ArtículosIniciosemana del 12 de ENERO al 18 de ENEROSusana Seleme Antelo

El pasado en el presente

Los asesinaron hace 34 años, el 15 de enero de 1981. Sin embargo, sus vidas perduran en este mundo  violento, hostil  y cargado de odios entonces como hoy. Era la mayoría de la Dirección Nacional del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR): Arcil Menacho, Jorge Valdivieso, José Reyes, Ramiro Velasco, Ricardo Navarro, Artemio Camargo, José Luis Suárez y Gonzalo Barrón.

Ellos, junto a Gloria Ardaya, analizaban medidas para enfrentar la dictadura. Sobrevivió Gloria, pero vio toda la masacre, es decir murió tantas veces como cada uno de sus 8 compañeros.  Sobrevivió porque no era su hora de morir, sino sobrevivir  para contar el crimen y desmentir a los asesinos que -como siempre- achacaron las muertes a un ‘enfrentamiento’ que no hubo.

Fue un asalto brutal al derecho a la vida y a la convivencia entre diferentes, común a todas las intolerancias asesinas, alimentadas por una irracional sed de venganzas, rencores ideológicos personales y colectivos, o de cualquier signo y pelaje. Otros odios actuales matan por sinrazones fundamentalistas religiosas, étnicas y políticas, como los últimos en Paris, en otras partes de Europa, África y Oriente Próximo, como si la muerte matase ideas y compromisos libertarios de origen democrático. En la Bolivia actual, los odios y venganzas responden a la autocracia civil que comanda el jefe del régimen Evo Morales, su ‘Vice’ y otros. Todos aúpan una dictadura disfrazada de democracia, apoyada por clientes militares y militaristas sin reparos, con saldo de muertos, presos, perseguidos y exiliados políticos.

A 34 años, la distancia no borra el dolor que produjo la muerte de nuestros compañeros, pletóricos de vida y ganas de libertad, justicia, progreso y paz para su patria. Como un deber de la memoria para con ellos y sus familias, con la historia y la conciencia democrática de Bolivia, tan mezquina, cada 15 de enero, ese pasado de luto está presente. El deber de la memoria lo proyecta sobre el presente para arropar también a Gloria Ardaya, militante, compañera, mujer y madre íntegras, quien vivió-sufrió la masacre y la tortura física y sicológica después. A pesar de ese tormento,  aun soporta las calumnias de otros sobrevivientes de aquella dirección del MIR, ausentes en esa reunión,  hoy funcionarios y ex aliados del régimen, a las que se suman algunos bellacos. Es cierto que al régimen de Morales y compañía no les importa, mientras  usufructúan de la democracia que reconquistaron otros, algunos muertos, pero vivos en el recuerdo de quienes les sobrevivimos.

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