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El aporte de Santo Tomás de Aquino a la psicología contemporánea

Por: Carlos Andrés Gómez Rodas

Santo Tomás de Aquino (1224-274), filósofo y teólogo de la Cristiandad, proclamado como Doctor Común de la Iglesia y Doctor de la Humanidad, fue también psicólogo (Andereggen, 1999). En efecto, aunque Santo Tomás no haya ejercido la psicoterapia en su sentido estricto de “tratamiento de enfermedades mentales, psicosomáticas y problemas de conducta mediante técnicas y psicológicas” (RAE, s.p.), su estudio filosófico y teológico del alma humana incluye todos los niveles que, como afirma Andereggen, son propios de la ciencia psicológica:

“Desde aquel más profundo, que es teológico y que deriva de la participación de la ciencia divina de lo concreto, de la ciencia creadora hasta los niveles racionales, y los niveles experimentales, no sólo en el sentido profundo de la mística sino también en el sentido de la experiencia sensible. Experiencia sensible que, por otra parte, requiere siempre del juicio de la razón” (Andereggen, 2005, p. 25).

Usualmente, en los manuales de historia de la psicología, se ubica el inicio de la psicología en el siglo XIX. Sin embargo, ya autores como Fromm o algunos de la Escuela de Frankfurt señalaron que dicha afirmación desconoce la diferencia entre la psicología moderna y premoderna. En este segundo grupo estarían todos los pensadores que, desde los orígenes de la filosofía, se dedicaron al estudio del obrar humano, incluyendo a la tradición teológica, y, especialmente, a los grandes maestros de la teología espiritual. Las obras de Santo Tomás de Aquino se encuentran en el marco de esa tradición.

La psicología moderna está marcada por la disociación de los saberes. De ahí, por ejemplo, la separación, cada vez más radical, entre psicología racional y psicología experimental, o entre la psicología filosófica (que sería parte de la filosofía) y la psicología autónoma, que se entendería como la ciencia psicológica propiamente (Echavarría, 2024). Este punto de vista es totalmente ajeno al realismo tomista, en el que, precisamente, la unidad del saber es una nota esencial. Los saberes se distinguen, claro está, pero están unificados por la metafísica como ciencia de ciencias, búsqueda de los primeros principios y las primeras causas (Sanguineti, 1977).

En la psicología  moderna tiene un lugar principal la figura de Sigmund Freud. Su método psicoanalítico se cimenta en la transmutación nietzscheana de los valores. Para Freud, no hay unidad en el hombre y todas las instancias psicológicas que constituyen la personalidad están enfrentadas. La moral y el deseo se encuentran en guerra continua. Para Freud, la moral no es natural; es tan solo prohibición cultural internalizada en una forma psíquica a la que denomina superyo. Esta doctrina, que se estableció como un proyecto de formación moral es radicalmente opuesto a la concepción cristiana del hombre que se expresa de manera paradigmática en el pensamiento de Santo Tomás, especialmente, por el lugar prioritario que da a la sexualidad como causa de la neurosis (Wilde, 1959).

Alfred Adler, disidente del psicoanálisis, es un autor central porque tiene elementos que coinciden con una propuesta tomista que pone el acento en la conciencia y en la razón y porque influyó en autores como Rudolf Allers, de gran trascendencia en una historia de la psicología de matriz tomista (Echavarría, 1999). Adler definió la neurosis como un fenómeno psíquico que surge como un mecanismo de compensación ante un sentimiento de inferioridad, y afirmó, contradiciendo claramente a Freud, que, aunque, eventualmente, lo sexual puede ser causa de la neurosis, no es, necesariamente, la única causa posible.

En síntesis, Santo Tomás de Aquino, al adoptar y desarrollar la psicología aristotélica, sentó las bases de una concepción integral del ser humano en la que cuerpo y alma forman una unidad sustancial. Su perspectiva se opone radicalmente a las corrientes dualistas que postulan una separación tajante entre el alma y el cuerpo, como las planteadas por el cartesianismo y, en cierta medida, por algunas corrientes del psicoanálisis. El Aquinate defiende que el alma, aunque inmortal, no es una entidad separada que opera independientemente del cuerpo, sino que se encuentra intrínsecamente unida a él y le confiere su dinamismo vital (Irizar, 2011).

