ADECUADA DESACELERACION DE LA ECONOMIA BOLIVIANA
Durante el año 2013 la economía boliviana presentó una sorprendente tasa de crecimiento de la economía. Un 6,8 por ciento, la más alta en treinta ocho años. En 1974 la economía había crecido a una tasa del 7,3 por ciento. El año 2013 la tasa de inflación medida por el comportamiento del PIB cerró con un incremento del 6,5 por ciento, la cuarta más alta de Sudamérica, indicio de sobrecalentamiento de la economía.
Para el año 2014 el gobierno pronosticó una tasa de crecimiento anual del PIB del 5,7 por ciento con una tasa de inflación del 5,5 por ciento. Con datos procesados por el Instituto Nacional de Estadística, se observa que para el primer semestre del año la tasa anual cayó al 6 por ciento y al 5,8 por ciento hasta agosto. CEPAL proyectó para Bolivia un crecimiento del 5,5 por ciento, pero el Fondo Monetario Internacional, en su reciente informe correspondiente al mes de octubre, estima un crecimiento del 5,2 por ciento, cuando para América Latina se estima un crecimiento de sólo el 1,1 por ciento.
El elevado crecimiento de la economía durante el año 2013 encuentra, en gran medida, su explicación en el elevado gasto público que realizó el gobierno, con un 21 por ciento más en relación con el año 2012. Si bien redujo el ritmo durante el año 2014, con un estimado anual del orden del 18 por ciento, continua siendo elevado, aunque la tasa de inflación anual que se tiene hasta el mes de octubre está en el orden del 3,6 por ciento y es posible que cierre el año con un 4,5 por ciento, por debajo, en buena hora, a lo esperado por el gobierno
El crecimiento de la economía boliviana durante estos últimos nueve años se explica por tres razones fundamentales: Altas exportaciones, altas importaciones y alto gasto público. Aun más llamativo es el comportamiento de la inversión pública. Mientras en el periodo 1999-2005 anualmente, en promedio, se invertían 581 millones de dólares, durante los dos gobiernos del Presidente Morales se subió a un promedio cercano a los 2,000 millones de dólares. Y esto fue posible porque el gobierno como nunca dispuso de elevados ingresos fiscales provenientes de la renta petrolera. Para el año 2015 está presupuestando efectuar una inversión pública de ¡6,179 millones de dólares!
De manera inédita el país pasó de ser un país crónicamente deficitario en sus relaciones comerciales con el mundo a una situación superavitaria. Esta es la principal explicación para otro hecho, también inédito en la economía boliviana, como son las elevadas reservas internacionales. En la región es el país que más reservas tiene si se relaciona con el producto.
Este contexto fue acompañado por un periodo de clara alza de los precios de los commodities seguida por otro ya de declinación. Los precios de las materias primas tuvieron una expansión hasta el año 2011, pero a partir del año siguiente comenzó su declive. A esto se denomina la conclusión del “gran ciclo alcista de las materias primas”. Sin embargo, el país siguió su sendero de crecimiento.
El año que está por concluir se ha caracterizado por una continua caída de los precios de las materias primas. Hasta fines del mes de noviembre el precio de los minerales estaba por debajo al promedio prevaleciente el año 2013. El petróleo, también cayó, de un promedio de $us. 98 bbl (WTI) en 2013 cae a 84 para octubre de este año y siguió cayendo en el mes de noviembre, hasta ubicarse en 76. En lo que se refiere a la soya se tiene el siguiente panorama: Para el año 2013 alcanzó el precio más alto, en promedio $us. 672/mt. Cae a $us. 447 en Noviembre de este año.
El escenario que se ve venir es uno en que el valor de las exportaciones caerá principalmente por la caída del precio del gas. Esto se traducirá en una disminución de los ingresos fiscales que debería llevar a una reducción también de los gastos fiscales. Si el ambiente de negocios privados en el país se mantiene positivo, se podría sostener una tasa de crecimiento del orden del 5 por ciento anual, que se la debe calificar de muy buena. Inadecuadamente el gobierno está buscando una tasa de crecimiento del 5,9 por ciento, impulsando el gasto fiscal, sin percatarse que la tasa de crecimiento adecuada y sostenida puede estar en el orden del 5 por ciento, no más. Esto será posible si se conserva el crecimiento de las importaciones, lo cual puede ser posible, aunque caigan las exportaciones, porque se tienen reservas internacionales, las cuales deben ser utilizadas, pero con prudencia.