directo por Arica sin pagar, era por el Tratado de 1904, pero su gobierno lo eliminó y tuve que hacer un trámite para inscribirme en ASPB y por supuesto pagar, en cada exportación lo mismo, gastos, permisos, vistos buenos, y trámites.

Saqué de la Aduana las máquinas y llegando a mi fábrica me las quitaron los de la aduana porque decían que el número de las maquinas no estaban en la póliza, eso me podían haber dicho antes de salir, pero esperaron. Reclamé al Superintendente Tributario y me dijo que había ganado, pero en realidad era nulidad, volvieron a hacer lo mismo y me cansé, mucho gasto estar peleando.

Vino el doble aguinaldo y la plata que tenía ahorrada con mi Señora para la vejez, se fue a pagar aguinaldos. Mantuve a dos malos carpinteros porque no los podía botar, a una secretaria porque daba a luz cada año y medio y un guardia de seguridad porque embarazó a su cuñada. Aguanté aumentos de sueldos hasta donde pude. Hasta tuve que contratar un empleado sólo para llenar formularios del Ministerio de Trabajo.

El banco se hizo rico conmigo, le di plata por boletas de garantía para cada vez que trataba de presentarme a licitaciones y para mis exportaciones por los CEDIMS, también le pagué comisiones por recibir plata de exportaciones cada vez más altas y el precio del Boliviano «fuerte» me dejaba cada vez con menos compradores de muebles afuera.

Finalmente quebré, ya no tenía plata, Impuestos, Aduana, Gastos Sociales, ASPB, Autoridad de Empresas y encima la junta de vecinos me exprimieron todo.

Sé que los otros gobiernos extraían los recursos naturales, pero las políticas de su gobierno, sus decisiones señor Ministro, extraen el capital de la gente, de los artesanos, de los profesionales, de los consumidores, de los ancianos a los que como a mí, no nos queda más que vivir de los hijos, mantenidos por caridad, después de haber tenido una fábrica.

La compra de muebles de su Ministerio es la muestra de que usted nunca fue Ministro de Economía, fue un simple TESORERO, juntó plata en una billetera para gasto de un  Rey y su corte. Esta vez usted se enfrenta a los monstros que usted alimentó. Un Ministro de Economía que destruye la industria de su país es un traidor a la Patria.

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