Uno de los aportes más significativos de Santo Tomás a la psicología es su teoría del conocimiento. Desde su perspectiva, el conocimiento humano comienza con la experiencia sensible, que es posteriormente elaborada por el entendimiento. De esta manera, la percepción, la imaginación y la memoria tienen un rol fundamental en la formación del conocimiento. Su teoría del conocimiento implica una visión unificada del psiquismo humano, donde la inteligencia y la voluntad son facultades esenciales para la autodeterminación del sujeto (Gulley, 1964).

Desde el punto de vista moral y conductual, Aquino otorga una importancia fundamental a la virtud y al hábito como principios de ordenación de la psique. En contraste con el psicoanálisis freudiano, que enfatiza el conflicto interno entre instancias psíquicas irreconciliables, Santo Tomás sostiene que la persona humana puede alcanzar una integración armónica mediante la dirección racional de los apetitos sensibles y la adquisición de virtudes. La prudencia, como virtud intelectual, permite al individuo gobernar sus pasiones y orientarlas hacia el bien, evitando así los desórdenes que pueden derivar en patologías psíquicas (Lego, 2021).

En el contexto contemporáneo, el pensamiento de Santo Tomás sigue teniendo relevancia en la discusión sobre la relación entre razón y afectividad. Las teorías modernas de la psicología positiva y de la inteligencia emocional han retomado, aunque de manera secularizada, la idea de que el desarrollo de virtudes como la fortaleza y la templanza tienen un impacto decisivo en la salud mental y el bienestar de la persona. La visión tomista del ser humano como un ser racional y libre que alcanza su plenitud en la virtud puede ofrecer un marco de referencia útil para una psicología integradora que no reduzca la persona a sus instintos ni la fragmente en dimensiones inconexas (Echavarría, 2004).

En conclusión, el aporte de Santo Tomás de Aquino a la psicología radica en su concepción del alma humana como principio de vida y conocimiento, en su teoría de la unidad sustancial del ser humano y en su comprensión de la moralidad como un factor esencial para el equilibrio psíquico (De Los Bueis, 2024). Aunque la psicología contemporánea ha tomado caminos diversos, la propuesta tomista sigue siendo una referencia válida para comprender la complejidad del psiquismo humano desde una perspectiva integral y unificada.

Carlos Andrés Gómez Rodas, Doctor en Filosofía, Miembro de la Red Latinoamericana de Filosofía Medieval y de la Sociedad de Filosofía Medieval

Referencias

Andereggen, I. (1999). Santo Tomás de Aquino, psicólogo. Sapientia 54(205), 59-68.

Andereggen, I. (2005). Bases para una psicología cristiana. En AAVV. Bases para una psicología cristiana (pp. 10-26). Educa.

De Los Bueis Ordóñez, F. (2024). El trauma psicológico a la luz de Santo Tomás de Aquino. Dykinson.

Echavarría, M.F. (1999). La soberbia y la lujuria como patologías centrales de la psique según Alfred Adler y Santo Tomás de Aquino. En Andereggen, I. y Seligmann, Z. La psicología ante la gracia (pp. 41-157). Educa.

Echavarría, M.F. (2004). Ética y psicoterapia según Josef Pieper. Sapientia 59(216), 393-403.

Echavarría, M.F. (2024). De Aristóteles a Freud, y vuelta. Cor Iesu.

Gulley, R.A.D. (1964). The educational Philosophy of Saint Thomas Aquinas. Pageant Pres, Inc.

Irizar, L.B. (2011). Nociones fundamentales de metafísica aristotélico-tomista. San Pablo.

Lego, P.P. (2021). Virtudes infusas y normalidad psíquica según Santo Tomás de Aquino. En Lafuente Gil, M., Álvarez Segura, M. y Echavarría, M.F. Antropología cristiana y ciencias de la salud mental (pp. 283-292). Dykinson.

Real Academia Española. (2025). Psicoterapia. psicoterapia | Definición | Diccionario de la lengua española | RAE – ASALE.

Sanguineti, J.J. (1977). La filosofía de la ciencia según Santo Tomás. Ediciones Universidad de Navarra, S.A.

Wilde, G. (1959). El Psicoanálisis. Sentido de su Ideología. Balance de su Autoridad. Editorial Pio X.

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