El tiempo no pasa en vano, las horas de definiciones llegan
Carlos Miranda Pacheco
Hace un año, gobernantes y gobernados no habían captado completamente los problemas del sector energético. El fin de la época de bonanza coincidió con la firma del acuerdo mundial (Acuerdo de París) de terminar con el uso de combustibles fósiles que causan el efecto invernadero y provocan el calentamiento del planeta. Por otro lado, el país ingresó a una interrupción política y además, desde marzo pasado, estamos atribulados por el Covid- 19, que seguramente nos debe estar obligando a distraer fondos del sector.
El principal problema del sector es la incapacidad de poder encontrar nuevas reservas de gas natural y desarrollarlas para reponer las que hemos consumido los últimos 20 años. YPFB y las compañías contratistas no han tenido éxito en la perforación de pozos exploratorios. Entre el 2019 y 2020 se han perforado 15 pozos exploratorios no exitosos. YPFB reporta que hasta el 2019 ha gastado 5.800 millones de dólares en la perforación de los pozos exploratorios.
Estamos frente a un gran doble dilema. ¿Debe YPFB continuar gastando esas enormes sumas en pozos exploratorios o intentar que otras compañías privadas y/o estatales continúen con esas labores y en la zona tradicional?
Nueva inversión se atrae con posibilidades geológicas positivas, legislación nacional favorable y un sistema tributario más benigno que el actual. Además, la existencia de mercados en los cuales esa futura producción podría ser comercializada a precios favorables.
Todos los expertos concuerdan con que en el país existen más áreas potencialmente productoras fuera de la llamada área tradicional que se ha estado explotando.
El modificar las condiciones legales existentes podría requerir cambios que lleguen inclusive hasta la Constitución Política del Estado. Con los futuros mercados ya estamos conectados por gasoducto.
Otro gran problema es nuestra política de exportación de gas de las reservas que todavía tenemos. Al presente se tiene contratos con Argentina y Brasil, que se están atendiendo con la producción declinante de nuestros campos, y esa venta en parte está sustituyendo la que se percibía anteriormente.
Pero nuestro país también está gasificado, entonces debemos medir con mucho cuidado qué volúmenes y por cuánto tiempo se puede todavía exportar.
El transporte vehicular es el mejor candidato para comenzar la sustitución de derivados de petróleo, en la marcha mundial hacia el uso de combustibles descarbonizados. Para la sustitución de combustibles fósiles en transporte debemos tratar de dar un paso doble para entrar directamente al vehículo eléctrico, utilizando litio, del cual tenemos grandes reservas.
El país está lleno de vehículos personales a gasolina y diésel que deben ser sustituidos por vehículos eléctricos, y como políticas municipales en ciudades importantes debe promoverse el uso de transporte masivo, como trenes eléctricos.
Entre otros de los grandes problemas también tenemos la Planta de Fertilizantes de Bulo Bulo como una herida abierta en la economía de YPFB y del Estado. Tenemos una inversión de mil millones de dólares actualmente parada que no ha funcionado regularmente ni un solo mes. Esta lista apretada de grandes problemas deberá ser atendida inevitablemente a través de YPFB. La Empresa estatal de petróleo no está en una etapa de expansión para estar dividida en dos filiales, y una, a nivel corporativo, que en la práctica funcionan como tres compañías en competencia.
Se necesita reformar YPFB y adecuarlo al tiempo y a las actividades que debe desarrollar y no como una fuente de empleo.
Finalmente, todos hemos esperado la llegada de las elecciones generales para que la dirección de las empresas estatales sea efectuada de acuerdo a ley por la Asamblea Legislativa y poder contar con políticas a largo plazo.
Carlos Miranda Pacheco es ingeniero, experto en hidrocarburos.