EL MONOPOLIO DE LA PALABRA
Sin la palabra retrocedemos al nivel de simios. La evolución del hombre está ligada a la aparición del lenguaje y, su progreso, a la organización y desarrollo en su complejidad a la capacidad de comunicación simbólica. Aquellos campos en los cuales la dificultad para trasladar información a modelos capaces de estandarización y, por tanto, de manipulación han demostrado rezago respecto al resto. La persona apta para la lectura tiene que ser consciente de lo referido, de lo contrario, será comprensible la sospecha de ser un fraude dicha aptitud o, puesto de otra forma, estará en juicio la honestidad en el discurso y las convicciones, pues habrá convertido la palabra, con mucha posibilidad, en un simple instrumento manipulador.
Errores de concepto, ignorancia sobre temas, se pueden dar, pero no pueden ser achacadas a deficiencias del idioma o del lenguaje. Por ejemplo, A. Rodríguez ha recopilado algunas de las frases célebres del presidente Morales, quien decía al comentar sobre el origen de las desviaciones sexuales “cuando los hombres comen esos pollos, tienen desviaciones en su ser como hombres»; «Fidel no se ha enfermado, solo está en reparación», o sobre historia “los indígenas prefirieron autosuicidarse antes que ser esclavos de los españoles.» Muchos con frecuencia desconocen exactamente el alcance de sus aseveraciones, pero el remedio correcto para el disparate consiste en someterse a instrucción intensiva, buscar respaldo en la ciencia y la cultura, pero no prohibirles hablar.
Las polémicas en el MAS. Las expresiones políticas de algunos militantes y filo militantes hechas públicas a través de los medios y, en opinión de ellos, también internamente, da la impresión de haber quemado fusibles. Saltaron las chispas y, en un abrir y cerrar de ojos, salió la instrucción de “prohibido pensar”. Es decir, la cosa ha ido más lejos del prohibirles hablar, o de expresar opinión, sino, hasta el de prohibirles hacer uso de la facultad más distintiva del ser humano, el uso de la inteligencia, la que hiciera en R. Descartes formular “pienso, luego existo”.
Intolerancia en asuntos políticos, donde lo subjetivo es preponderante. El paso de los siglos decantó una propuesta de sistema como es la democracia, para justamente promover la cultura de la aceptación de los contrarios, de los distintos, de la construcción en conjunto, en comunidad, donde la “doxa” se impone, lo más alejado del dogma. Nada más antidemocrático que la intolerancia aparente de los principales conductores de la política oficial, “demócratas verticales”. Los masistas están recibiendo lo que aplaudían cuando se cometían todo tipo de excesos contra los opositores, como si fuera pecado el opinar distinto. Lo sienten, sufren ahora en carne propia por pretender, con sinceridad o en ejercicio de su opción a espacios de mayor influencia, “la reconducción del cambio.”
El MAS se ha desviado de las líneas fundacionales. ¿Derechos humanos? Siete años han sido suficientes para demostrar que nunca creyó seriamente en ello. La represión al extremo ha sido implacable, con métodos racistas, discriminadores, colonialistas, y hasta de tinte imperial. ¿Por qué los mineros asalariados y hasta cooperativistas se han alejado y los acercamientos se dan solo en el plano de los intereses económicos? La guerra de no tan baja intensidad la aprovechan en lugar de buscar puntos de consenso. Diálogo permanente y urgente debería ser la consigna. El silencio cómplice, atizando la división de las dirigencias, distanciándoles de sus bases; el eficiente “divide y vencerás”.
Indígenas retroceden décadas en su organización y, frente a la digna postura por “Tierra y territorio”, ahí están alabando al caudillo por un tanque de 2.300 litros de agua, olvidando humillaciones, apaleos, bloqueos a su circulación y comunicación. ¿Qué no hicieron? Reconocimiento a derechos constitucionales, Consulta previa informada oportuna y de buena fe antes de explotar o afectar recursos en territorio indígena; avasallados por “el neo indígena”, intercultural, cocalero al servicio de la nueva burguesía plurinacional.
Donde ponen el pie no crece la hierba, Atila del siglo XXI. Destruyendo la institucionalidad tan difícilmente construida; se doblegan o hacemos paralelas, es la consigna. Habrá que reconstruir el país, no solamente reconducir el proceso. Lo advertido por la crítica y por algunos opositores en su momento. Es el país el que naufraga cuando tenía todas las posibilidades de dar un salto económico y social cualitativo, por los mejores precios en su historia de productos tradicionales y no tradicionales de exportación. Bonanza económica acompañada de paz, de entendimiento político. Pero se eligió la confrontación, a cualquier precio. Y aquí están los resultados, siete años perdidos.
Desde julio 2011 los precios de las principales exportaciones (minerales y productos agropecuarios) siguen una tendencia a la baja o se han estancado. Las expropiaciones, las mal llamadas nacionalizaciones, están pagando el precio político en credibilidad, en confianza internacional. Falta todavía saber cuánto van a costar en millones de dólares. Los síntomas de inquietud y de paciencia de los acreedores dan signos de estar acabándose: Petrobras con la guadaña, los españoles se quejan públicamente, otros tienen bien instaladas sus demandas ante tribunales externos. Mientras que el gobierno ventila afanosamente convenios de venta con Cuba por un millón de dólares, sí, 1 MD (y está por verse); reafirma sociedad con PDVSA que no tiene un quinto, ni para capital operativo, y se aísla de los socios naturales que conforman el poderoso bloque del Pacífico.
Prohibido prohibir, y menos, prohibir pensar. Los cuestionamientos al destino de los 95.000 MD recibidos del 2006 al 2012 están bien fundamentados; el “Evo cumple” espera respuestas, al igual que la habilitación a la re reelección del presi y vice que todavía continúa abierta. Nadie tiene el monopolio de la palabra.