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LOS MILITARES DE LA COCA

DANTE N. PINO ARCHONDO

En octubre de 2003 el Alto Mando Militar por órdenes de su capitán general el presidente de la republica Gonzalo Sánchez de Lozada, mediante orden escrita, salieron a prevenir y evitar una confrontación social, la cual, ahora sabemos fue provocada con uso de armas de fuego “para hacer pisar el palito” Esos generales, por haber actuado en cumplimiento a lo que ordena la constitución política del estado, hoy cumplen una condena que nunca debieron tener.

El juicio de responsabilidades por los hechos de 2003 no ha cerrado las heridas que se abrieron, lejos de ello, ese juicio parcializado con un proceso indebido forzando a los jueces a sentenciarlos, bajo pena de iniciarles a ellos juicios sino lo hacían, ha concluido como un juicio infame.

Sus efectos han repercutido en la vida nacional. Quienes lo promovieron con el fin de encubrir sus pecados, pretenden que se hizo justicia, cuando bien saben que ese juicio nunca fue serio ni cierto, tienen ahora apetitos para prorrogarse en el poder indefinidamente.

Los fines para el derrocamiento del gobierno el año 2003 pueden comprenderse ahora en toda su dimensión. Octubre y sus muertos fueron el sacrificio exigido por el narcotráfico para constituirse en gobierno.

Es impresionante, cuando que se conocen los hechos en toda su dimensión, la forma en que se tejió la conspiración y su financiamiento. El gas del que tanta propaganda hace el gobierno de la coca, y que sirvió de pretexto para acusar al gobierno de Sánchez de Lozada, de querer venderlo por Chile y a Chile, ha terminado su ciclo de explotación y en vez de convertirnos en un centro energético en el sur nos dejará como huesos calcinados en el desierto, mostrando lo que fuimos alguna vez y enseñando lo que sucede cuando se traiciona a la patria.

¿Hay mayor traición que aquella que se urde con fines oscuros, que se hace en nombre del pueblo y que al final ha sido concebida para extender y consolidar a la cocaína como el eje económico sobre el que debe girar el Estado?

Están en la cárcel los generales que defendieron el gas, de las manos del narcotráfico, y están otros generales cubriendo las espaldas de los traidores. No es justicia acusar de genocidas a los que defendieron la ley y premiar con dinero a quienes protegen a la coca y sus derivados.

Antes para ser general de la republica había que tener méritos y conocimiento, ahora tienen que ir al Chapare para aprender a cuidar el negocio del Jefazo y luego hacer fila esperando su voluntad.

Bolivia debía tener Fuerzas Armadas al servicio de la patria, de su bandera y de los ideales de justicia y libertad. Y en vez de ello se les ha entregado ponchos rojos, se les ha entregado una wiphala y se les enseña a gritar consignas comunistas. Nunca nuestros militares han sido tan ultrajados como ahora. El pueblo no les respeta, los mira con pena y lástima.

La cara y las manos del narcotráfico en el uso del Estado para expandir sus actividades se han mostrado con toda la fuerza de lo que son capaces. Por ahora la comunidad internacional no mira esto con el cuidado que debían. Aunque Chile y la Argentina comienzan a tomar medidas para resguardar sus fronteras, las mismas que el Jefazo las califica de “acciones imperialistas” No son suficientes. Es momento de decir las cosas por su nombre y señalar con el dedo a la delincuencia enquistada en el gobierno que ha coptado al Estado como cosa suya.

Fuente: napucopino.wordpress.com

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