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Clase Turista

A fines del 2012, una nota periodística del diario español ABC, describió gratamente, que el primer ministro de Finlandia, Jiri Katainen, aterrizó en Madrid para almorzar con el Mandatario español en un vuelo comercial.

El tema central de su agenda fue analizar la crisis del euro. Sin embargo, al no tener avión oficial, voló en un asiento de Finnair, después de que su administración le adquiriera un billete en clase Turista. El regreso fue distinto, dice la nota, repitió “clase economy” pero volvió en KLM, lo que le obligó hacer escala en Ámsterdam, añadiendo así casi dos horas de viaje y esperando como cualquier mortal, ¡sentado en un aeropuerto!

En Finlandia no hay aviones oficiales –sostuvo el matutino español- Katainen sólo utiliza aeronave privada cuando es muy difícil otra vía. Además, el artículo relata otros ejemplos dignos de admirar, por ejemplo, que para desplazarse dentro de su país, nuestro personaje emplea el transporte público porque considera, él y el resto de la clase política finlandesa, que es muy importante estar cerca de la gente.

Consultado por periodistas, el Mandatario comentó que no se trata de medidas de austeridad ante la crisis, ni de una nueva moda, sino, que es la manera habitual de hacer las cosas en Finlandia. Para los que no conozcan, hablar de Finlandia es tratar sobre una economía altamente industrializada y de alto desarrollo tecnológico, que lo colocan entre los diez países más competitivos del mundo y con mayores beneficios sociales, ubicándolo así entre los 20 países con mejores indicadores en salud, educación y consumo de energía.

El proceso de desarrollo de este país desde la década de los 90, fue tal -que de acuerdo al FMI- se ubica entre los 20 países más ricos del mundo por renta per cápita, alrededor de 40.000 dólares por habitante.

LO QUE SUCEDE EN BOLIVIA

El mismo ranking del FMI ubica a Bolivia 95 “peldaños” debajo de Finlandia, pues nuestro PIB per cápita es 16 veces menor que el finés, así estamos.

Son odiosas las comparaciones. Pero es buena mirar más allá de nuestras narices y ver lo bien o mal que estamos haciendo, mucho más en gestión pública. Las diferencias de una sociedad avanzada, que define claramente el estilo de gasto estatal, priorizando la inversión pública sobre el expendio burocrático y obviando el derroche.

clase turista evo

En Bolivia, las cosas son diferentes. Tremendo avión para uso y abuso presidencial, que costó casi 40 millones de dólares y demanda por hora de vuelo un gasto de 1.900 dólares.

Más allá del incidente sufrido por Evo Morales a su retorno de Rusia, cuánto costó el afán de peregrinar por cielos europeos, sin contar los tantos viajes injustificados a Cuba, Venezuela y otros tantos destinos. Hoy debemos agregar otro montón de millones de dólares en otros cuatro aviones que para los expertos no se trata de nada más que naves de lujo.

Grave contradicción, pues a pesar de que el decreto que aprueba esta compra de aviones usados -¿qué dirá René Joaquino?- indica que son para que la FAB cumpla misiones constitucionales; dichos especialistas comentan que este tipo de aviones están imposibilitados, por sus características, de realizar acciones militares o de búsqueda. Al final, los caprichitos de nuestras autoridades se impondrán en un país de riqueza natural, cultural, gastronómica, folklórico pero de miserables tentaciones de nuestra clase política gobernante.

Todo indica que éste es un resultado propio de nuestra idiosincrasia. Llega dinero como nunca antes y no sabemos qué hacer con él.

Al final, hay que reconocer algo, al fin podremos ganarle en algún indicador a Finlandia, pues tendremos un mayor índice de aviones gubernamentales de lujo per cápita.

(02082013)

Fuente: Blog del OZZO

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