ArtículosIniciosemana del 8 de JUNIO al 14 de JUNIOWinston Estremadoiro

Me retracto, me retracto, señor Canciller

El hombre propone, Dios dispone, pensé. Aunque para agradarle, señor Canciller, debería decir que es la Pachamama que da la contra a propósitos de humildes mortales. Por ejemplo, cavilaba que tenía listo mi artículo de la semana, lo que me daría 10 preciosos días para enfrascarme en una novela de nunca acabar; entonces me vino tembladera de juicios por difamación, injurias, racismo y discriminación: ahora tendré que urdir seudónimos a personajes para no pasar mi vejez de juzgado en juzgado, como Bakovic.

Porque me anoticié de una carta firmada por usted, señor Canciller. Me sindicaba del sueño y la soltura por un ‘barlamento’ mío en Correo del Sur del 24 de abril de 2013. Amenazaba “acciones legales previstas en la referida Ley de Imprenta y/o acudir a la vía penal por el delito de Difusión y (sic) Incitación al Racismo o a la Discriminación previsto en el Artículo 281 sepias” (¿?) “del Código Penal”. ¡Jesús, María y José! Ni siquiera fui yo el que recibió su carta, señor Canciller. Me enteré de ella leyendo su transcripción el 21 de mayo de 2015, junto a una puntualización de que dicho órgano de prensa no es responsable de las opiniones de sus columnistas. “Yahora”, pensé, “¿quién podrá defenderme?”, porque el Chapulín Colorado ya murió, le cuento, señor Canciller.

Me retracto, me retracto, señor Canciller. No teniendo claro que parte me haría pasible a semejante penuria, revisé punto por punto el supuestamente ofensivo artículo. Escarbé qué palabra, párrafo u oculto sentido, pudiese haberle injuriado. Como en la mayoría de mis ‘barlamentos’, comenté noticias en la nota; soy pulcro al extremo de ser caduco, así que conservo la prensa escrita a la que me refiero.

Me retracto, señor Canciller. No tildaron de “robo del siglo” a los negociados del Fondo Indígena Originario Campesino (Fondioc), ni es censurable que ‘originarios’ roben a indígenas. Mi regla de tres estaba errada: no se esfumaron 71 millones de bolivianos en 154 proyectos revisados; en 1100 proyectos que se presentaron no daría para esperar que el buraco dejado por laboriosos originarios alcanzase a 72 millones de dólares.

Me retracto, señor Canciller. El Día de la Tierra pasado se respiraba aire límpido. El culpable de la contaminación no es el hombre: quizá son de Marte, ahorita que en la radio canta Tatiana “los marcianos llegaron ya, y llegaron bailando rica chá”, que en el verano de mi vida la cantaba un chistoso “Resortes”.

Me retracto, señor Canciller. No es cierto que usted sea el ideólogo del Vivir Bien. Tampoco que suya sea la brillante noción del sexo entre las piedras y las virtudes de la coca para lactancia y desayuno escolar. No es cierto que el socialismo busque satisfacer necesidades humanas y que para el capitalismo lo más importante sea el dinero y la plusvalía.

Me retracto, señor Canciller. Ni el ‘strip tease’ de polleras ni los avisos de cholitas ‘apretitas’ han tocado a “la reserva moral” de la sociedad que son las damas de pollera, todas ‘ñustas’ vírgenes del Sol que no tienen ni siquiera malos pensamientos. Son inocentes palomitas las sindicadas de avivarse depositando fondos estatales en sus propias cuentas bancarias; quizá pensaron que la caridad empieza por casa y que sigan comiendo papa o yuca los pobres indígenas beneficiarios de proyectos.

Me retracto, señor Canciller. Que podría saber yo, un mestizo oriundo de un pueblo beniano, de los principios ético-morales del “suma qamaña”, “ñandereko”, “qhapaj ñan”, “teko kavi”, “ivi maraei”. Mientras tanto, señor Canciller, las sindicadas por corrupción del Fondioc, deberían someterse al “ama suwa” (no seas ladrón), hasta que las leyes aplicadas por jueces probos evidencien si hubo peculado o no.

Me ratifico, señor Canciller. Los principios ético-morales son teóricos y no todos ajustan su vida a practicarlos, sean mestizos, originarios, campesinos, indígenas, blancoides, negroides, mongoloides o ‘extranjeroides’. La realidad es otra. Pocos hacen caso a eso de “no tener ni mucho ni poco, sino lo necesario” de la “norma fundamentadora (sic) del ordenamiento jurídico boliviano” como es el Vivir Bien, según dice su carta.

Tales contrasentidos –el abismo entre las normas y su práctica- orientan algunos de mis variados comentarios sobre la realidad nacional. También se observan en principios universales, como la libertad de expresión, en que la norma y su práctica están acosadas por el abuso del poder político.

NOTA:
Sobre el ironico tenor del articulo, busque antecedentes en Correo del Sur de 24 de abril de 2015 en mi articulo «El Vivir Bien es una falsedad», y la carta del Canciller Choquehuanca a Correo del Sur, el 21 de mayo de 2015, pidiendo retractacion.

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