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Carta desde Caracas

Álvaro Casal

Uno se pregunta cómo viven realmente la “revolución” bolivariana quienes tras un deslumbramiento inicial han llegado a ver el revés de su trama. Es por lo tanto interesante el testimonio de gente como el artista venezolano-uruguayo Germán Cabrera. Veamos párrafos de un texto que desde Caracas nos ha hecho llegar:

“Para quienes, en el remoto pasado de los 70, fuimos militantes convencidos de la extrema izquierda latinoamericana y, tras un largo y duro proceso autocrítico e introspectivo, nos situamos en el espacio de la centroizquierda democrática, la experiencia de vivir nuestra madurez bajo el yugo de una autodenominada Revolución es doblemente dolorosa.”

“Dolorosa porque, en la atomización y destrucción de este hermosísimo país, a causa de los desatinos y atropellos del gobierno, vemos retratado algo de nuestro pasado. Dolorosa otra vez, porque sentimos traicionados los principios por los que tanta gente ofrendó su vida. Si bien es cierto que la entrega de nuestro pellejo a la causa revolucionaria fue motivada por el romanticismo, la inmadurez, la ignorancia de la historia y la política, también lo fue por un honesto amor a la justicia, a la libertad y al respeto del ser humano.”

“Lamentablemente esas últimas cualidades resultaban contaminadas por el radicalismo comunista, maoísta, guevarista o anarquista según fuese el caso, que las transformaba en verdad absoluta negadora de la diversidad de ideas que expeditamente eran descalificadas con adjetivos tales como reaccionarias, fascistas o reformistas. Nos considerábamos puros, iluminados y acertados.”

“En base a esos valores expresábamos solidaridad automática con cualquier gobierno, grupo humano o movimiento político que los esgrimiese como bandera. Como si el mero hecho de enunciar una intención, asegurase la honestidad del enunciante y el éxito en el logro de una sociedad justa. Así caímos bajo la seducción de la Revolución Cubana, a la que considerábamos epicentro de la pureza, y de sus líderes, imaginados (y a través de la imaginación asumidos) como adalides inmaculados de la libertad y la justicia. Así también defendimos airados a cualquier grupúsculo que se declarase antiimperialista, como si el mero hecho de declararlo vacunase al declarante contra todo error, abuso o crimen.”

“Lamentablemente, grandes sectores de la izquierda latinoamericana siguen razonando y actuando de la misma manera, prestándose al juego perverso de asumir como real la farsa justiciera de la Revolución Bolivariana.Y ese juego es aún más perverso en la política interna de Venezuela. Porque escudado tras La Verdad Absoluta del Socialismo del Siglo XXI y auto justificado por la pureza revolucionaria, el régimen se otorga patente de corso para todo tipo de abusos. Cualquier descalificación obscena, cualquier insulto, cualquier agresión física, cualquier componenda leguleya entre los Poderes sumisos del Estado, es utilizado con el objeto de inmovilizar al liderazgo opositor. Para colmo, a través de su monstruoso aparato de propaganda, tiene el descaro goebbeliano de culpar a los sectores democráticos, del naufragio económico y social que sufre el país.”

Todo digno de una novela de George Orwell. Sin embargo, no es ficción sino un régimen con el cual se abrazan figuras del gobierno uruguayo actual.

El País. Montevideo. Martes 10 de septiembre de 2013

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