Somos Matusalén y nos roban
Roberto Méndez H.
Robo. ¡Eso es un robo! Eso fue lo primero que pensé cuando me enteré que las Administradoras del Fondo de Pensiones, en Bolivia, calculan el aporte mensual que nos entregarán para nuestra jubilación, en base a la expectativa de vida, o la tasa de mortalidad, de nada menos que 110 años, como si fuéramos Matusalén, quien, según la Biblia, vivió 969 años.
Y en Bolivia, quién vive pues 110 años, es la pregunta del millón, si según la Organización Mundial de la Salud, (OMS) nuestro país, en Latinoamérica es el que tiene menor esperanza de vida media. Tenemos un promedio de 70,7 años, comparado con Japón que tiene, por ejemplo, 83,7 años.
Según el estudio anual (2017) elaborado por la OMS sobre la salud global, Chile es el único país de la región que supera los 80 años de esperanza de vida media, mientras que 9 países latinoamericanos se sitúan por encima del umbral de 75 años de esperanza media de vida: Costa Rica, con 79,6; Cuba, con 79,1; Panamá, con 77,8; Uruguay, con 77; México, con 76,7; Argentina, con 76,3; Ecuador, con 76,2; Perú con 75,5 y Brasil con 75 años.
Sólo 29 países superaron los 80 años de esperanza de vida media. Los países más longevos son Japón, con 83,7 años de media; en Suiza, con 83,4 años; Singapur, con 83,1; Australia y España, con 82,8; Italia, con 82,7; Islandia, con 82,7; Israel, con 82,5; Francia, con 82,4; Suecia, con 82,4; Corea del Sur, con 82,3; y Canadá, con 82,2 años. Pero, nadie tiene una esperanza de vida de 110 años, solo en la mente de algún maquiavélico burócrata se le ocurrió hacer ese cálculo para, simpre y sencillamente, robarnos, de la manera mas descarada posible.
De modo que la aplicación de la Tabla de Mortalidad hasta los 110 años no tiene ningún sentido lógico ni asidero técnico y en realidad, se trata de un truco para disminuir el monto anual que nos entregarán al momento de jubilarnos.
Es por eso que cabe otra pregunta del millón. ¿Qué sentido tiene garantizar una pensión para muchos años más allá de la vida de un jubilado y sus derechohabientes, si eso implica una drástica reducción en sus cuotas de jubilación, cuando uno está vivo, y cuando uno más lo necesita, aunque sea para comprarse los medicamentos para prolongar un poco más su existencia, o disminuir los achaques propios de la edad?
Y qué pasa con los que, porque el único requisito para morir es estar vivo, mueren de enfermedades terminales poco después de los 60 años, de modo que el monto mensual de su pensión no le alcanza ni para una quimioterapia.
Aún recuerdo el discurso que nos metieron en la época de Goni, para cambiarnos al sistema. “Uds tendrán su cuenta individual de ahorro, es como ahorrar en un banco para su vejez, y pueden retirar todo el monto cuando lleguen a los 60 años”. Otra gran mentira, porque hay muchos que habiendo pasado ese umbral han visto que no se puede retirar un solo boliviano, “de la cuenta individual” que tenemos, porque eso es ficticio y lo único que cuenta es la cantidad de 120 aportaciones, como requisito para acceder a una jubilación que no pasa, en teoría, del 60% del salario que uno percibe al momento de jubilarse.
Sin embargo, nunca nos informan de los intereses que gana “nuestra cuenta individual” y tampoco nos consultan sobre, a quien van a prestar esa plata, pues ahora, discrecionalmente han ofrecido bonos y también les han asignado esos fondos a los empresarios privados, para la “inyección productiva”.
Lo cierto es que ahora, en la época plurinacional, resulta que la deuda interna que tiene el Estado, de $us. 4.253 mil millones, es plata de nuestra renta de vejez.
El robo es un delito contra el patrimonio, consistente en el apoderamiento de bienes ajenos de otras personas, dice el concepto de la Real Academia de la Lengua.
Por eso afirmo que ¡¡¡nos están robando¡¡¡ y están haciendo con nuestra plata, lo que les da la gana, antes y hoy. Esa es la realidad y el resto son cantos de sirena.