¿Qué pachó, Pacho?
Mal regalo a la patria en sus 190 años de vida, pero no puedo eludir que estos fastos son también ocasión de sopesar la situación de Bolivia en el año 2015, lejos de suplementos, fascículos e informes pagados de propaganda que abundan en tales feriados. Tomo como punto de partida la frase de nuestro amado líder y gran timonel: Evo Morales. Dijo: “estaremos mejor que Suiza en diez, quince o veinte años”. Quizá subrayó sus palabras con el dedito doctoral populista que le ha prodigado más de 20 diplomas de doctorhonoris causa de universidades adulonas.
No sé si hay conspiración del ‘imperio’ de por medio, o es que soy uno de pocos reaccionarios que rezonga por ahí, según el Sancho Panza neuronal del Pachacuti. Tal vez soy inmune todavía a la vacuna populista que prende en la mayoría ignorante, y con refuerzo de procesos judiciales, prebendas y contratos parece haber reducido a tizones anémicos a los sectores esclarecidos.
Por eso me chocó la noticia de que Bolivia ocupa los últimos lugares del continente en educación y salud. Lo asevera el último Informe sobre Competitividad Global del Foro Económico Mundial, en base a datos de 24 países de América Latina y el Caribe. El Informe habla de la inscripción escolar en el ciclo básico, donde estamos a la zaga, pero ‘adelantitos’ en la cola, de Paraguay, Guyana y Haití, flaco consuelo. Algo similar debe pasar con el ciclo secundario, donde estamos a 6 puestos de la cola, esto sin mencionar la calidad de la educación. En las universidades, si bien el país está más alto, 14 entre 24 de América Latina y el Caribe, habría que preguntarse si la formación universitaria se adecúa a urgencias de Bolivia. Si los educados en instituciones privadas solo tienen futuro en países más progresistas, se les hace el favor, oneroso para los bolivianos, de engrosar sus sectores bien formados. A la luz del conflicto de la UMSS, donde empataron rectores y ‘trostkos’ y devaluaron a catedráticos, ¿no son tácticas de guerrilla urbana lo que mejor aprenden en las universidades públicas?
El sector salud da pena. Pese a haber menos bebés muertos que en años anteriores, 32 muertitos por mil nacidos nos ponen delante de Haití, pero en la zaga del resto de nuestra parte del mundo. ¿Por qué estamos atrás de todos en lo que tuberculosis se refiere? Jamaica, Costa Rica y Chile están al frente de las 24 naciones, con 16 casos de esa enfermedad; mientras que Bolivia solo aventaja a Haití con sus 136 tísicos por cada 1.000 habitantes. Ni hablar de otras enfermedades, porque si la tuberculosis tiene que ver con la nutrición, imaginen el Chagas propagado por vinchucas alojadas en paupérrimas chozas. Dice la Organización Mundial de la Salud (OMS) que la salud está influida en 80 por ciento de causas de males, por factores ajenos al sistema de salud: la calidad de la vivienda, el medio ambiente, la educación, la nutrición en los primeros mil días de vida, el agua potable y la tecnología sanitaria mejorada.
Fue también chocante el titular de que Venezuela y Bolivia tienen la peor alimentación de la región. Recordé a una venezolana alardeando de que su país importaba agua francesa de Perrier, mientras que en el mío bebíamos agua nacional La Cabaña o Viscachani. Eran tiempos cuando Hugo Chávez se rifaba 70.000 millones de dólares anuales en ingresos petroleros; en Bolivia la regional de la Coca Cola no sacó todavía su agua potable, pero ya estaban expulsando del país a la hamburguesería McDonald. Hoy, las noticias de la patria del Libertador están plagadas de asaltos a supermercados, mientras los fastos patrios alardean de cultivos que no ayudan a nutrir mejor a los bolivianos: quinua, amaranto, chía, cañahua, tarwi. Vaticino que otros países se apropiarán de ellos. Es la pobreza apareada con la desigualdad, malditas sean, en un país cuyo gobernante presume de superar a Suiza, y lo peor es que muchos le creen.
Porque eso de estar mejor que Suiza fue en el año 2007, o sea que faltan dos años para el primer tranco, y nada. ¿El año 2022 comeremos queso como el gruyere suizo? Lo dudo. Habrá pasado con pompa y sonaja el Bicentenario de Bolivia y dos años más tarde, en 2027, tal vez sigamos con Evo Presidente, pero más cerca de Haití que del país helvético. Cómo no, si ya proponen hacerle mandamás vitalicio. Un poco más y estaría como Fidel Castro, del cual Evo asevero que “está en reparación” y que “va a vivir 80 años más”.
Suiza es mucho más que chocolates, quesos y relojes. Sin recursos naturales como los nuestros, es potencia naval mercante, líder en productos electrónicos, industria química y de alimentos, y servicios médicos. Más que nada, sus habitantes y gobernantes respetan la ley, no evaden impuestos, y ejercen sus derechos ciudadanos sin bloquear caminos ni destruir bienes públicos. En suma, respetan el bien común.
En su libro sobre la estupidez mundial, Fabián Giles cita a Marx: “La peor pesadilla de cualquier sociedad es que los ignorantes y los estúpidos lleguen al poder”. Más que estúpidos, yo diría que corruptos, porque vivillos son y el populismo siembra nabos en las espaldas populares. Y lo más preocupante, decía Martin Luther King, “no es la perversidad de los malos, sino la indiferencia de los buenos”.