ArtículosInicioMarcelo Ostria Trigo

Don Walter Montenegro, escritor y diplomático

Hace 105 años, el 2 de febrero de 1912, nacía en Cochabamba don Walter Montenegro Soria. Quizá no se ha difundido suficientemente su fecunda trayectoria como periodista, ensayista y diplomático. Pero los que lo conocimos, como testigos de excepción, podemos dar fe de su valía y de la huella que dejó en varias generaciones de diplomáticos, algunos desaparecidos, otros dispersos y, los más, fuera de la función pública.

Don Walter –así lo llamábamos– fue de esa estirpe de personas que creía que Bolivia, alguna vez, se erigirá como una nación democrática, respetuosa de las leyes y, por ello, próspera. Recuerdo aún las anécdotas que nos contaba y que nos marcaron profundamente, junto a sus experiencias de vida, como el trabajo de la traducción de El viejo y el mar, una de las últimas obras del celebrado escritor estadounidense Ernest Hemingway; que fue publicada en la revista Life en español. También nos fascinaba cuando contaba las agudas conversaciones que tuvo con don Roberto Prudencio y las dificultades que se levantan usualmente contra los que no trabajan por un ideal.

Don Walter fue un prolífico autor que cultivó diferentes géneros literarios, entre ellos el humorismo. Todavía se recuerda su celebrada columna Mirador, por Buenavista. Se debe añadir, asimismo, los Once cuentos y los últimos, y su libro sobre el pensamiento político, publicado por el Fondo Económico de México, que aún es obra de consulta para estudiantes y politólogos.

Particularmente, me viene a la memoria su obra Oportunidades perdidas. Es un libro corto, pero completo; describe cómo nuestro país y, ciertamente, Chile dejaron pasar tantas ocasiones propicias para lograr una solución mutuamente conveniente de la mediterraneidad a la que está confinada Bolivia. Es que él estaba convencido de que, desaparecido el problema marítimo boliviano, podía abrirse una nueva era de cooperación entre tres países del océano Pacífico: Chile, Perú y Bolivia, que se incorporaría nuevamente como país con litoral. Don Walter en dicha obra se refiere también a la frustrada negociación iniciada en Charaña en 1975, analizando con objetividad y sin lirismos, lo que no es frecuente cuando se trata de este importante asunto. A don Walter nada le arredraba para decir lo que pensaba, mostraba particular entereza y valentía. Ahora nos hace falta un Walter Montenegro, cuando se está en una nueva etapa en el largo empeño de retornar al mar.

Nos dejó en 1991, pero su recuerdo perdura en quienes lo conocimos y aprendimos mucho con él.

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