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La incertidumbre que vivimos

Por: Ismael Schabib Montero

La incertidumbre es la situación de no tener certeza sobre el futuro. Es una sensación de no saber qué va a pasar, lo que puede generar dudas y ansiedad. La incertidumbre a menudo proviene de no tener toda la información necesaria para tomar una decisión.

El “Intento de golpe de Estado” donde los super héroes del gobierno se enfrentaron a los carros blindados a puñetes y los derrotaron, nos hace pensar que no tenemos un gobierno que sabe lo que hace.

Esta situación nos causa incertidumbre, principalmente porque aumenta la falta de credibilidad del gobierno, porque niega lo que parece evidente. Asegura que hay dólares, lo suficiente para satisfacer las necesidades del comercio internacional, pero a la hora de obtenerlos no se los encuentra o están a un precio lejos de lo que establece la política monetaria.

El combustible que mueve la economía está escaso ¿por qué no hay recursos para comprar del exterior? La política también nos causa una tremenda incertidumbre por la falta de certidumbre en las instituciones que tienen que ver con las elecciones generales. El manejo diplomático en nuestras Relaciones Internacionales da vergüenza.

Aparentemente los candidatos de diferentes partidos no motivan. La oposición no inspira confianza. Nos causa incertidumbre la actitud de los seguidores del partido de gobierno y sus líderes que actúan sin control y respeto por ellos mismos. Las denuncias que hacen entre las partes del partido dividido son muy graves: se acusan de lo peor y “no pasa nada”. Según sus propias denuncias, nos gobierna el crimen organizado.

Tenemos un presidente que fue el responsable directo del manejo de nuestra economía durante casi todo el tiempo que Morales fue el mandamás, ¿quién aseguraba que “nuestra economía estaba blindada”? Se supone que, en la actualidad, sigue manejándola. También este hecho nos causa incertidumbre.

Recuerdo con pena cuando mis camaradas militares “sacando pecho” acompañaron a Morales para tomar las instalaciones de las empresas que explotaban gas. La nacionalización fue poco transparente, porque los “patriotas” nacionalizadores decían que eran “información reservada” los contratos y les pagaban periódicamente miles de millones de dólares a las empresas extranjeras que se mantuvieron en el país según la denuncia de un político conocido que el gobierno no desmintió. Lo cierto es que ocurrió lo que ya se suponía: que un día quedaríamos sin gas para vender porque se hacía muy poco para reproducir las reservas probadas. El mayor esfuerzo lo puso el gobierno para destruir a la oposición mediante el temor, y lo logró; dañó a su enemigo inventado, el departamento de Santa Cruz. Desde el gobierno, prohibieron las exportaciones. También este daño fue eficiente para ahuyentar a las empresas extranjeras y al capital; ahora está ahuyentando al capital boliviano. Da pena reconocerlo.

Esto no lo compone el gobierno ni inventándose un “intento de golpe de Estado”, que fue una acción desesperada de quienes no saben qué hacer.

Se necesita, confianza, que es un pilar de las relaciones humanas. Estas deben fundamentarse en la credibilidad, honestidad, integridad y empatía. La confianza que no hay en el gobierno es una condición indispensable para el funcionamiento eficiente y cohesionado de la sociedad y el Estado.

Mientras tanto, la incertidumbre nos invade, la esperanza en un futuro mejor, con paz y progreso, parece alejarse cada día.

Señor presidente Arce, a usted le queda un sólo camino: irse, porque no tiene la capacidad y el poder para solucionar los problemas del país. Busque la manera más digna para abandonar la plaza Murillo, pero hágalo, se lo sugiero de boliviano a boliviano.

Ismael Schabib Montero

VICEALMIRANTE DE LA REPÚBLICA DE BOLIVIA

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