El caradura Marcelo Sosa
El exfiscal del complot terrorismo-separatismo escapó a Brasil donde pidió asilo político pues en Bolivia no tendría “garantía de debido proceso”. Nadie mejor que él para saberlo, si desde hace 5 años se les niega a los imputados de aquel complot para ‘aplastar’ a autonomistas del Oriente. Dejó carta compungida porque se siente víctima del poder político al que sirvió con devoción de súbdito. Se fugó como premonitoriamente previó la senadora Carmen Eva González, su acusadora por los casos de extorsión en aquel juicio-sainete, con grabaciones autenticadas de su voz.
Y se fugó por negligencia-anuencia del Fiscal General, del Ministerio de Gobierno e instancias políticas y jurídicas, que durante 5 años lo apañaron con vehemencia desde los máximos niveles del régimen que preside Evo Morales. Tuvo Sosa licencia para matar, con balas y también con guillotinas judiciales armadas por el Vice, su hermano Raúl, Carlos Nuñez del Prado, Norberto Clavijo y otros ‘mal bichos’ de la estructura represiva interna y sus asesores externos.
Así se politizó la justicia y se judicializó la política contra los opositores. El operativo, con un saldo de tres muertos en el Hotel las Américas, el fatídico 16 de abril de 2009, tuvo como objetivo callar al cabecilla mercenario, el húngaro-boliviano Eduardo Rózsa. Este fue contactado por personeros del gobierno en España, para engatusar a los cruceños y armar una guerrilla. Ese era el pretexto para ‘aplastarlos’. La ejecución fue extrajudicial arbitraria y sumaria, se produjo sin presencia de Fiscal, pero con servidores públicos que tuvieron parte en el homicidio como autores materiales y cómplices, mientras las víctimas asesinadas estaban indefensas. Mataron a Rózsa para que no se sepa la verdad, que se supo más temprano que tarde.
Los lamentos de Sosa en carta pública son de un cinismo repulsivo. Denuncia en ella una estructura represiva impune, pero conociéndola bien, abrió juicio contra 39 personas sin prueba alguna. Siguiendo la orden de sus mandantes, metió presos a 9 inocentes, mientras el resto se acogieron al exilio. Luchaban por la autonomía y no para crear una nueva nación, como sí quería el ‘Vice’ -la nación aymara- en sus confesos intentos nacionalistas-separatistas, de los ’80.
Sosa se fugó como el vulgar delincuente que es. Pero el sainete judicial contra los 9 encarcelados y el resto de exiliados sigue. Mientras el autócrata Morales viola los derechos de esas personas, exigimos archivo de obrados por falsas e inconsistentes pruebas. ¡Basta ya de la impunidad centralista de Morales y sus hombres!