LA ALIANZA DEL PACÍFICO
Hace mucho tiempo que se viene advirtiendo al gobierno nacional de la importancia de despojarse de tanto dogma inútil, separarse un poco de la alicaída ALBA o abandonarla, y mirar hacia el vecindario más próximo, donde están nuestros verdaderos intereses económicos. Habiendo desdeñado a la reducida Comunidad Andina porque Perú y Colombia se inclinaban por firmar tratados de libre comercio con EE.UU. y la Unión Europea, Bolivia se ha venido empeñando, desde comienzos del milenio, en su ingreso como miembro pleno al MERCOSUR.
Una vez que la incorporación de Bolivia es un hecho, resulta que el MERCOSUR da señales de agotamiento y decepción. El organismo de integración no ha alcanzado los resultados esperados, aun habiéndose asociado Venezuela. Pero la situación va más allá, porque Argentina ve con muy buenos ojos formar parte de la Alianza del Pacífico, lo que también podría suceder con el Brasil, ahora gobernado temporalmente por un liberal como Temer.
Siempre hemos criticado que Bolivia, que permanentemente reclama su presencia en el Pacífico, haya optado por integrarse con el Caribe, a través del ALBA. Es un sinsentido enorme. En vez de estar con Perú, Chile, Colombia y México, prefirió a Venezuela, Cuba, Nicaragua, y las islas caribeñas angloparlantes, además de Ecuador. Todo se hizo por un afán político, pero la política, cuando no coincide con la economía, suele producir peligrosos resultados.
No sólo que Bolivia no se integró a la Alianza del Pacífico, aunque fuera como observadora en un primer momento, sino que, sin otro motivo que no fuera provocar, arremetió contra la agrupación acusándola de capitalista, neoliberal, y de estar al servicio del imperialismo estadounidense, anatema para los bolivianos. La misma cantaleta de siempre, sin la menor originalidad, que a los compatriotas ya no nos produce el menor efecto, que no sea preocupación y lástima.
La próxima semana se llevará a cabo en Puerto Varas, Chile, la IX Cumbre de la Alianza del Pacífico, donde se reunirán los presidentes de Chile, Perú, Colombia, México, y el primer mandatario argentino Mauricio Macri. Habrá, además, observadores de 49 naciones y ha sido invitado el presidente electo peruano, Pedro Pablo Kuczynski. Mientras en Bolivia el Gobierno esté pendiente de la rodilla de S.E., de su himno, del «segundo tiempo», y de la señora Zapata, además de la sobrevivencia fantasmal de Maduro, puede que el Mercosur comience a desmembrarse en favor de la Alianza, dándole una bienvenida con olor a funeral a nuestro país.
Hemos armado un gran alboroto, mostrando como un éxito diplomático extraordinario, la presencia de Bolivia como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Está muy bien haber accedido a un lugar donde hablan las cinco grandes potencias mundiales, es muy importante, pero es la tercera vez que nuestro país está en ese Consejo, y habrá una cuarta y una quinta vez, sin mayor barahúnda. En Bolivia se nos ha hecho costumbre magnificar lo que no es novedad, lo que tiene que llegar por gravitación, y se lo acepta porque simplemente somos ignorantes en materia internacional. En todo caso, más nos valdría estar en Puerto Varas, hablando de nuestra integración futura con el Pacífico.
La Alianza del Pacífico está en marcha, entre naciones serias, que quieren asociarse comercialmente para aprovechar los grandes mercados que ofrece una región de dimensiones descomunales. Bueno sería que el señor Choquehuanca (sigue diciendo que la diplomacia no es su tema luego de diez años como canciller) le hablara algo de esto a S.E. ahora que lo puede encontrar, relativamente tranquilo, recuperándose en su cama.